CAPÍTULO 01

2297 Words
Todos fuimos felices al empezar, tal vez unos más que otros, pero todos lo éramos; tan inocentes para no absorber problemas, antes de él... es realmente difícil recordar mi vida, mi felicidad terminó a temprana edad, la separación de mis padres marcó la pauta, todo tuvo sentido al estar frente a ellos pidiéndome decidir con quien quedarme, o el ver a mi padre seguir sin mirar atrás, sin importarle dejarnos casi en la calle, después de eso la adolescencia fue complicada con pocos recursos, cuando eres joven no puedes apreciar la riqueza de distintas formas. Tener que estar en casa con los pequeños fue un sufrimiento continuo, no tener libertad hizo de mi vida un nudo, los momentos felices pudieron ser incontables... la felicidad pudo ser inmensa, pero la inmadurez dominó aquellos años. Si pudiera tomar una fecha en mi mente para comenzar, sería la siguiente; —Alyssa me tienes que ayudar a cuidar a tu hermano.— reclamó mi madre mirándome de mala manera al decirle que quería salir de paseo después de mis clases, era justo tener un descanso con notas; era algo humano el tener un descanso. Había pasado largas horas estudiando, debía tener un día libre, un día sin responsabilidades, lejos de casa, lejos de la familia. Amaba a mis hermanos, pero también tenía derecho de salir y divertirme, sin otra cosa que hacer gruñí mirándola con rencor. Toda la semana me había quedado con esos niños sin protestar o negarme, entonces; ¿por qué no podía salir por un momento?. —mamá.— pronuncie decepcionada, debía pensarlo, debía darme unas cuántas horas. —No, no quiero vagas, Alyssa.— se detuvo. —Trabajo catorce horas para que tú y tus hermanos vivan decentemente, y tú no me lo agradeces.— volvió a reclamar con todo el rencor que la consumía, tal parecía que yo era la responsable de su mala vida, de tenerla en aquella situación, realmente mi madre nunca fue afectuosa. Confundía los abrazos con pequeñas palmadas en la espalda, de sus labios un: Te quiero, nunca fue escuchado. "Estoy muy cansada, trabajo demasiado" su excusa favorita, aunque nunca tuve oportunidad de conocer su lugar de trabajo, nunca supe donde mi madre prestaba sus servicios, ¿con quién convivía?, ¿Quiénes eran nuestra familia?. Vivíamos lejos de los abuelos, lejos de los tíos, lejos de sus amigos, algunas veces llegué a pensar que nos escondía después que papá se fue. —Está bien, mamá.— Me rendí por completo, ya que sabía que no conseguiría nada, mi plan b se activó; tal vez invitar a Melanie a pasar la tarde era buena idea, sabía que aquella amiga podía alegrarme el día. —Porque si quieres ser una irresponsable como tu idiota mal nacido padre, te puedes ir con él.— viré los ojos aburrida de la misma frase, ¿Por qué aún no podía superar a Robert?. Tal vez nunca lo haría, ¿Por qué insistía en que me fuera con él?. Tal vez estaba harta de mí.— pensé con sarcasmo. —me tengo que ir.—informé al incorporarme, aquella situación no me iba a arruinar el día. Debía tomar las cosas con calma, mi madre tenía razón, hacía todo por darnos una vida sana. Con una última mirada tomé en brazos al pequeño de mis hermanos; Harry, de dos años de edad. Lo coloqué aún lado de mi cintura y tomé la mano de Jason; mi hermano de ocho años de edad, con un suspiro y cansancio de repetir la misma rutina dirigí mis pasos a la puerta principal y ahí comenzaba el verdadero martirio de todos los días, uno no muy bueno para una simple adolescente, antes de cruzar aquella puerta vieja de la casa detuve mis pasos. Decepcionada miré a Jason sonreír para animarme. —¡Elisa!— grité desde la puerta, mi espera no fue demasiada, ya que mi hermana bajaba las escaleras con demasiada prisa, miré su rostro el cual estaba arreglado de una manera inapropiada para una simple niña. —¿qué te sucedió?— pregunté mientras intentaba no reírme de la situación, al menos la situación iba mejorando, también había pasado por aquella etapa. —nada.— pronunció más que nerviosa, sonreí mientras le daba la mano de Jason, con prisa tome de mi bolsillo una servilleta y le limpie sus labios, su reacción me hizo sentir cierta felicidad; ella crecía. —creo que primero tienes que probar con brillo.— aconsejé con un tono lento, esta accedió para caminar con Jason a su lado. Cerré la puerta de la vieja casa, para seguir a Elisa, de todos mis hermanos, Elisa me entendía más, ya que ella tenía doce años y era madura para su edad. —¿A qué hora vendrá Tyler?— preguntó mi hermano captando mi atención por completo, Tyler era más que un amigo, era casi un hermano para todos, vivía unas cuadras arriba, en todos estos años, él me había ayudado a transportar a mis hermanos a sus instituciones y guarderías, sabía que le debía demasiado en esta vida. Ya era de la familia, todos mis hermanos lo querían... incluso mi madre lo había llegado a estimar. —está en ca...— no terminé mi frase, ya que el auto de Tyler apareció, con una sonrisa el hombre nos observaba contento. —¡vámonos!— gritó Tyler con alegría, amaba su forma de ser, sin pensarlo me apresuré a caminar al auto. Al subirme con Harry, Tyler aceleró, ya que era un poco tarde, el primero en bajar fue Jason. —Te quiero Alyssa.— me dio el abrazo de todos los días para después salir corriendo al portón, con una última mirada lo observé entrar. La segunda fue Elisa, la cual me repitió las mismas palabras para ir con su grupo de amigas. Y por último fue Harry, el cual rompió en llanto como veces pasadas haciéndome llorar junto a él. —aún lloras.— se burló Tyler, accedí para subir a su auto con los ojos rojos, era inevitable no hacerlo, amaba a ese pedazo de hombrecito. —cállate.— amenacé, verlo acelerar me hizo calmarme. —serás una excelente madre de nuestros hijos.— pronunció, gire de inmediato a su dirección, aquel comentario me hizo sonreír, era tan tierno algunas veces. —No me casaré contigo.— afirmé burlonamente, aquellas palabras fueron demasiado para él, verlo con un semblante serio me hizo fruncir el ceño. —Se me olvidó que tengo que tener un Audi para que eso pase.— cada palabra que salió de sus labios estaba acompañada de odio y decepción, algunas veces era un c*****o. Sin poder evitarlo, le pregunté; —¿por qué metes a Malcolm siempre?— no podía mentir, el asunto empezaba a molestarme, Malcolm me había ayudado tanto, era mi hombre perfecto, le amaba. —Alyssa ambos sabemos que Malcolm no es alguien bueno.— habló tan seguro, sin más lo ignoré. Tyler creía eso, ya que en el instituto Malcolm tenía fama de estar metido en corrupción con su familia; yo siendo su novia había comprobado que era una vil mentira. Si Malcolm tenía buenas cosas era porque trabajaba duro, no seguí peleando, opte por quedarme callada el resto del camino. [...] Me bajé del auto para caminar a mi edificio, él también lo hizo, nadie se despidió, sin mucha importancia seguí caminando, debía respetar mi relación. Yo era diferente al resto de las mujeres... siempre lo había sido, nunca había gozado una vida "normal". Y eso era algo que nunca iba a cambiar, mi madre era estricta algunas veces, desconocía que era ir de pijamada a casa de alguien. A mis diecisiete tenía que cuidar a mis hermanos y conseguir lo que estos necesitarán fuera de lo esencial. Gracias a Malcolm estaba bien, él podía darme ciertos lujos y no solo a mí, sino también a mis hermanos, Malcolm me convenía como dijo mi madre al conocerlo. Con un suspiro dejé de pensar en la situación, Malcolm era atractivo; castaño de ojos oscuros, su único defecto eran las apariencias, le importaba demasiado lo que otras personas comentaban sobre él, el defecto de los adinerados. —Cariño.— pronunció una voz varonil que reconocí en segundos; Malcolm Router. Me giré para ver al castaño, el cual caminaba a mi dirección con esa aura que lo caracterizaba; Elegante. —Hola, cariño.— saludé al tenerlo cerca de mí, el hombre se acercó para darme un corto beso, un beso casto, suspiré al estar en sus brazos. —Será increíble Alyssa llegarán socios de otros lugares.— explicó muy emocionado, en segundos recordé el porqué lo decía, la cena de sus padres para celebrar los veinte años de su organización, debía llevar un acompañante y ese lugar era mío. Tenía que romper sus ilusiones gracias a mi madre, suspiré al verlo tan entusiasmado, era una verdadera lástima. —No podré ir.— pronuncié haciendo que este detuviera sus pasos, confundido me observó sin decir absolutamente nada. —Lo siento.— insistí. —No me puedes hacer esto Alyssa, hace un mes te avisé que teníamos que ir... no pudiste hacer un espacio para mí, para nosotros, además he estado recordándote a lo largo de las semanas.— reclamó molesto, no dejé que me intimidara, simplemente mantuve la calma. —No es eso.— contesté, el sujeto me miró con el ceño fruncido, esperando algo más, en segundos me alejé de él, debía explicarle las cosas. —¿Entonces?— retó. —si te hace falta un vestido, solo me lo tenías que decir y ya.— dijo al tomar su cartera de su bolsillo trasero. De esta sacó un fajo de dólares y me los extendió, negué mientras lo miraba indiferente. —Tengo que cuidar a mis hermanos, Malcolm.— confesé, el tipo guardó su cartera para mirarme molesto, algunas veces era alguien irritante, sin mas miré el dinero en mis manos. —Eso lo podemos arreglar fácilmente.— respondió sin mucha importancia. —no me puedes dejar plantado... ¿Qué dirán de mí?— Se atormentó como en cada situación fuera de sus manos. —He dicho que irás conmigo, quiero que todos te conozcan.— —No podré ir.— contesté a su amenaza seria, el hombre abrió los ojos; sorprendido, tal parecía que mis palabras no tenían valor para algunas veces. —Esto haremos, escúchalo bien Alyssa.— suspiro tenso, como si aquello fuera un verdadero problema. —te irás a una puta tienda de jodidos vestidos y buscarás un buen vestido con el dinero que sostienes y cuando lo hayas conseguido te irás a tu casa, te arreglarás, entonces a las siete en punto pasaré por ti.— explicó serio. —¿Y mis hermanos?— pregunté tensa, a nuestro alrededor alumnos empezaban a llegar. Algunos alumnos nos miraban con discreción y por lo visto Malcolm lo había notado. —ven.— dijo al tomar mi muñeca y jalar de ella, estaba acostumbrada al drama del sujeto, tal vez por eso me había enamorado de él, simplemente para él era importante el mínimo detalle. —Lo siento mucho Malcolm, pero en serio no podré ir.— expliqué cuándo este me soltó, me había jalado a una distancia considerable, verlo negar repetidas veces me informó que no estaba dispuesto a rendirse. —Tienes que ir Alyssa, no me puedes fallar.— sus expresiones eran de frustración, mientras que yo me mantenía seria, estaba claro que algunas veces éramos polos opuestos. —irás conmigo quieras o no.— Amenazó intentando cerrar aquella conversación, pero no lo dejaría. —Entiéndeme.— supliqué al tomar sus mejillas para conectar nuestras miradas. —Te amo, esto no va a cambiar lo que tenemos.— susurré para ambos cosa que no lo dejo satisfecho. —Yo me encargo de tus hermanos, los puedes dejar en casa con tu amiga.— propuso, y aunque fuera una locura, era algo lógico. —Quiero llevarte de la mano, bailar por largas horas y tal vez dormir a tu lado.— susurró con un tono tan suave. —Solo es cuestión de preguntarle a Melanie, espero que quiera.— susurré al alejarme de él, tan bien quería asistir, también quería estar junto a él. [...] Amaba comprar ropa y más cuando se trataba de vestidos, miré todo el lugar, pero en especial aquel vestido oscuro, el cual estaba segura de que me quedaría perfecto, con una sonrisa dirigí mis pasos a él. —Alyssa no sé cómo puedes aguantar a ese tipo.— reprochó Melanie mientras me miraba con decepción, mi relación con aquel hombre no era buena ante sus ojos, no entendía que era más que un romance adolescente. Melanie había aceptado cuidar a mis hermanos con una sola condición; terminar a Malcolm, tal vez era una broma, tal vez lo decía para fastidiar aunque sus palabras parecían serias. —Es bueno.— contesté mientras tomaba el vestido n***o, la mujer accedió con un gesto, Malcolm no estaba en su gracia, al contrario lo detestaba. —Eres mucho para estar con él.— giré los ojos para negar, Malcolm era diferente... simplemente se cuidaba de los demás. —Me probaré este, es hermoso.— informé con una sonrisa. —Puedes dejarme y dejarlo tranquilo.— pedí, esta accedió con una mueca. —Soy feliz con él.— sentencié, nunca imagine que aquel evento cambiaría todo, el destino estaba marcado y no podía huir de él, aunque si me hubiera quedado en casa, todo seria diferente, la sangre no hubiera brotado... La felicidad no hubiera terminado de cierto modo, y lo más importante... Yo seguiría siendo la misma, la misma mujer con sonrisas triunfantes y emociones cálidas, porque antes de él... Yo era así.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD