**ALONDRA** Sin embargo, no podía dejarlo así. La situación era más grave de lo que parecía, y sabía que si lograba acceder a esa computadora, podría descubrir quién estaba detrás de todo esto, o, al menos, detener el daño antes de que fuera irreversible. La tensión en la habitación era palpable, y sentí que, en medio de esa crisis, mi oportunidad de demostrar lo que podía hacer había llegado. —Si sigues pensando en ello, corres el riesgo de perder toda la información, e incluso algunos archivos importantes. Imagínate las consecuencias, Alexander. —¿Estás bromeando, verdad? —preguntó, tratando de hallar alguna chispa de humor en mi rostro, pero solo vio seriedad en mis ojos. —No estoy bromeando. Tú decides si quieres arriesgarte a perderlo todo o dejarme intentarlo. La decisió

