Escapando del CEO

Ayuda

Me veo obligada a recibir la copa que me ofrece, pues había más de diez pares de ojos observándome detenidamente. Le sonrío y le agradezco.

—Brindo por esta unión. Confieso que he estado enamorado de Isabella desde el primer momento en que la vi, su belleza me ha eclipsado, he deseado que este momento se ahoga realidad y soy feliz por eso.

Todos aplauden por el corto discurso de Harry, excepto Maya, quien estaba a punto de quebrar la copa que tenía en sus manos.

—Salud.

—Salud.

Responden todos. Me bebo la copa de vino de un solo trago sin importarme que todos me miren esta vez por cómo me he bebido la copa y sinceramente, no me ha importado.

—Lo siento, debo ir al baño.

Me suelto de mala gana de su agarre y camino rápido hasta los servicios. Reviso que no esté nadie y solo entonces me permito soltar toda la frustración que tenía en ese instante azotando una de las puertas que allí había. Me llevo las manos a mi cintura, cierro los ojos e intento controlar mi respiración. Una vez que consigo calmarme, salgo del año.

Ha pasado una hora y ya he venido tres copas de vino. El calor se apodera de mí y comienzo a sentirme extraña. No aguantaba más, pero debía fingir que nada pasaba. Todo me daba vueltas y supuse que se debía al vino.

—Isabella, ¿te encuentras bien? Te ves muy mal.

—Harry, Isabella, ¿pasa algo?

Pregunta Maya acercándose a nosotros. Todo se volvía más borroso.

—No tengo idea, Isabella no se ve bien.

—Estoy bien.

—Hermana, es claro que no te ves bien. Déjame ayudarte, el padre de Harry y su esposa ha reservado habitación para todos en este grandioso hotel, deberías tomar un descanso. Te ves muy pálida y estás sudando.

No era del todo consciente de qué era lo que hablaban, puesto a que no me sentía nada bien en ese momento y decido ignorar su conversación.

—Isabella, Maya tiene razón. Te llevaré a tu habitación.

—Yo la llevaré, Harry.

—No, está bien. Yo me encargo.

—No creo que sea buena idea.

—¿Por qué?

—Las personas que están presente los tacharán de inmorales, van a creer que te aprovechas de tu prometida antes de la boda y no es conveniente para ti, y menos con los socios de tu padre presente.

—Tienes razón. ¿Puedes encargarte de ella? Yo le explicaré a mis padres y a los tuyos que ha sucedido.

—Por supuesto, no te preocupes. Soy su hermana y es mi deber. Vamos Isabella.

No sé qué pasaba, pero me dejó arrastrar por ella hasta quien sabe dónde. Lo único que consigo ver con claridad es el número ocho en la puerta de la habitación.

—Entra y descansa. Acabas de avergonzar a Harry, no te perdonaré por eso.

Maya me entrega la llave de la puerta y se va dejándome sola, intento abrir la puerta, pero esta no se abre. Sigo intentando porque no quería desmayarme en el pasillo. Cierro y abro los ojos con fuerza, pero no consigo estar estable. La puerta se abre de repente y tras dar dos pasos caigo en el suelo y observo unos zapatos a mi lado.

—¿Qué quieres?

El calor era insoportable. Tanto que me era difícil respirar.

—Ayuda, por favor.

Suplico a quien le pertenezca aquella voz grave y profunda, una voz que me parece muy atractiva y la que hace que sienta cosquillas por todo el cuerpo.

—Si no viniste por favores, entonces vete.

—No.

Intento colocarme de pie y él termina por acceder en ayudarme. Sus fuertes brazos me sostienen. La habitación giraba a mi alrededor o yo giraba en la habitación, no lo sé, pero me sentía muy mal.

—Ayuda...

—Si eso es lo que quieres.

Un beso no era la manera en como quería que me ayudara, eso no era lo que pedía. Intento soltarme de él, pero no pude. Él era demasiado fuerte y yo muy débil y ahora esto más débil de lo normal, por lo que sea que Maya le haya puesto a mi bebida. Ella ha sido quien me ha entregado las copas de vino de esta noche y estoy segura de que ha puesto algo en ella.

—Por favor... por...

En lugar de detenerse, continúa besándome hasta conseguir quitarme la ropa y dejarme sobre la cama. Era fácil manipular mi cuerpo porque no era consciente de lo que sucedía conmigo. No era esto lo que yo quiera, ¡no lo era! Caí en su trampa.

¡He caído en su maldita trampa!

Me han arruinado. Me arrebataron algo que no podré recuperar nunca y por más que intento luchar, no consigo nada porque mi cuerpo no responde y mi consciencia me falla.