Heather negó con la cabeza. - No. Le dije que su mano era mejor que tu falda porque, de todas formas, tendría que moverla para tocarte. -
-No necesita tocarme.-
Creo que descubrirás que sí. Sospecho que, por la película que elegiste y el hecho de que te has estado tocando, tienes mucha curiosidad por el sexo. No hay nada de qué avergonzarse. Todos pasamos por esa etapa. Normalmente no habría dicho nada, pero se me ocurre que has llegado al punto de querer experimentar.
Se detuvo un momento mientras Melanie se retorcía ligeramente, intentando esquivar la mano de Bram. No solo no funcionaba, sino que se puso nerviosa por la forma en que su mano la rozaba.
Ahora Bram y yo te queremos mucho y no puedo evitar pensar que para tu primera vez deberías tener un hombre que te trate bien. Así que he decidido que Bram te folle por primera vez. Descubrirás que se le da bastante bien.
«Es la primera vez que lo oigo», pensó Bram, sorprendido. «Ahí tienes, ¿quién soy yo para negarme a hacer lo que mi esposa quiere que haga?». Recorrió con la mirada la esbelta figura de Melanie con anticipación y admiración.
-Oye, espera un momento.- dijo Melanie, sorprendida. - De ninguna manera voy a aceptar esto. -
-No te preocupes, querida. - dijo Heather con voz tranquilizadora. - Nos lo agradecerás más tarde. Te dejo con eso. -
-Espera un momento, - dijo Bram. - Antes de irte, ¿podrías ayudarme a quitarle el resto de la ropa a Melanie? Solo para animarla. -
Antes de que Melanie pudiera darse cuenta, Heather se estaba subiendo la blusa y el sostén por la cabeza. Fácil con la blusa desabrochada y el sostén enganchado. Recordó haberlo sacado de sus pechos y se sonrojó. Quizás se sonrojó porque Bram le había bajado la cremallera de la falda y se la estaba bajando, dejándola completamente desnuda.
-Buena suerte, Tigre. - dijo Heather, lanzándole un beso a Bram y saliendo por la puerta, riendo.
-Si me tocas gritaré.- le dijo Melanie a Bram, intentando hablar con firmeza pero con mucho miedo de que su voz temblara.
-No seas tonta, niña. - le dijeron. - Estás entrando en pánico por nada. Solo voy a acariciarte un poco. Probablemente igual a lo que te hacías antes. Si te portas bien, incluso te dejaré abrazarme y tocarme para que te familiarices un poco con las partes de un hombre. -
Le frotó la mano sobre el monte de Venus antes de cerrarla sobre su montículo. Melanie abrió mucho los ojos y por un instante creyó que iba a gritar. Habló rápido.
-¿Ves? Nada más que lo que hacía antes. No duele, ¿verdad? De hecho, si te paras a pensarlo, probablemente se siente bastante bien.-
Melanie cometió el error de detenerse a pensar. Eso, se dio cuenta entonces, significaba que quedaría en ridículo si empezaba a gritar después de esperar unos instantes. Si no gritas de inmediato, pierdes la oportunidad de hacerlo. Ahora solo susurraba. Por alguna razón, una voz normal no le parecía apropiada.
-No importa cómo te sientas.- le dijo. - Quita la mano de ahí. -
-¿Entonces dices que sí se siente bien?. - bromeó. - ¿Y cómo se siente esto?-
Él, obedientemente, movió la mano hacia arriba para cubrirle el pecho. Decidiendo que le gustaba la sensación de su pecho, su otra mano se unió a la diversión, capturando y acariciando ambos senos. Bram acarició y apretó, frotando sus pezones al mismo tiempo.
Melanie se dio cuenta de que empezaba a sentirse frustrada. Le decía a Bram que moviera las manos y él lo hacía, pero solo a otra parte de su cuerpo. Debió, pensó, haberme acariciado casi por completo.
-¿Podrías quitarme las manos de encima?- exigió.
—Vale —asintió Bram, acariciando suavemente con una mano un bonito pecho blanco, un pecho que parecía agradecer su atención, aunque Melanie no estuviera tan segura—. Puedo hacerlo con una pequeña condición. ¿De acuerdo?
—Sí —dijo Melanie rápidamente, y luego pensó en preguntar cuál era la condición.
—Nada extenuante —le aseguró Bram—. Es solo que mientras me he liberado de tu cuerpo no has tenido oportunidad de sentir el mío. Así que ahora es tu gran oportunidad.
De repente, Melanie se dio cuenta de que, en algún momento, Bram se había bajado los pantalones. Había estado tan absorta en lo que le hacía e intentando apartarlo que no lo había estado mirando, solo sus manos. Al mirarlo ahora, sintió un vuelco en el estómago. Tenía una erección y le pareció bastante grande.
—Eh... tienes una erección —murmuró.
—Ah, ¿lo notaste? ¿Por qué no lo tocas y ves cómo se siente?
Ella lo miró con recelo.
-Um, es bastante grande, ¿no?-
—No realmente. Diría que es normal. No es que haya ido por ahí midiendo p***s de otros hombres. ¿Exactamente desde dónde se miden? Siempre me lo he preguntado. ¿Nunca has visto una erección?
-No muchos, - dijo vacilante. - Eh, muy pocos, en realidad. Ah, más o menos, eh, ninguno, supongo. No tan cerca, al menos.-
¿Tus novios nunca han intentado conquistarte y abrazarte? ¡Menudos vagos! ¿No tienen ambiciones de seducir a una dama hermosa?
—No he dicho que nunca lo hayan intentado —protestó Melanie indignada—. Simplemente he decidido no mirar.
—Ah, eso es diferente. Si solo has tocado, puedes comparar el tamaño del mío de la misma manera. Sostenlo y compáralo con lo que recuerdas haber sostenido.
-No dije que los había estado tocando. - jadeó Melanie indignada, con el rostro enrojecido.
-¿Estás diciendo que nunca has tocado ni uno?-
Melanie guardó silencio. ¿Seguramente no podía esperar que una chica respondiera a una pregunta así?
Sonriendo internamente ante su obstinado silencio, Bram tomó la mano de Melanie y la colocó contra su erección, cerrando su mano a su alrededor.
-Simplemente pásala por encima. - le dijo. - Siente la diferencia entre los sexos. Siente el contraste entre la dureza y la suavidad de tu piel. -
Una mano volvió a cerrarse sobre su montículo, sus dedos palpando sus labios. Podía sentir su carne cediendo a su tacto, sus dedos deslizándose entre sus labios y tocándola internamente.
Melanie tragó saliva nerviosamente. - Dijiste que si te tocaba, dejarías de tocarme así. - murmuró.
—Lo sé, y lo dije en serio... en ese momento. Es solo que me pareció injusto no corresponderte cuando empezaste a acariciarme.
-No...- empezó Melanie, interrumpiéndose bruscamente al darse cuenta de que, en realidad, le estaba acariciando la polla. Era grande, dura y caliente, y sentía curiosidad. Se retorció un poco ante su tacto y se mordió el labio, pero también dejó de protestar. Lo que no detuvo fue la caricia de su polla.
Melanie miró a Bram de reojo. ¿Cómo reaccionaría, se preguntaba, si rozaba ligeramente la cabeza de esa cosa con las uñas? Recordó habérselo hecho a su novio una vez, cuando insistió en que lo tocara. Él se quedó sin aliento. Y, por si fuera poco, también gritó cuando ella le clavó las uñas inmediatamente después. Sospechaba que por eso ahora era una exnovia. Curiosa, rozó lentamente la cabeza bulbosa de Bram con las uñas, viéndolo tensarse ligeramente. También sintió que sus dedos se sacudían ligeramente donde la tocaban, y eso le produjo una sensación muy peculiar.
