**ALONDRA** Y yo, siendo yo, había sentido una emoción rara que aún no podía definir completamente. Era como un cosquilleo de emoción mezclado con rebeldía, algo que me incitaba a desobedecer solo porque me habían dicho que no lo hiciera. Era esa parte de mí que siempre había sido un imán para los problemas, esa parte que mi mamá conocía demasiado bien. “¿En serio me está dando órdenes?”, había pensado en ese momento, pero me había quedado callada porque, seamos honestos, no quería arruinar el momento perfecto que habíamos estado viviendo. Pero ahora, en este autobús que olía a café derramado y sueños diferidos, esa orden resonaba en mi cabeza como una campana que no paraba de sonar. Y la parte rebelde de mí, esa parte que había heredado directamente de mi madre luchadora, estaba su

