CAPITULO SETENTA Y TRES

1196 Words

**ALEXANDER** Me enviaron la ubicación. Un restaurante sencillo, sin lujos ni pretensiones. Uno de esos lugares donde la gente va a comer sin demasiadas complicaciones, sin manteles de lino ni camareros que pronuncian los ingredientes como si fueran poesía. Frente a la pantalla del teléfono, intenté convencerme: “Es solo una reunión de compañeros”, me repetí, como si al decirlo en voz baja pudiera calmar la tormenta que se gestaba dentro de mí. Pero no lo creía, no del todo. Mientras recorría las calles, el tráfico parecía burlarse de mi impaciencia. Cada semáforo en rojo, cada bocina, cada giro lento, me empujaba más hacia la desesperación. No era solo curiosidad; era algo más profundo que no quería nombrar. Finalmente, llegué y me estacioné a unos metros, sin apagar el motor. Observé

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