Capítulo 1

1461 Words
Izi. Ah… ¡Por Dios! Ya es tarde, tenía que salir veinte minutos antes, pero mi cabello se arruinó y no medí el tiempo de la secadora. Me sofoco y eso es lo primero que no debo hacer porque pierdo. Respiro profundo, nuevamente vuelvo a ver el reloj que está en la mesita de noche. ¡Cinco para las nueve! No, no me puede estar sucediendo esto, y menos en mi primer día de clase. Esta vez sin pensarlo agarro mi bolso, medio me veo al espejo y al ver que mi maquillaje esta donde esta empiezo a correr como una loca, ahora solo espero que los chicos de la universidad no piensen que ha llegado la nueva, ¡la extranjera loca! Salgo de mi habitación, para luego correr hacia el ascensor, me ha tocado el piso seis, el edificio en grande y bueno, solo es de acostumbrarme, ya que en mi ciudad vivía en mi casa y no en un internado, pero bueno, esto lo he querido, ya que mis padres se han ofrecido pagarme un apartamento, pero me sostengo con la palabra no, no quiero que nadie de aquí sepa que soy una chica con dinero, no quiero que nadie se acerque  a mí por lo que tengo y no por lo que soy, además mis padres tienen lo que tienen por lo que han trabajado arduamente mientras que yo apenas estoy construyendo para luego ser como ellos. Es obvio que todo esto es demasiado, pero me tengo que acostumbrar porque es lo que quiero. Solo he tenido un día completo en esta ciudad y ahora todo me ha sido una catástrofe porque no he terminado de desempacar y a pesar de que me han dado mi boleta de clase siento que me hubiese sido fácil si me hubiese venido desde antes, pero, ni modo, las cosas son así y solo hay que acostumbrarse a ella. La Humboldt-Universität zu Berlin (HU) Es la universidad que decidí quedarme, sí, es la que quiero que sea mi casa, mi hogar y la que me enseñará lo que me falta por aprender. *** A unos pasos y llego a la facultad, pero no al salón que me toca. Me tranquilizo al ver que muchos chicos entran sin tener el mínimo nervio y emoción de la que siento por dentro. Para no mostrar mucha impresión me he vestido casual, jeans, una blusa color pastel, deportivos y con mi cabello suelto. Me adentro a la facultad, de reojo volteo a ver de un lado para otro y presiento que tengo que subir escaleras porque un grupo de chicos esperan el ascensor. Nuevamente, vuelvo a ver mi boleta y dice que mi primera clase es “Análisis financiero”, al parecer diario recibiré dos a tres clases. Ah, siento que me he perdido, no sé dónde está el salón, lo malo es que voy tarde y quien sabe que me dejen entrar. No me quiero perder ninguna clase y menos cuando estoy iniciando. —Pobrecita la rubia, no sabe dónde está parada, pero que lástima —me sobre salto al escuchar una voz grave cerca de mi oído—. Aaawww… La pobre se ha asustado—hace puchero para luego soltarse a reír. Solo me bastó un medio giro para estar frente al estúpido que está burlando de mi sin antes conocerme. Ah, el patán no está solo, un grupo de chicos lo acompañan como su guardaespaldas, y eso me dice que son los populares de aquí o los sangrones que se aseguran que el nuevo se sienta como el estiércol en sus zapatos. —¿Y eso te inquieta? —enarco una ceja tras cruzarme de brazos—, hmmm… Te lo dejaré pasar, sí, no me veas así, puedes respirar, te doy permiso—y lo respondona se me da de fácil, y más cuando no soporto al tipo de hombres que se creen que todo lo pueden tener con un chasquido de lengua. —Oooh, qué fuerte Edmon —uno de sus peleles le suelta una palmada en su espalda—, la chica tiene muchos ovarios para responderte, nadie te había contestado de esa forma. Ni que fuera el dueño de la universidad, ah, solo espero que no lo sea. Maldigo en silencio, estoy entrando y ya estoy metiéndome en problemas, y lo chistoso que