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1428 Words
Introduje varias llaves pero ninguna era, hasta que finalmente pasé la última y esa si era la indicada, así que logré entrar con sumo cuidado procurando no hacer ruido alguno, al haber entrado cerré la puerta suavemente y comencé a observar toda la oficina, nunca había entrado a ese rincón de la casa por eso estaba tan sorprendida de la cantidad de cosas que habían allí, quería revisar todo pero eran tantas cosas que no sabía por donde empezar; como amaba tanto los libros, me dirigí directamente hacia la pequeña biblioteca y comencé a observar sus portadas, estaba tan maravillada que perdí varios minutos en eso, hubo uno que me llamó mucho la atención que tenía como título "Un corazón de luto" así que lo tomé para leerlo en mi tiempo libre, pero al rato recordé a lo que había ido, que era buscar la llave del sótano, así que alejandome de la biblioteca comencé a revisar los demás lugares presurosamente, las gavetas, estantes, mesas pero no conseguía ninguna llave, estaba atemorizada, temía que me descubrieran, voltee mi mirada y ví una gran maleta negra, sentí que podía estar allí, por lo que me quise acercar pero en eso sentí unos pasos cerca de la oficina, por lo que corrí rápidamente a esconderme detrás de un escaparate. Desde el escaparate me asomé sutilmente y era mi padre que aún en estado de ebriedad venía caminando hacia el escritorio, lo ví sentarse recostando su cabeza en la mesa del escritorio, aún no estaba sobrio así que al verlo dormido aproveché para salir de mi escondite rápidamente, le coloqué nuevamente las llaves de la oficina en su pantalón para finalmente salir de ahí, el ataque de nervios me ganó por lo tanto no pude revisar en la maleta, realmente me faltaron varios lugares por revisar, solo pensaba en huír antes de meterme en más problemas. > Subí a mi habitación aún temblorosa de los nervios, cerré la puerta una vez que entré,me acosté en la cama encendiendo el televisor para ver si estaba pasando algo que me agradara, justo apareció la imagen de una colegiala que estando sentada en su pupitre recibía bullying severo por parte de sus compañeros de clases, me provocó mucha jaqueca así que apagué el televisor y me coloqué en posición fetal. "-¿Cuando acabará todo este agobiante tormento? Las facciones de mi rostro tienen, marcada la profunda tristeza, cada día se hace eterno y acongojante, nadie puede comprenderme del todo, solo saben juzgarme sin indagar sobre el origen de mi actitud, los contratiempos no parecen llegar a su fin, mi débil corazón teme a ser lastimado nuevamente... Él me gusta... Estoy enamorada de él, aunque me cueste aceptarlo, sí me enamoré completamente, pero tengo miedo, miedo a ser lastimada nuevamente, miedo a no ser suficiente, miedo a ser rechazada al saber sobre mi problema, miedo a no recibir el mismo nivel de amor con el tiempo, miedo al engaño, miedo... Miedo, esa palabra me carcome, tan pequeña, pero tan profunda, es como un gran hoyo n***o en el que constantemente caigo sin fin. -Alessa... Alessa, deja de autolesionarte con pensamientos negativos, nadie ha dicho que la vida es fácil, todos los problemas son necesarios para transmutar maravillosamente, ellos son parte de la vida, todo depende en la manera en que lo veamos... Con esto te puedo decir que no medites tanto en las cosas, el mucho pensar corroe, solo déjate guiar por tu corazón sin pretextos, el sabrá conducirte." > Mi visión comenzó a nublarse a medida que leía el libro, los ojos y el cuerpo se me hacían pesados, sin haberme dado cuenta me había quedado completamente dormida con el libro en las manos.  