Huyo y lo robo

1665 Words
Pero para que se lo dijo, ya que otra bofetada se plantó en su otra mejilla dejándola un poco desorientada. Sintió las grandes manos de Demian sobre su cintura y de cómo era alzada como si fuera una pluma. Pronto se vio nuevamente en aquella habitación de sus nuevas pesadillas. Arrojada en esa cama donde una noche su cuerpo fue ultrajado, se encontraba de nuevo con sabanas de seda gris y brillante. ¿A dónde podría correr? Por más que lo intentara, igual él pensaba tomarla por la fuerza. Era tan bestia. —Eres mía Aurora, y de aquí jamás podrás salir. —Estás loco. —¡Si lo estoy! Dijo sonriendo, mientras se sacaba la camisa. En esa oportunidad las luces estaban encendidas, y Aurora pudo mirar por primera vez el cuerpo desnudo de Demian. Era grande y musculoso, llevaba tatuajes casi en toda su piel aceitunada. Sus pectorales eran tan definidos como los cuadritos que se le formaban en el abdomen. Esos brazos tan marcados que podría abrazarte y romperte las costillas. Y ni hablar de sus piernas, gruesas y musculosas. Por un momento se preguntó si las llegase a tocar serían tan duras como se podía observar. Pero de inmediato desterró esos pensamientos alocados, él era un violador. Volvió a entrar en razón en cuanto Demian la tomo de los tobillos halándola hacia sí mismo. —Por favor, Demian no hagas esto. Su voz sonaba tranquila, como si no deseara continuar discutiendo ni tampoco seguir insultándolo más. Por un momento lo calmo, porque detuvo sus manos y la miro. Ella era ralamente hermosa, nunca se había sentido así por una mujer. —“Hazla tuya a qué esperas” decía esa voz interna. —Pero ella… — “No, solo te engaña para que no la toques” —Parece tranquila. — “Solo es una treta Demian, termina lo que acabas de empezar” Demian Morgan se debatía entre hacerla suya nuevamente o dejarla ir de su habitación sin tocarle un solo pelo. Pero ya estaba tan excitado y caliente por ella. —¿Demian? La voz de Aurora lo saco de sus pensamientos perturbados. Ella había tomado ventaja de su momento alejándose de él. De pronto como un torbellino el Demian que llevaba por dentro reacciono, tomándola de los tobillos de nuevo para acercarla. —Tendrás que acostumbrarte a follar conmigo Aurora. Ella abrió los ojos. —¡NOOO! Grito. Esa noche Aurora había sido ultrajada una vez más por Demian. Pero en esa oportunidad no pudo salir huyendo ya que él no le permitió quedarse sola. No podía pegar un ojo, Demian la abrazaba con fuerza de la cintura, era imposible escapar. Pasó sus dedos por las mejillas, le ardió hasta morir. ¿Por qué no lloraba? Si estaban intentando mancillar su corazón ¿Qué pasaba con ella? Desde aquella noche donde reprimió todo en ella, las lágrimas desaparecieron de su sistema. Los recuerdos llegaron a ella como un torbellino. Tan solo tenía siete años una pequeña niña inocente y feliz, era época de navidad. Viajaba con sus padres y las gemelas de cinco años. Se dirigían a casa después de comprar los regalos navideños. Había sido un espléndido día, pero con lo que no contaba su padre era con que la carretera estuviera resbalosa y horriblemente congelada. El coche patino, dando tantas vueltas como un juego en una feria. Aurora se sujetó al cinturón de seguridad como pudo, al mirar hacia un lado una de las gemelas ya no estaba. Mientras la otra lloraba a mares. Su madre se había golpeado la cabeza en una de las tantas vueltas. Su padre intentaba tener el control del carro pero era inútil. Hasta que escucho un golpe sordo  casi que la deja sorda, el coche se salió de la barda de seguridad y caía por una bajada empinada dando vueltas como tronco de madera. Aurora no supo más de allí porque con tantos golpes había quedado inconsciente. Para cuando despertó en la sala de un hospital pregunto por sus padres y hermanas. El doctor le explico que todo estaría bien, que ella estaría bien. Con una pierna fracturada y tres costillas rotas ¿Cómo podría estar bien una niña de siete años? Recordó como lloraba pidiendo ver a su familia. Nadie decía nada, y la sedaban tanto que creyó volverse adicta aquello. Un día llego al hospital una señora bastante amable que le