Entro a la habitación donde Lina está sentada en la silla mecedora mientras está en el móvil y levanta la cabeza cuando me ve entrar. —Buenas noches —digo en voz baja. — ¿Cómo se portó? —Inquiero mientras me acerco a la cuna donde ya duerme mi pequeño boca abajo, con el puño cerrado y pegado a su boca. Lo toco para verificar que está bien y no tiene calentura. Le acaricio la espalda despacio. —Solo algo testarudo para tomar su biberón, pero cuando lo tomó, se quedó dormido con la mamila en la boca —me rio ente dientes y ella sonríe. —Gracias, Lina. Puedes irte a descansar, Giuseppe te está esperando afuera para llevarte a casa. —Buenas noches, Raven —dice ella con una sonrisa—. Nos vemos mañana. Asiento y la dejo ir. Me quedo un minuto más mirando a Emilio, como si en él pudiera encon