Si mi vida pudiera representarse con un color entonces sin duda sería el gris, un color neutral, aburrido, triste, sin sentido perfecto para describirlo; en parte me identificaba con Alessa, pero solo en parte de su terrible vida agobiante... Porque en el amor... Amor... Para mí es considerdo una pérdida de tiempo, las personas sufren mucho debido a eso, entonces si causa sufrimiento ¿por qué buscarlo?. Luego de una agitada noche, me levanté sobresaltada debido al fuerte ruido de la alarma. Ya eran las 6:00 am, dormí más no había descansado nada, me sentía exhausta, aún así debía alistarme para ir a clases pues tenía que presentar un examen con la profesora Kristal de álgebra, aquella profesora que me tenía rabia, por lo tanto era motivo de llegar temprano para evitar problemas con ella.  Me levanté de sopetón de la cama, pero me dió un fuerte vertigo por lo que me senté a esperar que se me calmara, en eso comenzó a vibrar mi teléfono era una llamada de Charlie así que contesté sin decir nada aún mareada y somnolienta. -¡Buenos días rizitos! ¿como amaneces?, estoy feliz de que tengas teléfono de nuevo. -Mmmm. -¿Aún tienes sueño? ¿no dormiste bien?. -Mmmm. -¡Dime algo!. -Algo. -¡Ridícula, ya deja de bromear!. - Manifestó riendo contagiándome de su risa. -Charlie, por cierto, ¿mi padre te vió cuando saliste de mi casa?. -No estaría viva para contarlo. Ambas reímos por su comentario. -Pero ¿y por qué había gotas de sangre cerca de las plantas junto con las llaves?. -¡Ah! Eso fué que saliendo por la puerta trasera me corté con unos filos de alambre que habían por allí sin percatarme, por haberme asustado con Nerón. ¡Que torpe soy! Lo sé. Después buscando un buen lugar para ocultar las llaves sería que derramaría sangre sin haberme dado cuenta. -Menos mal fué eso, pensaba que podía haber sido mi padre o Nerón, cualquiera de los dos que fuera me estaba angustiando, ¿pero fué profunda la herida?. -No mucho, no te preocupes, yo me estoy curando... Cambiando de tema, George me está invitando a salir ¡que emoción!. -¿Enserio? Vaya que bien. > -¡Si! ¡estoy feliz!. -Eso es bueno... Me alegra verte feliz y que tu herida no haya sido profunda.. Apropósito, anoche me dormí muy tarde leyendo un libro que me costó sacar de la oficina de mi padre, la amiga de la prota se parece tanto a ti. - Añadí en bostezos. -¡¿Qué?! ¿estás loca? ¿como entraste ahí? Es un peligro, no se como sigues viva, devuelve ese libro porque te van a matar, aunque mejor no vuelvas ahí, ¡Ash mujer me harás preocupar ahora más!. -Tranquila. - Reí con pocas ganas. - Ese no se dará cuenta, había un montón de libros empolvados, se nota que no los lee, en cuanto termine de leerlo te prometo devolverlo. -¡¿Te volviste loca?! ¡no puedes volver a ese lugar!. -Mejor que no te fuera dicho nada, ahora te vas a preocupar. -Menos mal que lo dijiste, Joyce por favor no entres a ese lugar, aunque conociéndote sé que no me harás caso. -Estás en lo correcto, debo entrar de nuevo allí para buscar algo muy importante, te cuento allá en el instituto. - Concluí y corté la llamada. Me levanté con cuidado, estaba adolorida por haber dormido en una mala posición, sin perder más tiempo me conduje hacia el baño para asearme, tomé mi cepillo morado y llenandolo de pasta de dientes lo coloqué en mi boca e inoportunamente me llegó a los pensamientos el embarazoso momento en el que Evans estuvo a punto de besarme. -¡Carajo! ¡que irritante!. - Exclamé mirandome en el espejo con el ceño fruncido. - ¿Y ahora por qué demonios me sonrojo? Mejor me voy a duchar, estoy hirviendo. > Me dispuse a ducharme, luego de eso preparé mi desayuno y mi bolso para finalmente tomar rumbo hacia el instituto, al salir me coloqué la capucha de mi suéter y mis audífonos para irme por toda la acera dirigiéndome hacia la preparatoria. En el camino iba perdida en mis pensamientos imaginando escenarios falsos que se ajustaban a la canción que escuchaba; pero salí de mi ensimismamiento al ver a Ashley desde su carro hablar con George.
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