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Balael y los hijos de la noche

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El planeta tierra libró una batalla antes que los primeros animales empezarán aparecer. Una batalla que duró miles de años luz; entre seres celestiales, dejando el planeta en ruinas. Jamaar fue derrotado y encerrado en los confines del inframundo; pero antes había tenido un hijo con la diosa Sáfora. El nombre de este niño era Baltazar, este niño había sido concebido antes del pecado; el cual fue perdonado por los seres celestiales, dejándolo dormir por mucho tiempo. Sáfora fue encontrada en el momento que estaba despertando a Baltazar del sueño profundo, luchando sola, fue derrotada por los ángeles de la luz. El niño ha reencarnado. Él es la llave para abrir y cerrar el inframundo. Jamaar el dios del inframundo quiere abrir un portal hacia la tierra de nuevo para vengarse de Milion, el dios supremo de los ángeles de luz, parte del espíritu de Jamaar ha salido corrompiendo miles de almas, para cometer pecado. La fuerza de los ángeles de luz se está desvaneciendo. Peter es un niño ordinario, sin tener nada especial; amante de las r************* , los juegos en línea y el internet. Criado por sus dos padres amorosos; pero siempre ocupados. Peter pasa el mayor tiempo con su amiga, vecina y compañera de clases Martha, la cual vive con sus padres; su padre que trabaja todo el día, dice ser vendedor de bienes raíces, pero en realidad tiene un secreto. La única forma de detener a Jamaar es hacer un contrato con el demonio Balael; que ha sido su vecino por muchos años, un viejo loco que vive a unas cuadras de su casa, el cual les otorga poderes a Peter y a Martha a cambio de su alma pura por treinta días.

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Capítulo 1: El principio de todo
El planeta tierra libró una batalla, antes que los primeros seres vivos aparecieran, una batalla que duró miles de años luz, entre seres celestiales, dejando el planeta en ruinas. Jamaar fue derrotado y encerrado en los confines del inframundo, pero antes, había tenido un hijo con la diosa Sáfora, el nombre de este niño era Baltazar. Este niño había sido concebido antes del pecado; el cual fue perdonado por los seres celestiales, dejándolo dormir por mucho tiempo, para que reencarnara millones de años después. Sonó el despertador, al lado de mi mesa de noche; es muy temprano, lo deje sonar. Si no hubiese desvelado tanto en: YouTube y f******k anoche. Me moví un poco de lado me estaba doliendo la espalda desde hace días, debo decirle a papá que hay que reemplazar el colchón; quizás, debería esperar un poco más, pensé. Mi cuarto era pequeño, entraba mi cama y, solo había espacio para un mueble en forma de escritorio, ya que mis padres no contaban tener otro hijo, me hicieron decidir entre dividir el cuarto en dos, o compartir habitación. Yo solo me imaginé un bebé llorando, junto a mi cama, y decidí la división; para nada, porque la división se hizo de una madera muy delgada. Todas las noches escuchaba los llantos, como si estuviese a lado de mi cama. El reloj, no paraba de sonar, llegué con la punta del dedo y, en vez de parar el reloj, cayó al suelo. Afuera de mi habitación, se escuchaba un alboroto, mezclado con el reloj en el suelo, que no paraba de sonar.  Mamá le gritaba a mi hermano menor, que debía lavarse los dientes; o algo así. Parecía estar correteando desnudo por toda la casa, o eso alcance a oír. Se escuchaban pasos de aquí para allá, hasta que golpearon mi puerta con el puño cerrado; pues se escuchó muy fuerte.  Ya cuando mi mamá golpeaba así la puerta; era mejor hacer caso. Tome mis lentes, que estaban igualmente en la mesita de noche, luego tome mi móvil, que me había obsequiado mi abuela en navidad. Tenía un texto que decía -nos vemos en la cafetería, a las once- era Martha mi mejor amiga y vecina de la infancia. Me coloque de pie abriendo un poco las cortinas de mi habitación. Se estaba montando en la camioneta azul marina, que su padre acababa de comprar. Su padre a simple vista, parecía un agente secreto. Miraba siempre en todas direcciones antes de salir de casa, lo había visto, porque mi cuarto quedaba frente a la entrada de su casa, aunque Martha, me había dicho que trabajaba en bienes raíces. Para mí que trabajaba de asesino en serie o algo así. En ocasiones bromeaba sobre esas cosas con ella, y solo me volteaba los ojos. Aún estaba viendo por la ventana y, vi como Martha que llevaba el móvil en su mano, levantó la cabeza a donde yo estaba, sonriéndome de inmediato. Pues claro, sabía que yo, ya había visto el mensaje, porque le había llegado la notificación. Al instante, me llego otro mensaje -espiando, otra vez-. Yo le mande un emoji de un dedo grosero, y ella, otro emoji sonriendo, con una gota de sudor. Ese día iba como siempre vestida; ella le gustaba usar uniforme de falta a cuadros azul, camisa blanca con corbata azul, para ir a la escuela, aunque no era necesario, ni obligatorio llevarlo. Para mí, era su papá, que la obligaba a ponérselo; pues él era muy estricto cuando estaba en casa. Ella, al igual que su padre; era de piel morena, pero la nariz pequeña y perfilada era de su madre, siempre orgullosa de sus fosas nasales, ojos cafés, labios pequeños, su cabello rizado, corto hasta los hombros. Llevaba su bolso, montado en un solo hombro, de un anime japones. Mamá, esta vez no llamó, sino entró a la habitación, lanzándola de un manotazo - ¡espero tengas poderes mágicos para que estés abajo en cinco minutos! – dijo todo esto sin respirar- si me vuelven a llamar la atención en mi trabajo …es que no lo vas a contar- dijo mirando el reloj en su muñeca y cerrando los ojos. Mamá, ya estaba vestida, llevaba un vestido; purpura claro, su cabello rubio; recién secado, era un poco esbelta; no era delgada, tampoco se podría decir que era regordeta, piel blanca; y pálida, iba maquillada; para que no se le notaran las ojeras, llevaba sandalias marrones, y un gafete con su nombre: Alice Mathius. Mamá tenía dos trabajos; en la mañana, era recepcionista de un hotel elegante, y en las tardes lavaba los platos en un restaurante. Todo lo contrario, un trabajo con el otro. En las mañanas, siempre debía ir elegante. En ocasiones, no le daba tiempo de cambiarse, de un trabajo a otro y llegaba en las noches con un vestido bonito, manchada, mamá era muy guapa en comparación con las otras madres de mis compañeros de la escuela, pero cuando se enojaba se veía tan fea que daba miedo. -Estaré listo mamá, lo prometo- dije viendo la hora en mi teléfono. Ella me miro a los ojos, y casi vi una sonrisa asomarse, pero se borró inmediatamente cuando miro las playeras y los calcetines regados en el suelo, cerrando de un portazo. Mi padre tenía un solo trabajo en oficina contable, pero ocupaba todo su día.  La mamá de Martha no tenía que trabajar, pues su papa ganaba muy bien -creo que papá debería vender casas- pensé. Nuestra casa se estaba pagando desde hace unos años, que papá pidió un préstamo para un negocio con su amigo Dominic, que salió mal, y quedo la casa hipotecada. Si dejaban de trabajar lo perderíamos todo. Somos tres hermanos; el menor tiene siete años, pero parece que fue criado por hormigas, siempre tiene fuerza y energía, agota la paciencia de mama, él es responsable de sus arrugas y sus ojeras. Ya la han llamado varias veces, del jardín de niños, teniendo que dejar el trabajo tirado. La única forma que no la han despedido, es porque creo que le gusta a su jefe. Ya a mi hermano pequeño lo ha cambiado este año tres veces del jardín de niños. La última vez, encerró a su maestra en el baño, mientras hizo una fogata en el salón de clases; llegaron hasta los bomberos ese día, no lo pasaron por las noticias, porque mamá, le rogó a la trabajadora social, porque si no, no le iban aceptar en más ninguna escuela, mis padres estaban siendo vigilados, y esta era su última oportunidad. Mi hermana, de dieciséis años que estaba terminando ya, la preparatoria, “la fashion”, así le digo yo. Ella me dice gusano; pero es de cariño, cuando de niño me enfermaba cada vez que abría los ojos, estaba ella allí, tomando mi temperatura. Nos amamos a nuestro modo. Hay días que es insoportable, es muy heavy para mi gusto, maquillada hasta los dientes, con mini faldas en la escuela, que lleva dentro de su bolso, para que papá ni mamá, la ven salir de casa así; se cambia en la escuela. Una vez, casi le da un infarto, cuando ella le dijo que se haría un tatuaje, que solo con decirlo bastó para que la castigaran un mes sin salir, o eso pensaron mis padres, porque igual se escapaba por la ventana. Muchas veces la vi y, me decía – sabes cómo se ve un gusano aplastado- yo solo volvía callado a mi habitación. Papá no lo nota, porque llega cansado; calienta su cena y se duerme en el sillón viendo la televisión. Otras veces no le da tiempo de calentar la comida. Mamá llega hasta las doce de la noche en ocasiones. Mi hermana vuelve a las doce menos veinte, con castigo o sin castigo, igual sale si le apetece. Se que el baño está ocupado, los lunes todo es muy estresante en esta casa, porque nos levantamos tarde y tenemos un solo baño. Abro el estante que está arriba de mi escritorio, y allí está; enjuague bucal para gente cool, o así dice el comercial. Me enjuago los dientes mientras pongo mi pantalón, tengo piernas blancas y delgadas, parezco una lagartija, pero eso me gusta. Tengo catorce años, y voy en el tercer año de preparatoria. - ¿Que como me va? - se puede decir que soy un joven intermedio, en cuanto a calificaciones, cuando no puedo copiar en un examen teórico salgo mal, no me gusta estudiar biología, ni anotomía mucho menos historia. No se puede decir que soy mal estudiante, como dice mi orientadora; soy poco aplicado. Me gusta el ajedrez y juegos en línea; si eso es lo mío, no hay ningún juego que no haya pasado. Agarro un calcetín dentro de los zapatos, no veo el otro, miro en varias direcciones. Van tres minutos, me asomo por la ventana. Ya mamá fue a calentar el carro se está despidiendo de papa. Este le entrega una taza de café, cuando su amigo Dominic que tiene una camioneta de carga lo vino a recoger. Tenemos un solo auto viejo, a veces nos toca empujarlo para que mamá lo pueda encender. Martha siempre mira hacia otro lado, porque sabe que esas cosas me dan un poco de vergüenza, pero cuando estamos solos, saca el tema de una forma tan cómica, que me hace sentir cómodo. Papá levanta la cabeza, mira hacia donde yo estoy, y levanta su rostro un poco; es como un saludo y una despedida a la vez. Mi padre es de piel blanca, cabello castaño claro, se parece mucho a un superhéroe de películas, es muy musculoso, ojos azules; en los cuales en ese instante veo algo de tristeza, papá no siempre fue así. Antes tenía tiempo para nosotros; íbamos al parque, de pesca, de días de campo, yo sé, que a él le duele más esto que a mí mismo. Mi mamá también voltea el rostro a donde yo estoy, con ojos de ira, y caigo de trasero en el suelo. Me vuelvo a levantar, sigo viendo por la ventana. Mamá, luego de tomar la tasa de manos de mi padre, tratan de hacer un intento de beso, el cual sale mal y terminan abrazándose. Me da algo de asco, pensar en mis padres besándose. El abrazo es interrumpido por el amigo de papá, tocando el claxon y saludando a mamá, el cual le grito algo, que no alcance a oír. Reviso entre las sábanas y allí está, el calcetín perdido para mi alivio. Tomó una playera, la cual huelo dos veces para mejor seguridad; y no, está no, este sí, aún le queda un uso. Busco mis viejos tenis, los cuales son mis queridos amigos de viaje, entre más feos más los quiero. El derecho, tiene un hueco en el dedo pequeño, lo llevo como una herida de guerra. Así me dice Martha, que fue cuando estábamos en la casa del vecino loco, que vive a unas cuadras de aquí, un exmilitar frustrado. Así le decimos Martha y yo. Un día que fuimos a buscar una pelota de beisbol, que se había caído en su patio, nos cansamos de gritar y nadie salía, decidí saltar la cerca, y este hombre salió, en su mano con un perro rottweiler demoniaco. Este viejo al verme en su patio, lanzó una sonrisa cruel y maniática, soltando a su perro, inmediatamente salte de nuevo la cerca, pero este me agarró por el zapato, al intentar saltar la cerca, Martha me halaba hacia la calle por el brazo, y el perro hacia adentro, el zapato y mi pie sobrevivieron para mi buena suerte, la cerca era baja. Al salir de su terreno pensé que el perro nos iba a seguir, por la calle, solo se quedó allí. volvió a donde estaba el viejo loco. Nos alejamos ese día. mientras el viejo nos veía, mire varias veces hacia atrás, hasta que ya lo perdimos de vista. Pongo en mi mano derecha una pulsera de cuero, que marta me regaló hace unos años. Faltan aún tres meses para el verano, recordarlo hace que me lamente, falta mucho aún para dormir hasta tarde. Veo mi celular, falta un minuto. Me asomó de reojo al baño es el momento justo, baño despejado. Entro, me veo en el espejo, lavo mi cara con jabón, escupo el enjuague bucal, para hacer un efecto de baño mojo mi cabello. ya mamá está tocando la corneta del viejo century. Veo el reloj treinta segundos. Tomó un poco de cera de los estantes, la colocó en mi cabello, con mis dos manos hago una especie de cresta. Salgo corriendo bajando las escaleras de dos en dos. Llego al recibidor, mirando en diferentes direcciones, mis libros, no los veo; ya no hay tiempo. Abro la puerta, mamá está viendo por el retrovisor. Tiro de la palanca de la puerta del coche en la parte de atrás. Ya están montados todos; mi hermana va adelante, mi hermano atrás. Casi no habla, solo cuando lo amerita. Mi hermano tiene cabello; castaño oscuro, ojos amarillos, mi mamá dice que lo heredo del tío Brandon, el cual nunca he visto en mi vida, su color de piel, es un tono más moreno que el nuestro, ella dice que el tercer hijo siempre es una mezcla de genes. Va sentado detrás de mamá, arrancando un pedazo del papel ahumado de la ventanilla. -Ves mamá si tengo poderes- le digo sentándome en el coche. - ¿Y tus libros? - pregunta, ella mirando hacia atrás. Toco mi cabeza, y le digo - El conociendo es mejor mantenerlo aquí - con una gran sonrisa. Mamá busca en el piso del carro y coloca mi bolso con los libros sobre las piernas - está bien, pero plásmalo también en tus cuadernos, y no sólo esos dibujos y garabatos- lo dijo mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, parecía que había leído mis cuadernos, en vez de sentirme regañado, me sentí muy feliz. Mi hermana de pronto se quita los auriculares de sus oídos, hasta ahora no estaba prestando atención a lo que estaba pasando. -Cristina que la pasemos buscando mamá- con un ridículo tono nuevo que recientemente agarro, parecía hablar por la nariz. Mamá la ve, mira en su reloj de pulsera, no dice nada, el carro milagrosamente ese día arrancó bien, pero nos batió hacia adelante y hacia atrás, mamá estaba tan acostumbrada que no funcionará que el carro la había agarrado fuera de sí, y había puesto la marcha incorrecta, después de corregir, fuimos a buscar a Cristina. Llegamos a su casa, la cual vivía tres cuadras atrás en una casa. Era como una mansión, tres veces más grande que la nuestra, era blanca y elegante. Sus padres tenían mucho dinero, y varios vehículos, pero no mucho tiempo para su hija. Cristina estaba esperando cumplir la mayoría de edad, para manejar su volswagen blanco. después de esperarla un par de minutos, por fin salió de su casa. Mamá estaba ansiosa, mirando su reloj. Allí estaba ella, la copia de mi hermana al hablar y en su forma de vestir. La única diferencia es que mi hermana es rubia, y Cristina tiene el cabello rojizo y pecas en su rostro y hombros. Cristina es algo entre fashion y punk, dejando ver igual que mi hermana algo de piel, tiene pincing en las cejas y su nariz, y es juguetona con mi hermano, es la única que le cae bien o lo calma, por eso era la única razón que mi mamá la tolera -Sube ya, grita mamá que estaba a punto de entrar en colapso, cuando Cristina iba a montarse mi hermana clavo su mirada tenebrosa en mí, yo la miré de mal forma igual, pero cuando mi mamá también me vio supe que ese enemigo no era tan fácil de vencer. Ella, sin embargo, dio la vuelta para estar al lado de mi hermano pequeño Zarael. Mi mamá colocó marcha. En el camino saqué mi teléfono, coloqué mis audífonos en mis orejas, coloqué música. Vi como Cristina le hablaba al oído a mi hermano, no escuche nada, por el alto volumen de la música, no le preste atención. Yo solo pensaba en un juego nuevo llamado lobocrock, en el juego tú eras un animal, los animales que tenían más niveles de experiencia era los lobos, empezabas siendo una hormiga, y con habilidades y determinación, usando tu cerebro, debías robar la bandera enemiga. Pero necesitaba mucho dinero para comprarlo, mis únicas ganancias eran dos veces al mes, que podaba el césped de la señora Mireya, y me daba lo que ella podía, a veces solo me hacia una tarta. Martha ya lo tenía y me dejaba jugar en ocasiones allí cuando su padre no estaba. Su madre sin embargo era muy amable, decía si a todo, se sentaba horas y horas frente a la televisión o solo miraba hacia la nada en el jardín, muchas veces me daba un poco de miedo. Martha me dijo que eso paso cuando murió su primer hijo, el cual ella no conoció, su vida no volvió hacer la misma. Eso fue lo que dijo su padre, ya que su madre no habla de nada de esto. Tienen una señora que va a su casa a limpiar seguido y hacer comida, cuando ella está no puedo entrar ya que es muy fiel a su jefe, le cuenta hasta el mínimo detalle. esta señora hace su trabajo y se va, es mayor, como de noventa años. Todos los días antes de irse, saca la basura; pero en vez de tirarla a los botes, la coloca en el maletero de su viejo Caprice. Saco mi teléfono y veo el precio cuatrocientos libras esterlinas -que costoso- pienso ¿si vendo mi play 2 y mi game cube?, busco por internet estos dos usados y suman solo treinta libras esterlinas. Tengo que buscar a ver si hay forma de descargarlo gratis, pero como es reciente, quizás aún no lo hay pirata. Que tristeza ser pobre, pienso recostándome en la ventana del auto. Llegamos a la primera parada, mamá se baja dejando a nuestro hermano en su jardín de niños, haciendo varias escenas, se agarra del pie de mi madre, la maestra se lanza sobre él, ya estamos acostumbrados a esto. Veo a Cristina y quizás fue idea mía, pero vi sus ojos cambiar un poco de color en el momento que veía a mi hermano; el cual soltó a mamá de la pierna y se fue obediente con la maestra, la cual se estaba agarrando el cabello; pues ya se había despeinado y saludada con su otra mano, casi disculpándose por lo que acababa de pasar. La única razón por la que esta nueva maestra lo soportaba es porque era una maestra que recién se graduaba estaba a prueba en ese excelente y costoso jardín de niños el Garden Kids, eso le habían dicho a mamá antes de inscribir allí a mi hermano, así que a mamá le quedo como anillo al dedo.

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