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1969 Words
La fría noche, el típico silencio, mismo escenario... Siempre tenía los mismos sueños, como una película que se reproducía en mi cabeza, pero lo más extraño de todo era que casi siempre los sueños eran incompletos, no entendía por qué esa mujer de rostro oculto me avisaba de algo, ninguno de mis sueños parecían tener sentido... En parte sí, como en parte no, trataba de buscarle alguna lógica pero era inútil. > Salí de mi ensimismamiento al escuchar el ruido de la alarma, me levanté afanosa y la apagué. -Ya son las 6:00 am, no tengo ánimos de nada, es como una maldición dormir más no poder descansar. - Manifesté en mi soliloquio. El cuerpo se me hacía pesado, y aún agotada me quedé dormida despierta observando una bonita caja metálica en mi pequeño escritorio. > Recapacité nuevamente y me dirigí hacia mi escritorio para abrir el regalo que Evans me había obsequiado, al destaparlo quedé maravillada, había un álbum de mi girlband favorita de metal Baby Metal junto con photocards de ellas y un teléfono más actualizado que el que tenía antes. > Cerré la caja, me levanté directo hacia el baño para cepillarme, mientras cepillaba mis dientes inoportunamente me llegó a la mente la vez que Evans casi me besa y me llené de coraje drenándola con un puño hacia la pared. -¡Carajo! Aún no puedo creer como casi... Casi... Menos mal que no pasó nada más. Espero que Evans haya olvidado eso, que incómodo. Luego de ducharme y haberme arreglado, me fuí hacia la cocina para preparar el desayuno, observé la sala y no había nadie, así que pensé que era el momento perfecto para entrar a la oficina de mi padre, por lo que con cuidado me dirigí hacia allí, intenté girar la manilla de la oficina pero recibí la sorpresa de que tenía seguro. > Me fuí nuevamente hacia la cocina fúrica por no poder haber entrado a la oficina y comencé a destapar una bolsa de cereales con el cuchillo para desayunarme, pero por no estar atenta me corté un dedo; mi reacción fué llorar, debido a tantas emociones colapsé manifestándolas en sollozos, pero intentaba llorar silenciosa para no llamar la atención de nadie. Al cabo de unos minutos, logré controlarme, me coloqué una vendita en el dedo y pude terminar de comerme los cereales, salí de mi casa y afortunadamente me conseguí con Charlie. -¡Rizitos!. - Exclamó Charlie abrazándome al verme. - ¿Que tienes por qué la cara tan larga? ¿pasó algo de nuevo en tu casa?. -Lo mismo de siempre... -Estás toda herida, arañada por un brazo... ¿Y qué te pasó en la mano? Dime que fué un accidente y no premeditado. -Todo eso, fueron accidentes... Pero las heridas externas son lo de menos. -¡Ay gatita!, aún así ten más cuidado... Sólo puedo decirte que no te desanimes, pronto el universo va a mover las piezas a tu favor, ya verás que sí... -Charlie, me siento como una mierda, me odio a mi misma, quiero cambiar pero no puedo, no me gusta ser así pero eso me fluye, por un momento estoy airada, al otro estoy llorando, por un momento me quiero morir, pero al otro pienso que puede haber una minúscula esperanza, pocas veces son las que río y gracias a que estás conmigo porque si no te tuviera a ti, créeme que ya fuera muerto. Me desahogué con Charlie, las palabras no me fluían bien debido al nudo en la garganta, intentaba hablar sin llorar ya que estábamos en la acera de la calle, aún así a Charlie no le importó y me abrazó para consolarme. -¡Ay gatita! Te entiendo perfectamenteme... Solo te sigo diciendo que no todo esta perdido, aún hay una esperanza.. Eres una gran chica en el fondo de tu corazón, sólo que los fuertes golpes de la vida te han vuelto así, pero habrá un momento en el que eso va a cambiar, estoy segura de eso. -Agradezco que seas mi amiga, lo único bueno que tengo en mi vida eres tú. - Respondí intentando contener las lágrimas. -No tienes que agradecer... Y Evans también se preocupa por ti. -¡Evans!, hablando de él, anoche estaba en el puente, fui para allá porque sabía que iría, es terco... Estaba mojándose en plena lluvia tuve que dejarle mi suéter favorito, y me dio un obsequio, pero pienso devolvérselo porque me puede pedir algo a cambio y no estoy segura... -¡Rayos! que lindo mi hermano, ¿te das cuenta lo que hace por ti? Está claro que te ama también. No le rechaces el regalo, ¿eres loca? Te lo dió especialmente, le va a doler si se lo rechazas. -Pero ya te dije, no se si pueda corresponderle. -Sólo escucha a tu corazón, confía, a veces pensar tanto las cosas termina afectándonos, no es una buena opción. -Es que lo veo como a mi amigo, como el amigo que siempre ha sido. -¿Sólo eso? ¿segura que no sientes algo más allá de una amistad?. -Claro. -¿Claro qué?. -¡Ya Charlie!. Ella comenzó a mirarme fijamente con una cara intimidante. -Siento que no estás segura de ti misma, aún te falta aprender a escuchar a tu corazón. -Bueno ya cupido...¡Vámonos a clases! No quiero llegar tarde nuevamente para que me avergüencen como ayer con "Trompa de burro". -¿Trompa de burro?. - Preguntó Charlie riendo. -Sí, la profesora Kristal de álgebra. -Te pasas. - Añadió en carcajadas. -Ella se pasa más. - Respondí contagiándome con su risa. -Ya pues, ahora sí vayámonos. Nos encaminamos hacia la preparatoria, en el camino íbamos hablando de cualquier cosa que nos llegara a la mente, pero en eso me di cuenta que la trenza de mi zapato se había soltado, por lo que me agaché para atarlas y Charlie sin haberse dado cuenta siguió caminando, al levantarme rápidamente y avanzar, choque con alguien. -¡Charlie pero no te atravieses!... -¿Charlie?. Soy Nick, ten más cuidado, no puedes caminar sin ver hacia el frente Señorita sin nombre. -¿Nick? ¡ah! ¡disculpa!... -¡Rizitos!. - Exclamó Charlie mientras se acercaba al verme con Nick. -¿Con que rizitos es tu apodo?. - Añadió sonriente. -Así le digo yo, nadie más le dice así. - Manifestó Charlie. -¡Oh! Tú eres Charlie ¿cierto?. -Así es. -Ya te había visto antes. -Afirmativo. -Bueno...Nick, ya debemos irnos. - Dije mientras avanzaba. -Espera un momento. -¿Eh?. Me detuve y voltee a verlo, él tomó el bolso que cargaba consigo, rápidamente sacó algo pequeño pero no pude ver lo que era, y acercándose hacia mí, me colocó un hermoso collar de plata con un dije de forma de media luna. -Un hermoso collar para una hermosa chica. - Me susurró al oído al colocármelo. -¡Uy que lindo!. - Exclamó Charlie dando pequeños brincos de alegría. Quedé anonadada. -Gra-gracias. -No hay de que...Mi Luna, nos vemos mañana donde acordamos. - Añadió sonriendo mientras despeinaba mi cabello para finalmente irse. -¡De acuerdo, adios!. > -¡Rizitos! ¡No puedo creer esto! ¡ese chico tan guapo te acaba de regalar ese hermoso collar! ¡le gustas!... Ay, ahora no se si apoyar a mi hermano o a Nick, ambos son un buen partido. > -¡Maldición!. - Exclamé irritada y confusa agachándome. -¿Que sucede Joyce? Recuerda que estamos en la calle...Deberias estar feliz, no me digas que no te gustó Nick, si no te gustó es el colmo, Nick parece un ángel. > -¿Joyce?. -Tiene unos lindos ojos color miel.. -Me alegra que por fin le veas algo lindo a un chico. -Pero... -Ya vienes con los peros. -Enserio Joyce, ese chico no me da buen presentimiento... Es lindo y todo pero... -Pero nada, mañana vas a encontrarte con él y punto. - Dijo Charlie tomando mi mano para levantarme. Me levanté sin decir nada. -¡Vayámonos que llegaremos tarde!. -¡Sí aguarda! Voy a sacar mi hoja para repasar lo último que es lo que olvido. - Respondí abriendo mi bolso mientras sacaba la hoja. Pero la brisa impetuosa arrastró mi hoja arrebatandomela de las manos, por lo que corrí detrás de la hoja para tomarla, pero cada vez que me acercaba hacia ella, la brisa la rodaba. -¡Cuidado Joycee!. Al voltear la mirada, el frente de un carro venía hacia mí a toda velocidad, pero el conductor giró rápidamente. -¡No andes en la calle como loca! ¡ten más cuidado niña!. Bajó la ventana del auto para verme, y en cuanto la ví, me llené de ira al percatarme que era la madre de la castrosa que el gran día de mi presentación en la Academia me hizo caer a propósito. -¿Estás bien?. - Preguntó la señora, al parecer no se acordaba de mí. No pude responder nada por la ira, yo si me acordaba perfectamente de ella, esa señora había conspirado contra mí, también había añadido que el trágico suceso de ese día había sido un accidente y no premeditado por parte de su hija. Como no respondí nada, bajaron la ventana trasera del auto, y reaccioné como yesquero en gasolina al ver a la castrosa de su hija. -Madre es obvio que está bien, ¡vámonos ya! ¡llegaremos tarde a la práctica!. -¡Hey tú mocosa! ¡Me imagino que disfrutaste del Gold Slipper! ¡Eh!. - Exclamé mientras me le acercaba airada. -¿Te conozco?. -Soy la chica a la que le arruinaste el gran día de su vida. -¡¿Jo-o-yce?! -Esa misma. La tomé de los cabellos halándoselos fuertemente para finalmente darle un puño en la nariz. -¡Déjame loca! ¡Suéltame! ¡¿qué te pasa?!. - Manifestó halándome de los cabellos también. -¡Suelta a mi hija o acelero!.- Exclamó la madre de Ashley. -¡Usted cállese sinvergüenza, debería darle pena tapar las vagabunderías de su hija!. - Grité aún fúrica golpeando a Ashley. -¡No te permito hablar así de mí ni de mi madre, enferma mental!. -¡Te odio!. -¡Señorita esas no son las maneras de solucionar las cosas!. - Añadió un hombre mientras me tomaba por la cintura tratando de alejarme de Ashley. -¡Suélteme!.- Exclamé tratando de soltarme de él. Estaba luchando por soltarme del hombre y a la vez queriendo seguir golpeando a Ashley, pero me detuve al ver a un sospechoso hombre de n***o mirarme mientras hablaba por teléfono.
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