Nani parecía no estar segura de mis palabras. Sin embargo, ella decide callar sus pensamientos para no lastimarme. Lo sabía porque así era ella.
—Baja a comer antes de que Maya y su apestosa madre inventen algo para castigarte.
Fue inevitable no reírme de su comentario.
—Nani, si te escuchan que la llamaste apestosa estarás en problemas.
—Tienes razón, no puedo dejar que lo sepan o me alejarán de ti.
Su respuesta hace que mi corazón se ablande y desee llorar porque Nani ha sido la única que realmente me ha demostrado amor en esta casa durante toda mi vida. Hago caso a lo que me dice y bajo rápidamente para evitar problemas.
No me había sentado cuando mi padre me fulmina con la mirada y observa mi brazo enyesado.
—¿Cuánto tiempo ha ordenado el doctor que tardarás en recuperarte?
Me decepciona el ver que esa ha sido su primera pregunta, en lugar de saber cómo me siento.
—Un mes.
—Es mucho tiempo.
Golpea la mesa tras decir eso y me sobresalto.
Agacho la cabeza y me muerdo la lengua para no decirle lo que pensaba – debiste controlar tu ira y preguntar por la verdad antes de golpearme hasta dejarme así - eso era lo que quería decirle, pero no pude y en lugar de eso agaché la cabeza.
—Debiste aceptar mi orden para no estar en esta situación. Ahora tendremos que posponer el compromiso hasta que te recuperes, no podemos dejar que te vean en ese estado tan lamentable.
—Estoy de acuerdo contigo, cariño. Isabella necesita recuperarse por completo para que los Wood estén satisfechos con esta unión. Isabella será obediente, ¿verdad?
Decido no responder y eso parece enojarla, pero sinceramente, no me importaba en lo absoluto su enojo.
—Hablaré con los Wood mañana sobre esta situación. Les diré que Isabella ha tenido un accidente y está en recuperación, no te preocupes, cariño. Estoy segura de que Harry esperará.
—Eso espero. Esta unión entre ambas familias es necesaria para mejorar nuestro estado o estaremos en la quiebra muy pronto.
Entonces, yo tenía razón. El que me obliguen a casarme con Harry Wood era nada más para usarme como un peón. Miro a mi padre a los ojos y en los míos había decepción por traicionar así mi confianza, pero en sus ojos no había nada más que ambición.
—No tengo hambre y no me siento bien, regresaré a mi habitación.
Comento sin levantar mi mirada. Me levanto sin mirarlos y regreso a mi habitación. Cierro con seguro y me voy a la cama. Durante el resto del día me quedo en mi cama mirando el techo. La imagen de Harry y yo frente al altar me provoca náuseas. Siempre he querido casarme por amor, supongo que ver tantas películas como las de diario de una pasión, a dos metros de ti, yo antes de ti, bajo la misma estrella y mi favorita, orgullo y prejuicio, entre otras; ha hecho que me imaginé una historia de amor para mí, una muy ridícula historia.
—Debo dejar de ver películas.
Murmuro para mí y cuando giro mi mirada a mis libros recuerdo que todos son de romance también.
—Creo que debo dejar de leer también.
Los títulos de los libros que alcanzó a ver a la distancia que estaba eran los de mi autora favorita, Jane Austen. También tenía algunos libros de otras autoras como Alice Kellen, María Martínez y Elisabet Benavent.
Vuelvo a mirar al techo para olvidarme de esa loca idea de encontrar el amor.
Un mes después.
Hoy tuve que asistir al control con Leo. La buena noticia es que me quitarían el yeso y la férula. La mala noticia es que no podré salvarme de ese ridículo evento para anunciar mi compromiso con Harry Wood.
—Felicidades, ya eres libre.
—Gracias, Leo. No sabes cuan feliz me hace no tener estas cosas.
—Me alegro de que estés feliz, pero debes ir a las terapias o quedarán secuelas de lo sucedido.
—Lo sé, iré a las terapias.
—Ya puedes irte. No olvides llamarme cuando estés en problemas.
—Lo sé. Gracias.
Hace dos semanas, Leo me escribió para decirme que lo llamara exclusivamente cuando estuviera en problemas. Se encontraba a punto de recibir su título como médico y estaría muy ocupado con los últimos preparativos, así que no tendría tiempo para llamadas y mensajes a menos de que fuera algo grave y yo he aceptado.
«Compromiso»
Esa era la nueva palabra que se repetía en mi mente sin parar.
Esto no podía suceder. Esta boda es un error, sé que puede salvar a mi familia de caer en la quiebra, pero era un error y parecía que era la única que lo veía así, puesto a que mi familia y la familia Wood no lo veían de la misma manera en como yo lo veía.
Había muchas personas presentes. Tantas que ni siquiera las conocía.
La familia Wood fueron los que se encargaron de organizar la celebración de mi compromiso con su joven amo. Podía sentir como mi estómago se revolvía y mi garganta se cerraba para no vomitar frente a todos. Al igual que mis pulmones, parecían que no querían funcionar como deberían.
No lo soportaba más. Pido disculpas por retirarme de este maldito momento, pero Harry Wood no quería que me fuera. No dejaba de sujetarme a las malas por la cintura para no escaparme de él. Por más que intento que me suelte no lo consigo.
Odiaba este día y comenzaba a odiar mis cumpleaños. Hoy debía ser diferente, debía ser un momento para celebrar mi cumpleaños número dieciocho y en lugar de eso estaba celebrando un compromiso que no deseo en lo absoluto.
—Feliz cumpleaños, futura esposa.
«Futura esposa...»
Casi me vomito cuando escuché esas dos últimas palabras de su frase. Todos los que estaban a nuestro alrededor me felicitan por mi cumpleaños y mi compromiso no deseado. Finjo sonreír de felicidad, pero todo era fingido para qué me dejarán en paz. Aun así, no lo consigo.
—Feliz cumpleaños, hermana. Harry espero que seas feliz junto a Isabella.
—Gracias, Maya. Estoy seguro de que así será.
Maya me odiaba y veo que ahora me odiaba más. Era demasiado obvia con respecto a sus sentimientos. Me había enterado de que ella estaba enamorada de Harry desde que lo conocí a mis dieciséis años y desde entonces ella me ha odiado más de lo normal, pero hoy ese odio se ha incrementado el doble de lo que ya era.
—Aquí tienes, hermana. Debemos hacer el brindis por los futuros novios.