26

1781 Words
Estábamos a unos pocos milímetros de distancia, pero Evans me alejó e inmediatamente vomité hacia afuera del puente, sentía un gran peso en el estómago, pero al vomitar drené y luego quedó esa sensación de debilidad. -Pequeña leona creo que ya deberías ir a casa. -¿Me estás corriendo?. -No es eso. -¡¿Entonces qué es?!. -Ya es tarde. -¡Mentira!. Su comentario me había irritado por lo que me estaba acercando para pellizcarlo pero inesperada y repentinamente la visión se nubló perdiendo la estabilidad en ese instante. -¡Estrellita!. -¿Por qué todo es extrañamente hermoso? ¿y por qué usted de nuevo? ¿estoy muerta?. -No estás muerta. - Respondió riendo aquella mujer cuyo rostro no podía ver. - Estoy orgullosa de ti. -Quiero agradecerle por haberme advertido sobre ese chico, ignoré su referencia y caí como una tonta, al menos salí con vida, pero de todos modos muchas gracias.  -Muchas cosas buenas se aproximan para tí, pero primero pasarás por la puerta más estrecha que nunca antes pasaste ni pasarás. -¡No me diga eso!, ¿como sobreviviré? Si toda mi vida ha sido calamidad. -Como lo has hecho hasta ahora, eres fuerte, ¡solo cree en tí!. -¡Rayos, eso espero!... Oiga, ¿puedo ver su rostro? Siempre que me encuentra nunca puedo ver su rostro. -No creí que fuera necesario. -Es que tengo curiosidad de saber quien es, al menos si no la conozco no importa, pero a poco ver su rostro. -¿Segura?. -Sí. De una gran nube descendió y poco a poco se vino acercando hacia mí para darse a conocer, cuando su cuerpo estaba cerca, su rostro fué revelado, la gran barrera de luz que impedía la visión se desvaneció dejando al descubierto su hermoso rostro; resultó siendo aquella rubia que había fallecido junto con su hija en aquel desolado hospital de mi anterior sueño. Pero de un momento a otro todo se tornó oscuro, el lugar en el que estaba en cuestión de segundos se desintegró. Abrí los ojos sobresaltada sentándome en la cama, pues la alarma nunca había sonado y pensaba que era tarde. -¡La prepa!. - Exclamé preocupada. - ¡Ash carajo! Verdad que hoy es fin de semana... ¡Que malestar tan desagradable!... Sólo quiero dormir un poco más. Me volví a acostar en la cama aún somnolienta cerrando mis ojos con la intención de dormir, hasta que de pronto comenzaron a llegar a mi cabeza como una película los sucesos de la noche anterior. "-¡¿No escucharon idiotas?! ¡lancen sus malditas armas o disparo!. -Quiero morir Charlie. -Me provocó andar sexy ¿acaso no puedo?. -Ya quiero irme a la mierda." > "-¡Evans! ¡Evans! ¡mejor amigo!. -Ella no es tu hermana idiota. ¡Ash! Hace tanto calor, que sudo." Me llegó la imagen a la cabeza de cuando me quité la chaqueta quedando bastante expuesta por detrás. "-¿Por qué estás tan rojo?. -Todo es tan hermoso ¿verdad?... Hasta tú estas hermoso." Recordé cuando comencé a pasear mi dedo por todo su rostro acercándome con la intención de besarlo. -¡Maldición! ¡¿Qué carajos hice anoche?! ¡no puede ser! ¡no puedo embriagarme soy un desastre!... ¡¿Que estará pensando Evans de mí ahora?! ¡demonios!, ¡no quiero verlo más nunca! ¡muero de vergüenza!. > Por mi cabeza pasaban muchas preguntas y pensamientos locos, estaba avergonzada no quería salir por nada, ni verle la cara a nadie. Me levanté de la cama un poco mareada y con jaqueca, ví la hora eran las 8:00 am, me pareció buena hora así me dirigí al baño para ducharme, al verme al espejo con el short que cargaba la noche anterior me avergoncé tanto que golpee la pared llena de tanta impotencia que luego me quedó la mano rosada y adolorida. -¡Carajo que vergüenza! Enserio no puedo creer que haya actuado así, todo por culpa del alcohol, no debí haberme pasado de tragos. A cada rato recordaba cuando me acerqué hacia Evans para besarlo, ese recuerdo me carcomía de la vergüenza, se reproducía una y otra vez como una tortura; luego de haberme duchado arreglé mi habitación, bajé para preparar el desayuno y aún mi padre no se había despertado como de costumbre ya que él normalmente se despierta a partir de las 9:00 am, pero siempre le dejo el desayuno listo, así que al prepararlo, comí y subí a mi habitación nuevamente para encender la televisión con la finalidad de olvidar ese incómodo recuerdo.  Pero inoportunamente película pasando una escena donde la chica se acercaba al chico para besarlo, así que irritada cambié de canal mientras tomaba el teléfono para llamar a Charlie. -¡Buenos días rizitos! ¿como estás con la resaca?. -Buenos días Charlie, aquí un poco mareada y con jaqueca. -Bebe mucho líquido. -De acuerdo, lo tomaré en cuenta, ¿sabes?... Ayer hice el ridículo frente a Evans. -¿Evans? ¿te lo encontraste? ¡Ay no puede ser! ¿que hiciste?. Todo lo que transmitían en la televisión me parecía tedioso, hasta que llegué a un canal en el que mostraban una presentación de ballet y quedé completamente hipnotizada al verlo ya que me recordó a aquellos viejos tiempos en donde me apasionaba practicar ballet, así que le subí el volumen para escuchar mejor la música y era tal cual la que siempre colocaban en mis prácticas. -¿Rizitos?...¡Oh Dios mío!. Dejé el teléfono en la cama y sin darme cuenta ya estaba bailando la música, los pasos me estaban saliendo limpios, no tenía pensamiento alguno en la cabeza en ese instante, me sentía libre, pero de repente caí al suelo debido al dolor de los moretones de mi costado que no me permitían hacer bien los movimientos. -¿Joyce?. Me levanté con lágrimas en los ojos para tomar el teléfono bajándole volumen al televisor para responderle a Charlie. -Charlie. -Sí, ya escuché. Trata de recordar solo lo momentos buenos, los malos ya pasaron, quedaron atrás, así que debes crear tu propio futuro a tu manera. -Eso intento, no es fácil. -Pero no imposible. Estaba hablando con Charlie cuando de pronto escuché a mi padre llamarme. -Hablamos luego Charlie, mi padre me está llamando. -De acuerdo, corre. Bajé presurosa de mi habitación, la luz de la sala me incandilaba por lo que me devolví para colocarme unas gafas oscuras y bajar nuevamente. -Joyce, ¿por qué traes esas gafas?. -Loqueras mías... ¿para que me llamaba?. -Te daré dinero para que vayas al supermercado y hagas una compra con todo lo básico, por que nuestra despensa está vacante; luego yo iré a comprar a comprar por mayor. > -Esta bien padre, ya vengo iré a cambiarme. -¡Apresúrate!. Subí desasosegada a cambiarme de ropa y a recogerme el cabello. > Luego de haberme cambiado bajé, él me dió el dinero y me encaminé hacia la parada colocándome las gafas oscuras afuera para que mi padre no me viera con ellas. Al estacionarme a la parada, me senté en la banca a esperar un autobús, pero inesperadamente pasó George en su carro y al verme me llamó. -¿A donde vas?. -¿Para qué?. -Puedo llevarte, no sé si quieres venir o seguir esperando ahí en ese calor. > -Prefiero esperar. -¿Segura? ¿enserio? ¿de verdad?. -Bueno... -Bueno sube. Decidí subir por conveniencia pero tenía pensando pagarle el favor de llevarme. -¿Y a donde vamos?. -¡¿Vamos?!. - Repliqué. -Sí, porque yo te acompaño. -Bueno, voy al supermercado. -Vamos. > -¿Y qué intenciones te traes con Charlie? Cuidado con lo que haces porque ella es mi amiga y si la llegas a lastimar te aseguro que... -¿Que?... No pude responder nada al ver pasar a aquel sospechoso sujeto extrañamente similar a Nick. -¡Cuidado George!. - Exclamé preocupada al percatarme de que casi atropellamos a un chico. George esquivó a aquel misterioso chico mientras éste corría hacia la acerca. -¡Joder! ¡no te atravieses en mi camino idiota!. - Le gritó George furioso. Pude ver como aquel chico volteó un poco su rostro dejando expuesto su perfil, inmediatamente supe que era Nick tal cual como lo pensé. -¡George persigue a ese chico rápido!. -¿Qué? ¿para qué? ¿acaso te gustó?. -¡Ya idiota persiguelo ahora!. -¡De acuerdo calma!. George viró hacia la otra ruta en la que se dirigía Nick, pero éste al percibir mi presencia corrió adentrándose a una gran tienda de ropa. > -¡George estaciona el carro por aquí cerca! Tendremos que entrar en aquella tienda, y ya que estás conmigo me ayudarás a atraparlo. -¿Y por qué yo?. -Dijiste que me acompañarías así que ahora cumples. -Está bien. Al estacionar el vehículo nos bajamos de el para entrar en la tienda a la que Nick había entrado. -Recuerda: gorra negra, suéter blanco y blue jeans. -¿Cómo recuerdas todo eso en tan solo una mirada?. - Preguntó George anonadado. -Soy muy observadora. Al entrar habían muchas personas por doquier, tantas que habíamos perdido de vista a Nick. -Tú vé por un lado y yo por el otro. -De acuerdo. Presioné el botón del reloj policial, me coloqué un cubrebrocas n***o que cargaba para que no me identificara tan rápido; comencé a buscar por todas partes, iba subiendo por las escaleras eléctricas pero instintivamente giré mi mirada buscando a mi al rededor y pude ver en cuestión de segundos a George cerca de la famosa gorra negra que entraba al ascensor.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD