CAPÍTULO 23.-2

996 Words

Salimos del hospital y la brisa del final de tarde me despeina, y el murmullo de la ciudad me parece lejano, como si estuviésemos dentro de una burbuja aparte. A mi lado, Nicoló maniobra su silla eléctrica con una precisión que ya no me sorprende. Lo hace fácil y natural, aunque sé que cada movimiento es una lucha diaria. Sé que hay dolor detrás de su esfuerzo y, aun así, aquí está. Lo miro de reojo mientras nos acercamos a la camioneta donde ya Giuseppe tiene la puerta abierta para subir y después bajar la rampa para que Nicoló suba detrás. Y mientras me siento algo dentro de mí —algo pequeño y suave— se deshace sin aviso. No estoy sola. Al menos eso quiero creer. —¿Estás bien? —pregunta entonces. Lo miro desde mi asiento. La pregunta me toma por sorpresa. No porque no tenga respuesta

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