—¡Mamá, apúrate! ¡Papá nos va a descubrir! La voz de Karen temblaba, traicionando su emoción. Iba y venÃa por la cocina como un vendaval, escondiendo el pastel bajo la mesa mientras su madre colocaba los vasos en la alacena. El aroma del chocolate se mezclaba con el de la comida recién hecha y el calor de los cuerpos expectantes que llenaban la sala. —Tranquila, mi amor, todo saldrá como lo planeaste —le dijo su madre, Zulma, con una sonrisa serena que escondÃa también cierta nostalgia. SabÃa cuánto le emocionaba a Karen celebrar, hacer reÃr a su padre… y cuánto necesitaban todos esa felicidad. —¡Va a cumplir cincuenta! ¡ImagÃnate! —dijo Karen riendo, bajando la voz. Recordó entre risas que él siempre bromeaba con su edad—. ¡Dice que nunca lo llevaremos a un asilo y que tengo que firmar

