7

1619 Words
Nuestros labios estaban a milímetros de distancia, pero entré en razón y reaccioné empujándolo. -¡Idiota! ¿que crees que haces? ¡te aprovechas nada más porque estoy sensible en estos momentos!.- Manifesté avergonzada con el ceño fruncido. -Perdón sólo quería... -¡Ya olvídalo! Sé lo que vas a decir. -Aún así en el fondo, sé que querías. - Respondio con cara picarona. -¡Claro que no!. - Repliqué. -Perdón, me dejé llevar, sé que hice mal...Por cierto ¿que te ocurrió en el rostro? ¿a qué idiota debo matar?. -No es nada, no te preocupes. -Claro que me preocupo, tú me importas mucho... Y también quería pedirte perdón por haberme ido sin despedirme, luego de eso me arrepentí cada instante de mi vida, la culpa me carcomía, ese fue mi castigo. -Bueno olvídalo, no lo hagas de nuevo. -¡Te extrañé como un loco!. - Intentó abrazarme pero extendí mi brazo deteniéndolo. -Dame mi espacio. -Me haces sufrir. - Respondió haciendo un puchero. -Te ves idiota haciendo eso. - Añadí riendo. Evans sólo me observaba sin decir nada. -¿Que pasa? ¿vas a llorar?. - Manifesté aún riendo. -Esa risa me encanta, realmente me atrae, no la había visto en años. Me incomodé y dejé de reír. -Me preocupa que estés viniendo aquí tan seguido y de noche, es peligroso. Quiero decir algo muy importante, una vez me tuve que ir en contra de mi voluntad, pero ahora que estoy aquí solo quiero quedarme; quiero que tengas presente esto, tu me importas mucho, estaré aquí para ti, si necesitas ayuda sólo llámame y vendré a ti de inmediato, no vuelvas a intentar a hacer esto nuevamente, no lo hagas por favor ¿me lo prometes?. -Gracias por todo eso de verdad, pero no puedo prometerte nada. -¡No Joyce! ¡mírame a los ojos! ¡con eso no vas a arreglar nada!, no hay problema que no tenga solución, de ahora en adelante procuraré no alejarme de ti, te protegeré como mi más valioso tesoro. -No tienes porque hacerlo, sería una molestia, tampoco hay nada que puedas hacer. -Primero no eres una molestia, y segundo, no digas que no hay nada que pueda hacer, porque sí lo hay, siempre hay una solución, solo debes hablar conmigo. -Bueno... -Piénsalo pero no mucho ¿si? -Ajá... Cambiando de tema ¿que hacías por aquí?. -En realidad nada en especial, solo salí a caminar, y que sorpresa encontrarte aquí, el destino nos quiere juntos, estoy agradecido de haber venido... Por cierto, te dí mi número ¿por qué no me has escrito? Me he vuelto loco esperando un mensaje tuyo. -Dices unos disparates de repente.- Reí por su comentario.- Con respecto a lo otro, había olvidado escribirte por mis ocupaciones, disculpa, y ahora me quedé sin teléfono. -¿Por qué no me dijiste antes? Te voy a comprar uno. -No tienes porque molestarte, ¿estás loco? no te estoy pidiendo. -Quiero regalarte un teléfono, necesito comunicarme contigo. -¡Que terco eres!. -Mira quien lo dice. - Respondió con una media sonrisa. -¿Que hora es? Debo regresar a casa. -Aún es temprano, son las 8:10 pm. ¿Ya cenaste?. -No he comido, por eso debo irme. -Yo te invito a cenar. -No Evans gracias por eso, pero enserio mis padres deben estar preocupados. -No te había visto en años y ahora que te topo te vas rápido. -Así es la vida amigo. - Manifesté sonriendo mientras daba la vuelta para irme. -¡¿Amigo?! ¡¿enserio?! -Cierto, ¡hasta luego mejor amigo!. -Te amo. -¡¿Qué?!.- Pregunté volteando a verlo. -Nada, ¡hasta luego!. - Respondió con notables nervios.  Solo reí por su cara y seguí mi camino, pero me detuve al acordarme de la nota que había dejado por lo que me devolví corriendo. -Regresaste porque vienes a despedirte bien ¿cierto?. Lo ignoré y tomando la misma piedra comencé a frotarla en el escrito hasta borrar la nota por completo. -Ven y despídete bien. -¡Adiós! Ya me despedí. Eché a correr porque debía regresar a casa, ya estaba agotada, el hecho de pensar que tenía que soportar otro regaño por alguna u otra razón, llegar limpiando la casa y realizar mis tareas me provocaban una fuerte jaqueca, ya mañana era lunes por lo que tenía que asistir a clases, aunque no quería porque estaba toda hinchada y herida, lamentablemente debía ir porque mis padres me obligaban y por una parte era un poco mejor que estar en casa. Al cabo de unos minutos de caminata llegué a casa, no sentía las piernas, y la cabeza me dolía mucho más que las heridas del rostro aunque no más que las internas, abrí la puerta y entré. -Estoy en ca... De un momento a otro todo se tornó oscuro, solo podía escuchar a lo lejos una canción de cuna, pensé que la electricidad había aumentado repentinamente de nuevo, así que me levanté. -¡Estrellita!  -¿Quien dijo eso?.- Pregunté extrañada. -¡Estrellita! estoy orgullosa de ti, eres tan hermosa y valiente, siempre lo has sido... Realmente lo siento... -Dice con voz quebradiza.   -¿Quien es usted? ¿la conozco? ¿y por qué me habla con tanta confianza?. -Eres una niña buena, lo que sea que pase no es tu culpa. -¿A que se refiere con que lo que sea que pase no es mi culpa? ¿que va a pasar? -Solo confórmate con saber eso. Por otro lado, no te desanimes, las cosas buenas están por venir, no estás completamente sola. -No la conozco ni sé porqué me dice eso, pero gracias. -No tienes que agradecer...Ese chico... No había terminado de hablar cuando todo comenzó a estremecerse con fuerza, la extraña oscuridad fue convirtiéndose inesperadamente en una incandescente luz blanca, olía a alcohol fuerte, allí abrí los ojos, había un calor tedioso, estaba acostada en el sofá y mi madre se encontraba sentada a mi lado colocándome alcohol en la nariz para entrar en sí. -Por fin despiertas mocosa ¿estás bien?.  -Digamos que estoy bien. - Respondí cubriendo mi rostro con un cojín. -¿Cómo ocurrió esto?  -Surgieron muchas cosas hoy... ¿podemos hablar en privado?. - Susurré quitando el cojín de mi rostro. -De acuerdo. -Vamos al patio. Mi madre asintió y nos dirigimos hacia el patio ya que mi padre no solía ir para allá, con cada paso que daba las piernas me temblaban del cansancio. -Bien, ahora explícame por qué estás tan herida, por qué te desmayaste y por qué cargas ropa de hombre gordo. - Preguntó mientras me miraba de arriba hacia abajo con cara de asco. -Temprano salí con Charlie a comer helados como una hora nada más me tardé, al regresar mi papá me golpeó regañándome. -¿Pero por qué te golpeó? Tuviste que haber hecho algo extra, porque te damos permiso de salir sin hacer locuras y no más de tres horas, si estuviste solo una hora no hay nada de malo, Jhon no es loco ¿Que más hiciste?. -Si te digo el por qué no vas a creerme, ya te lo he dicho antes y nunca me crees, ¡prefieres creerle a ese degenerado!. Mi madre me abofeteó recriminándome. -No hables así de tu padre, ya no quiero volver a escuchar más tus estúpidos inventos de que Jhon me es infiel, ese hombre me ama, así como yo lo amo a él, no sería capaz de mirar a otra mujer, ¡y te agradezco que te dirijas hacia él con mucho más respeto, bacteria insignificante!. No la vi a la cara ni respondí nada porque el nudo en la garganta me impedía hablar, por lo que mi madre se enfureció aún más y me abofeteó nuevamente. -¿Tan descarada eres que no respondes nada? ¿por qué no me miras a los ojos cuando te hablo?, ¡ya no se que hacer contigo mocosa!.- Replicó halándome los cabellos. Solo pude llorar como respuesta y allí mi madre me soltó para decirme una última cosa. -¡Que está sea la última vez que hables así de tu padre!; ven a comer para que limpies todo el desastre y termines tus tareas porque mañana debes asistir al instituto temprano. - Habló en tono desafiante y entró a la casa. Me dolía demasiado la cabeza de tanto llorar, de tanto pensar, de tanto sufrimiento, pero no tenía otra opción, debía aguantar todo esto por otro año más, solo otro año más, no tenía un plan en específico, pero si tenía en mente irme de la casa a cuesta de lo que fuera. Sequé mis lágrimas y entré a la casa, no me habían preparado comida, por lo que yo misma me tuve que hacer algo rápido de comer, lo más fácil fue prepararme un sándwich, luego de comer, me dispuse a limpiar a la casa que estaba desastrosa, después de arreglar todo terminé más agotada de lo que ya estaba, así que subí a mi habitación para tomar mis cuadernos y comenzar a hacer mis tareas de álgebra que era lo único que me faltaba, tomé el lápiz para comenzar a escribir, pero me distraje al percatarme que había una espeluznante muñeca de trapo en mi cama, me pareció extraño porque jamás había tenido una en mi vida, los muñecos que tenía eran solo tres peluches en forma de animales, no le quise dar importancia por lo que me dispuse a sentarme en mi pequeño escritorio, cuando me senté dando la espalda a la cama, el tranquilo silencio se disipó debido a una escalofriante carcajada repentina.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD