CAPÍTULO 02

2042 Words
—Si el cretino no viene en cinco minutos, no tienes por que ir.— pronunció Melanie, la miré indignada, era peor que mi madre en algunos aspectos y situaciones. —Melanie.— llamé su atención, con un suspiro dejé aquel labial. —Todo va a estar bien.— avisé con una mirada seria, todo iba a estar bien, o eso quería pensar. —Oh cállate Alys, ese tío es un idiota.— Negué un poco cansada de escuchar lo mismo, tal vez lo era, pero... Dios, debía apoyarme y estar de mi lado, además Malcolm no había hecho nada inmoral. Suspiré mientras me miraba por última vez en el espejo, había escogido aquel vestido n***o y me arrepentía por ello, era demasiado, tal vez sería juzgada por desfilarlo. Mi figura se notaba mas de lo que debía para una simple adolescente, no dejaba nada a la imaginación. —Malc te esta esperando a bajo.— La voz de Jason me hizo regresar a la realidad y dejar de juzgar mi cuerpo. —¿segura que quieres ir?— accedí a su pregunta, Tenia que ir si o si, sería divertido. —Melanie... No sabes cuanto te agradezco que estés aquí, apoyándome.— agradecí ignorando su pregunta, sin mas la abracé , en segundos esta respondió el abrazo. —cuídate Alys.— me separé de esta para bajar al primer piso en el cual me encontré con todos mis hermanos y Malcolm, con una sonrisa brillante él sujeto no me perdió de vista. —Estas hermosa Cariño.— le sonreí mientras me acercaba a él, el hombre se veía tan bien con ese traje costoso como sus gustos, era un modelo. Simplemente se veía increíble. —Puedes traerme algo de postre.— Jason, había arruinado el momento mágico, accedí en su dirección para suspirar y peinar mi cabello. —Vamos ya.— pedí para arrastrar a mi hombre a la puerta principal, donde este me miró una vez más antes de partir. —No regresen tarde.— escuchar a Melanie me hizo girar a su dirección. —No te preocupes, Melanie.— contestó el hombre mirándola indiferente, estos mantenían una guerra invisible. —Pórtense bien.— señalé a cada uno de los mocosos. Claro que los iba a extrañar, pero también necesitaba tiempo para mí. —Claro, Alys.— respondió Elisa concentrada en el televisor, me sentía tan mal conmigo misma por no poder darle el regalo que ella deseaba para su cumpleaños. Y lo entendía, todas sus compañeras tenían "un móvil" ella era la única sin aquel acceso al mundo virtual, suspiré mientras la miraba, los tiempos habían cambiado, tanto que no eras nadie sin un móvil e internet. Aún faltaban dos semanas para su gran día, podía conseguir un trabajo y juntar el dichoso dinero para su móvil. —En serio estás muy linda.— El susurró de Malcolm me hizo reaccionar. —Tú también lo estas.— contesté mientras tomaba su mano, con pasos cortos este me dirigía a su auto. [...] —Ese de ahí es el señor Gustavo Armor.— señaló discretamente Malcolm mientras entrábamos al lugar el cual me había dejado boca abierta, luces, cócteles... el lugar era elegante y frío. —¿Él es...?— pregunté un poco confundida, el lugar estaba repleto de gente; hombres trajeados con mujeres muy bien vestidas a sus costados, todos disfrutaban de la celebración de una forma diferente, parecían más entretenidos en charlar que en bailar. Suspiré nerviosa; tenía miedo de hacer algo mal, de caerme, de hacer el ridículo delante de todos, mis piernas temblaron al recorrer el lugar una vez más. —El mayor inversionista de la organización, dicen que viene de Roma.— los ojos de Malcolm se iluminaron como si hablara del mismo creador, estaba claro que admiraba al hombre. —Grandioso.— respondí sin mucha importancia, estaba midiendo cada paso que daba. Después de caminar unos cuantos metros este se detuvo para tomar una copa de vino. —¿cariño, has visto a mis padres?— negué de inmediato, no había prestado atención a las personas, simplemente cuidaba de mi. —Chicos, ¿Cómo están?— sonreí a Melina la hermana de Malcolm, teníamos una relación de cuñadas confusa, estaba claro que no estábamos en sincronía, a ambas nos gustaban diferentes cosas, no la apreciaba y sabía que ella a mí tampoco. —¿has visto a papá?— la mujer accedió en seguida, Melina sabía hacerme sentir incómoda, ya que en algunas ocasiones me miraba raro... era exótica. —Está a dentro con un inversionista.— contestó la mujer sin dejar de mirarme, dejé de observarla para mirar a Malcolm decidió a dejarme. —iré con él.— informó sin pensarlo. —Cariño... no tardo, quédate con Mel.— besó mi frente para después perderse entre la gente. Con un suspiro me volví prisionera del nerviosismo. —vamos por un trago.— habló al tomar mi brazo y arrastrarme a quien sabe a donde, mi corazón empezó a latir fuerte; Melina Router era peligrosa. Había leído ciertos artículos de ella, era una polémica andante, no le importaba que fuera menor de edad, o que hiciera el ridículo. —creo que me quiero quedar aquí— pedí mientras me paraba en seco, no era de mi agrado, en pasados eventos había tratado de dejarme en vergüenza, estaba claro que ella lo había olvidado. —No seas agua fiestas Alyssa, solo será un trago.— la mujer no me había soltado ni para tomar un poco de aire. Rendida accedí sin dejar mi desconfianza atrás, en todo el camino, los cuales fueron casi tres metros, iba planeando como escapar de ella. —Melina hija.— pude oír a su madre, al girar pude observarla, aquella mujer vestía con elegancia, la mirada que me ofrecía era de decepción, no apoyaba mi relación con su hijo, lo sabía. —Oh, hola Alyssa.— me saludó indiferente como siempre, no le agradaba, en lo absoluto. Miré a cada una de sus compañeras. —señora.— respondí mientras me soltaba de su hija, le extendí la mano a lo cual está respondió tensa. —Así es, ella es Alyssa... La relación más larga de Malcolm.— intenté no parecer intimidada. —Dejen de juzgarla de esa manera, es linda.— sentenció para tomar mi brazo de nuevo, la madre de Malcolm negó mientras se alejaba de nosotras con aquellas mujeres. —Dios.— susurré confundida, ¿Que debía hacer?, ¿Como regresaría junto a Malcolm?. —Tranquila, no es para tanto.— pronunció la mujer de largas piernas y perfectos cabellos. En ese momento tuve una solución. —Melina, iré al baño.— informé alejándome de ella, esta accedió sin preguntar nada, con una mirada me indicó el camino sin antes decirme; —aquí nos vemos, te pediré un trago.— sonreí mientras me daba la vuelta, corriendo de ella. La familia de Malcolm era extraña. [...] Al salir del baño pedí que esta no estuviera esperándome con una copa, ya que no era muy amiga del alcohol, mi última vez ebria había terminado mal. Con temor salí de aquella puerta pidiendo no encontrarla ahí, y como fue, al salir la mujer no estaba; es más, nadie pasaba por el pasillo. Con calma dirigí mis pasos aun lugar más privado, conocía la propiedad, había pasado navidad y Año Nuevo con los Router. pude llegar al jardín lejos de Melina, amaba el jardín de Malcolm, ya que todos los árboles tenían figuras de animales, estaba claro que su familia derrochaba suficiente dinero. Emocionada regalé todo mi atención a aquel arte, amaba el lugar, a unos metros encontré el kiosco iluminado, mi boca cayó al piso de inmediato. Era hermoso como un cuento de hadas, emocionada entre en él, era una nueva atracción del lugar. A Elisa le encantaría este lugar, y ni imaginarse el rostro de Harry al ver todas las luces blancas. Mientras que Jason estuviera diciendo, "es de niñas"— pensé al recordar. —Debemos hacerlo rápido, no lo entiendes, estoy en el lugar...— giré de inmediato para ver al responsable de aquella voz, el cual era un hombre que hablaba por su móvil a unos metros. Él al igual que yo, frunció el ceño confundido, no me parecía conocido en lo absoluto, o simplemente no conocía a nadie del lugar, siempre eran personas nuevas. —Te habló en un momento.— murmuró con tono mas ronco que al principio, miré cada una de sus facciones. Aquel hombre era importante, me lo decía su traje, ¿Quien era?, tal vez un hombre de negocios, un socio del padre de Malcolm. —Hola.— saludó mirándome de arriba a bajo, tensa me alejé de él lo suficiente. Las palabras habían desaparecido de mi ser por completo, aquel hombre era atractivo, podía darle todo sin él pedírmelo. —¿eres?— preguntó al dar largos pasos a mí dirección, pude ver mejor su aspecto, bello. Sin poder evitarlo recorrí el lugar, éramos solo él y yo, a metros de cualquier invitado, el verlo colocarse frente a mí sin temor o vergüenza me dejó en los cielos. Miré aquellos ojos azules los cuales me pusieron nerviosa en segundos, su mirada era penetrante. —Alyssa Jones.— respondí hipnotizada causándole una sonrisa, aquella situación era extraña. —Alyssa.— mi nombre en sus labios fue música para mis oídos, estaba empezando a creer en el amor a primera vista aunque sonara ridículo, confundida intenté bajar la vista más que avergonzada. Joder.— maldije para mí misma. —Hola.— solté estúpidamente haciendo que el tipo volviera a soltar una risa burlona, sabía que era atractivo, sabía cómo tomar ventaja de ello. Los pecados tras sus hombros parecían no existir. —Alyssa, no debes estar sola en un lugar como este, cualquiera pensaría que estás huyendo de la celebración.— habló con un tono serio para acercarse aun más a mí y acariciar mi rostro. petrificada frente a él solté un jadeo, sentir su tacto causó un escalofrío en mi espina dorsal, aquel hombre parecía irreal, era maduro, demasiado grande para mí. —¿Lo estás haciendo?— insistió al bajar su agarre a mi hombro. —¿Que?— pronuncié en un susurró sin quitar la mirada de sus ojos, los cuales eran claros como el agua. —Necesito ayuda.— soltó mientras se alejaba de mí a una distancia considerable, pude ver la energía que su cuerpo emanaba, estaba ansioso. —¿Sabes quién es Gustavo Armor?— preguntó después de unos minutos llenos de silencio, en donde nuestras miradas fueron todo menos comodidad. —Creo que si.— por fin hablé, estaba más que nerviosa, no quedaría como una idiota frente a él, en segundos Malcolm llegó a mi cabeza, ¿Que estaba haciendo? La culpabilidad llegó y no fue nada buena... quería huir. —Yo... Debo irme, lo siento.— informé al alejarme de él sin pensarlo demasiado, su voz me detuvo. —¿Sabes quien es?— pronunció con alta seriedad. —Debo encontrarlo.— contó al seguirme, al acercarse aun más a mi cuerpo, tomó mi cintura para sonreírme sensualmente. —¿Lo conoces?, nadie se enterará que estuviste aquí... sola conmigo.— aseguró. —creo que… se quien es.— solté al alejarme de él y abrazar mi cuerpo, le estaba fallando a la única persona que decía amarme sin fronteras. —Crees que si... sabes muñeca, eso no me sirve para nada.— su tono de voz fue otro, el cual no me agradó para nada, parecía disgustado. —¿sí o no?— se acercó nuevamente a mi para esta vez tomar mi mentón delicadamente dejándome sin respiración. —si.— contesté inconsciente de mis actos, haciendo que el tipo accediera triunfante, una sonrisa se dibujó en sus labios. —perfecto.— pronunció mientras me extendía su brazo, dude antes de tomarlo, después de una gran quiniela... lo hice. —Me llevarás con él.— avisó al salir del lugar con luces, no podía mentir iba encantada aspirando su fragancia a hombre, era alto, rubio, con facciones bien marcadas. Todo un hombre maduro, todo un hombre de negocios, todo un hombre temible.
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