Melanie descubrió que ahora que había dejado de protestar y se dejaba llevar, por así decirlo, la forma en que Bram la tocaba no era realmente desagradable. De hecho, aunque nunca lo admitiría, era bastante agradable y excitante. También le fascinaba su tamaño. Su pene estaba bastante hinchado y parecía muy sensible a su tacto. Supuso que era justo; sin duda, se sentía sensible a su tacto. No es que fuera a tener sexo con él; simplemente no estaba en sus planes, pero un poco de caricias no le hacía daño.
Con esa decisión firmemente en mente, se llevó una pequeña sorpresa al descubrir que Bram estaba arrodillado entre sus piernas y que ella sostenía su pene muy cerca de su coño. Rápidamente lo apartó un poco más.
-No voy a tener sexo. - dijo rápidamente. - Las caricias son una cosa, el sexo es otra muy distinta. -
-No te preocupes, cariño. - dijo Bram con dulzura. - Entiendo perfectamente lo que quieres decir. Pero no te dolerá si te frotamos la punta en los labios. Así te harás una idea de cómo se siente. -
Mientras hablaba, Bram le soltaba la polla y la acariciaba los labios. Ella se retorcía en silencio, terriblemente consciente de su polla y de dónde estaba. Sintió ganas de protestar de nuevo cuando le pareció que él empezaba a penetrarla.
—Dije que nada de sexo —jadeó—. Me lo estás metiendo.
No, no lo estoy. La verdad es que no. Es solo que tus labios hicieron un ligero puchero y me acomodé en ese sitio con naturalidad. Si te fijaras, verías que tus labios internos se aferran ligeramente a mí. Quizás te resulte más fácil si lo pongo un poquito. Eso te permitirá cerrarlo bien y probablemente será más cómodo.
Melanie sintió un ligero empujón. Podía sentir su pene allí, presionando contra una piel muy sensible. A pesar suyo, se apretó contra él, intentando ver si eso aliviaría las extrañas sensaciones que experimentaba.
Soltó un grito de sorpresa al sentir una punzada de dolor cuando algo en su interior pareció ceder. La polla de Bram ya estaba un poco más adentro y penetraba aún más.
-Dije que no. - se lamentó.
-Oye, no me culpes. - respondió Bram rápidamente. - Solo hice lo que dije, acostumbrándome un poco. Luego te acercaste a mí. -
—Pero no lo sabía —protestó—. Tienes que parar ya.
-¿Ahora? Sería un esfuerzo inútil, ¿no?-
-¿Qué quieres decir?-
Bueno, solo se puede perder la virginidad una vez, y ya lo has hecho. Me parece justo que veas si puedes divertirte. ¿Por qué no te relajas un poco y ves qué pasa?
Había algo mal en ese argumento, Melanie lo sabía, pero estaba demasiado confundida para entender qué era. Descubrió que era difícil pensar con claridad cuando había un gallo deslizándose por tu camino. Parecía exigir toda tu atención de forma natural.
Bram se movió con firmeza, hundiéndose completamente en Melanie. Moviéndose al mismo ritmo constante, se apartó y volvió a penetrarla. Unas cuantas embestidas más a ese mismo ritmo y le pareció que Melanie se estaba poniendo inquieta.
-Si te acercas a mí, cariño, puede que te resulte más fácil. - murmuró. - ¿Por qué no lo intentas? Eso es. Simplemente acércate a mí. -
Melanie se encontró moviéndose al unísono con Bram. De alguna manera, se sentía bien. Es más, se sentía bien. De hecho, ahora que lo pensaba, era maravilloso, con una maravilla mayúscula. Decidió que podía aguantar mucho más de esto.
Ahora que Melanie estaba realmente en el programa, Bram aceleró el paso, sonriendo mientras Melanie se adaptaba sin titubear. En esa etapa, todo era nuevo para ella y estaba bastante callada mientras se adaptaba a las diferentes sensaciones. Sin duda, en el futuro sería más ruidosa y tendría sugerencias, pero ahora mismo solo estaba silenciosamente agradecida. No del todo callada. Emitía pequeños ruiditos de aprobación mientras él la penetraba, con un tono de entusiasmo en su voz que indicaba que quería más. Más era lo que él le daba.