Capítulo 2: Gerson

1726 Words
Al llegar a la escuela, mi hermana y yo, somos simples desconocidos, desde un tiempo para acá. Ella me mira siempre al bajar, volteándome los ojos, yo estoy acostumbrado. Cristina hace un intento de saludo con su mano, mi hermana se la bajo enseguida, tomándola por el brazo. La verdad no sé porque estaba enojada, ni me importaba. Coloco la mochila sobre mi hombre, veo a mamá a los ojos, siempre desde que lo recuerdo he hecho esto. Ella sonríe, y continua su camino, cuando enciende el carro empieza a echar humo. Volteo la mirada, y sigo caminando, cuando muchos empiezan a reír, adelanto el paso. -Susana, no entiendo porque tienes que ser así con tu hermano- le va reclamando Cristina a mi hermana, en un tono poco amable.  Mientras yo las seguía a una distancia prudencial, pero audible, ella simplemente la ignoró. - ¡Mira allá esta Marcus! - lo dijo con su voz chillona, levantando sus manos a la altura de su boca, sus ojos mirando hacia arriba, mordiéndose el labio inferior, y colocando una cara extraña; la cual se borró cuando vio que yo estaba detrás de ella, con una risa burlona. Realmente me mato con la mirada, me asuste tanto que por poco caigo al suelo, para mi buena suerte no caí. Debo ir a cambiarme le dijo a mi hermana a Cristina, con un tono de mal humor. Se desviaron por un pasillo que daba a los cambiadores de chicas, mi hermana pertenecía al grupo de animadoras. Desaparecieron de mi vista, por lo cual respire aire puro y libre. A lo lejos estaba Gerson, cerca de la entrada principal de la escuela, había muchos estudiantes regados en diferentes puntos, se reunían en la entrada para contar como les había ido el fin de semana. Gerson era mi otro mejor amigo aparte de Martha, pasaba más tiempo con ella por la cercanía de nuestros hogares, pero en la escuela, nos sentábamos juntos los tres, había otros compañeros de clase, como Fabian y Brian, los cuales eran dos hermanos muy agradables que a veces venían con nosotros y luego estaban con los populares. Gerson, era de baja estatura, algo pasado de peso, su cabello era marrón claro, al igual que sus ojos, tenía pecas en su rostro, usaba lentas grandes, lo que hacía que sus ojos se vieran aumentados, labios gruesos, nariz pequeña, que se perdía dentro de sus abundantes cachetes, cejas poco pobladas, parecía no tener cuello. Llevaba ese día una franela blanca, con franjas rojas, una braga de jean azul, en la cual llevaba una insignia de niño explorador, de la cual estaba orgulloso, zapatos negros, sus trenzas sobresalían a los lados, lo que mágicamente resultaba difícil de creer que no se cayera al caminar, era todo un nerd, un cerebrito, algo raro para muchos, a el no le importaba eso; a nosotros sus amigos, tampoco. Al rato vi salir a mi hermana del pasillo, iba vestida con una minifalda amarilla corta, y franela amarilla con blanca, un suéter ancho que cubría toda su espalda hasta llegar a la altura de las rodillas, mi hermana pertenecía a las animadoras, ese día había juego, llevaba tanto maquillaje, lo cual me hizo gracia al pensar que parecía un payaso. Salió corriendo hasta que de un salto quedo enrolladla del musculoso Marcus, que ágilmente la atrapó en el momento justo. Este chico era el más popular de la escuela, muchas veces lo había visto en uno que otro pasillo con otra chica besándose, no se cortaba. Como él no sabía, que Susana era mi hermana, ya que ella había creado la fama, que veníamos juntos, porque mamá hacia transporte estudiantil privado. En ocasiones lo vi guiñarme el ojo, o incluso levantar el pulgar, cuando lo encontraba en medio de los corredores con otra chica. Realmente no me importaba, solo lo dejaba pasar, en una o dos ocasiones tuve el impulso de decirle, pero en ese momento decía algo hiriente, dejando que el gran Marcus saliera de nuevo ileso. Era el típico chico de su edad, de la cual todas se morían por estar por él, menos Cristina; a ella realmente no le importaba, no sé, si solo él, o los chicos en particular, el único hombrecito de su vida era Zarael. Decía ella cuando estaba de su lado. Marcus era un galán de historietas, musculoso, atractivo, cabello largo y rubio, abdominales de acero como decía mi hermana, aparentaba tener unos veintidós años, pero realmente tenía diecisiete. Se había atrasado un año, porque según de pequeño lo habían cambiado de escuela, creo que había repetido, si me preguntaban. Si a mí no me gustaba estudiar, a él, menos, pero los maestros, estaban encantados con él, incluso muchas maestras se derretían cuando él les guiñaba su ojo izquierdo. Lo escuché que tenía un ojo para las jóvenes y otro para las mayores, eso nunca lo entendí. Como era el capitán de futbol del colegio, los maestros le regalaban unos puntos de más. Muchos estaban dispuestos a servir de alfombra solo para que no se ensuciara sus tenis de la suerte. Camine a donde estaba Gerson, que estaba doblado por la cintura viendo algo en el suelo, al acercarme y ver hacia el piso, solo se trataban de hormigas. Me quede observando a ver si hacían algo en particular, pero no, solo llevaban unos trozos de hojas verdes encima de ellas, Gerson que no se había dado cuenta aun de mi existencia estaba embelesado. Hice carraspear mi garganta, lo cual no sirvió para llamar su atención. -Eh, eh- hice ese sonido, y aún estaba fuera de sí. Hasta que se me ocurrió, coloqué mi rodilla atrás de su rodilla flexionado, lo obligué también a flexionar la suya, el cual no se esperaba esto, y en vez reaccionar cayó al suelo, si no sé por qué no lo supuse, saber que algo así ocurriría. Me dio pena, cuando unas chicas que pasaron por el lugar se echaron a reír levantándome el pulgar, lo cual dejé de sentir culpa, y solo sonreí, pues eran unas hermosas niñas, las cuales en otra ocasión no me fueran dado ni la hora. Las niñas siempre buscan a los chicos malos, y era cierto, aunque Martha siempre decía lo contrario refutando esta teoría, decía que no todas eran iguales, solo las sin cerebro. Colocándose los lentes nuevamente, que también habían caído, estaba tocando por todas partes, hasta que me dio algo de culpa, y se los pasé, cuando ya veía bien, miro su mano y tenía varias hormigas grandes en ella, una que otra le dio un piquete, así que empezó a correr de aquí para allá como loco, yo solo me voltee a un lado, haciendo como si no lo conociera. Siempre que estaba con él pasaba algo similar. Cuando vi que venía de nuevo hacia mi corriendo, saqué mi brazo y lo detuve, le sacudí los brazos, le arreglé los lentes, las personas que estaban entusiasmadas viendo, voltearon hacia otro lado, y me miraban reprochando, porque había acabado la diversión. Guardando sus teléfonos en sus bolsillos, subiendo el video en las redes al parecer. Gerson era muy popular en internet, en una semana había alcanzado trescientos mil vistos, cuando se atoró en el inodoro del sexto piso. -A veces no sé si eres mi amigo o enemigo- me dijo Gerson mientras sacaba el inhalador contra el asma de su bolsillo, jadeando un poco, el cual le di unos golpecitos en su espalda. Hizo un movimiento con su mano diciendo que ya, y me detuve. Volvieron a pasar las mismas chicas, y ahora me veían con desagrado. Lo bueno de Gerson - ¿Se puede saber que rayos estabas haciendo viendo hormigas? - le dije mientras su respiración se iba atenuando, hasta llegar al ritmo normal. -ah, ¿sabías que las hormigas se comunican a través de las feromonas? - ya había olvidado todo, y así era el, lo conocí en primer año, cuando pasaba por el pasillo, y vi sonar unos casilleros, no sé cómo hicieron para meterlo allí, pero fui a buscar el conserje, tuvo que venir los bomberos, y con una motosierra cortaron parte del casillero hasta sacarlo, desde allí el director me dijo que debía estar junto a él, quede en los medios locales como un héroe, el nunca denuncio a los que lo encerraron, dijo que no se acordaba, hoy en día si les creo, sus padres vinieron a mí, ofreciéndome altas sumas de dinero por ser su amigo, yo les dije que no era necesario. Con el tiempo me gusto su forma de ser. Compartimos el gusto por las matemáticas, y somos adversarios en el ajedrez. Solo me reí un poco al escucharlo de hablar de las hormigas, parecía ser el tema del día. Nos dispusimos a Caminar hacia el salón de clase. Cuando gire para ver, mi hermana también había desaparecido junto a su novio, de la entrada principal. Solo estaba Cristina limándose las uñas, la cual cruzo una leve mirada conmigo, fue tan intenso, que sentí que me traspasaba como si fuera una máquina de hacer radiografías. Ya los salones se encontraban cerrados, y los maestros daban clases, los pasillos estaban solos. Saque mi teléfono para colocarlo en silencio, había un mensaje: -El maestro llegó, ¿otra vez distrayéndote con hormigas? Y un emoji de una mujer con la mano en la cara. No conteste, solo lo guardé, al llegar al salón el maestro Freddy estaba en la pizarra, ya había comenzado la clase, mire a Martha a través de un pequeño cristal que había en la puerta, haciéndole señas, la cual volteó la mirada instintivamente en ese momento, se paró de su mesa, llevando un libro en la mano, llamó al maestro a su escritorio, quedando de espaldas a la puerta. La abrimos como ladrones, dejamos cerrarla con mucho detenimiento. Nuestros compañeros estaban riendo, pero les gustaba ser cómplices de alguna travesura, para ver si se completaba la misión. A Gerson se le cayó el inhalador al suelo que aun llevaba en la mano, anticipando esto, Martha dejo caer su libro; El maestro volteó, pero ya estábamos sentados, su cara hizo un gesto de confusión, nos miró, luego al voltearse de nuevo Martha dijo -Gracias, ya entendí- volviendo de nuevo a su asiento, cuando pasó a nuestro lado, me dijo me deben una.
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