Del estuche saco una pequeña navaja brillante, Aurora se removió en la cama jalando las ataduras de sus manos y tobillos.
—Probare estos juguetes contigo.
—No por favor…Suplico.
—¡Oh sí! Él lo verá, quiero que lo vea.
Acercó la navaja a su muslo rosando la punta filosa por la tela de sus vaqueros, llegó hasta la cremallera y con los dedos la bajo. Con ayuda de la navaja desgarro sus pantalones dejándola en bragas.
—Noo… por favor nooo… gritaba llorando.
—Vamos, grita para mí perra.
El hombre hizo un corte en su pierna izquierda, superficial nada grave…pero era igual de doloroso para ella que gritaba del sufrimiento y la desesperación. Mientras que Stuart sonreía al ver su angustia hizo lo mismo con la otra pierna arrancándole más gritos angustiantes y dolorosos a la chica quien se