no es con mujeres. Increíble, ellos son las mujeres. —No le den importancia porque tengan en mente que las rubias no piensan con la cabeza porque son huecas —su molestia es notoria, por lo que provoca que me altere y me den ganas de voltearle tremenda cachetada—, solo hay que tener cuidado porque dicen que ese tipo de clase es de temer, ¡por las enfermedades! —terminando la frase le suelto una cachetada sin pensarlo, sé que he perdido esta batalla porque me he dejado llevar en sus provocaciones. —¡A mí me respetas! No tienes idea con la persona con la que te acabas de meter —al mismo tiempo que le volteo la cachetada se le viene las intenciones de abalanzarse sobre mí, pero uno de sus amigos lo impide—. Mira chica plástica, agradece que mi amigo se interpuso de lo que te merecías, pero te juro que desde hoy seré tu pesadilla porque te lo has ganado a pulso—sisea entre diente, para luego ver como se dibuja una gran sonrisa fingida mostrando sus dientes perfectos. —¿Crees que te tengo miedo? —bufo, y con solo hacer eso él llega a mí y en un parpadeo me agarra mi brazo, y lo empieza a jalonear tras ver como se resaltan las venas de su frente. —Deberías, te juro que no tendré piedad de ti… —¡Suéltame estúpido! —de un jalón me logro soltar—, ya me imaginaba que eras el tipo de hombre que maltrata mujeres. —Ja, ja… Te equivocas, pero me vale mierda lo que pienses. Desperdicio de hombre, de que sirve que sea un gran espécimen de hombre, que tenga esa elegancia y esos ojos esmeralda. ¡Concuerdo que este mundo está al revés!  —Neschastny (infeliz) —esas fueron mis últimas palabras para dar media vuelta y escapar por ahora, mucho espectáculo y lo peor que es en mi primer día de clase. Ash, se me tenía que salir lo ruso, domino bien el inglés hasta el punto que él no notaria que no soy de aquí, pero mi enojo hacia él me delato. *** La adrenalina se dispara y recorre por todo mi cuerpo, siento un gran nudo en mi garganta, pero también las ganas de ir por ese hombre y matarlo de una vez por todas. De tanto subir las escaleras me doy cuenta de que estoy en el pasillo correcto, 8-B. Ahora que estoy segura de que en este pasillo esta mi salón apresuro cada vez más mis pasos y le pido a todos los dioses que me den la oportunidad de no perderme mi primer día de clase. Pufff… Entrando al salón me relajo al ver que no está el profesor y pocos chicos están dentro. Con un “buenos días” y un asentamiento entro al salón, no tenía intenciones de nombrar ni una sílaba, pero la parte de mi educación hace que abra mi boca. Lo que esperé de parte de ellos fue un “buenas”, nada más eso. ¡Qué raro es vivir aquí! En la universidad en la que vengo a los nuevos lo tratamos bien, bueno… Los que se lo merecen, pero al parecer aquí odian a los nuevos y eso sin darle la oportunidad de conocerlos. Para no seguir llamando la atención he decidido sentarme en los asientos que están atrás, casi de último. ¡Por fin! He llegado, me siento, pongo mi bolso sobre la mesa y antes que llegue el profesor sacaré mi laptop y mi libreta para los apuntes. Me declaro una chica eficiente, responsable y a la vez me gusta divertirme. Sin querer se me sale un suspiro al recordar que haces unos meses era la capitana de porristas. —Te dije que no te ibas a librar de mí y también recuerdo que te dije que seré tu pesadilla —me quedo estática al escuchar esa voz. No es justo, esto es lo último que quería que me pasara, y eso no es lo peor. A él no le basta ofenderme y hacerme la vida imposible que decide sentarse a mi derecha, quedando a unos metros de distancia. ¿Qué significa esto? No lo quiero tener junto a mí, pero si me voy sería darle toda la razón. Lo mejor que debo hacer es ignorarlo.
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