hizo una visita. Pregunto una cantidad de cosas que la menor no deseaba responder pero que al final tuvo que hacer. Le dijo a la señora que no conocía a más familiares, sus abuelos estaban muertos y no sabía si tenía tíos. Al final, después de un mes internada en ese hospital le dieron de alta. Pero quien fue a recogerla era aquella señora de las preguntas no sabía de quien se trataba. Así que armo un berrinche porque quería a sus padres. El doctor amablemente tuvo que decirle la verdad. En el accidente, sus padres murieron en el acto. Y su hermana no logro llegar con vida al hospital. Aurora quedo helada con la noticia ¿Por qué ella sí? ¿Por qué ella se había salvado? Entonces reacciono y pregunto. —Mi otra hermana ¿Dónde está? El médico la miro extrañado, para luego preguntarle de que hermana estaba hablando. Ella le explico que eran gemelas pero solo le respondió que encontraron a una niña y fue la que llego a emergencia junto con ella. La niña le suplicaba que buscara a su hermana, pero nadie la escucho. Al final, fue recluida a una casa de acogida donde después de recuperarse de la pierna fue seleccionada por una pareja para la adopción. Pero Aurora paso de ser una niña dulce y amable, a ser una contestona y sin sentimientos. Vivió como en tres hogares distintos, cuando cumplió los diecisiete años se escapó y salió adelante por sí sola volviéndose una joven tranquila. Hasta que se topó con la desgracia nuevamente… Demian Morgan un mafioso asesino, loco y posesivo. Ella se dirigía a otra ciudad con la idea de salir adelante pero fue secuestrada y ahora se encontraba presa en ese lugar. Entonces regresando a la realidad, sintió que Demian aflojaba el brazo y esa era su oportunidad de salir de esa recamara. Se deslizo por la sedosa sabana, tomo la sudadera sus bragas para salir de allí. Pero antes se dio la vuelta y vio la figura desnuda de Demian, solo la sabana cubría su sexo. Dormía profundamente. Se le ocurrió una loca idea antes de cerrar la puerta, entro de nuevo a la recamara hurgo en el saco de Demian. Encontró las llaves y mucho dinero. ¡Se llevó todo! Corrió a la salida y cerro con llave. Llego a su habitación poniéndose unos pantalones tomo su mochila, reviso su móvil eran las dos de la mañana. Una vez fuera de la casa miro hacia todos lados había muchos guardias, pero escabullirse le iba bien. Al final logro saltar un gran muro de concreto, con raspones y moretones quedo en la calle. Ya olía la libertad corrió como si su vida dependiera de ello. Después de una media hora de estar corriendo, se detuvo a tomar aire. Ya estaba cansada, jamás había tenido que correr tanto para huir. Recordó el dinero que le robo a Demian, lo saco y lo conto. Tenía suficiente como para rentar un piso y vivir bien por un par de meses. Como pudo llego a la estación de autobús, compro un billete hasta Nueva York el cual justamente salía en dos horas. Pero esperar en la estación no era buena idea, quizás sería el primero lugar donde Demian la buscaría al darse cuenta de su ausencia. Salió de allí, no encontraría nada abierto a las tres de la mañana. La estación era lo único que iluminaba con fuerza y había unos pocos policías. Vio una caseta de teléfono, ese sería el sitio ideal. Se metió en este y espero... Dos horas después, haciendo una pequeña cola para entregar su billete y subirse al autobús. Su felicidad era grande, pero aun no podía cantar victoria… Demian se levantó y noto que su cama estaba vacía y fría, la maldita lo había dejado solo de nuevo. ¿Porque le llevaba la contraria? Se levantó hecho una furia, tomo el pomo de la puerta pero este no cedió. La estrujo pero nada ¿estaba encerrado? Tomo su saco y en este no había nada, ni su billetera. Miro la hora, las cinco con treinta de la mañana. Se vistió rápido, sin ducharse. Abrió la gaveta de su mesa de noche sacando un juego de llaves. Abrió la puerta y bajo de inmediato indicándole algunos de sus hombres que salieran a buscar por todos lados a Aurora. ¡La perra se había escapado! Tomo su móvil y llamo a Daniels, quien respondió con voz pastosa y adormilada. —¿Que carajos quieres? —Se escapó de casa, mueve el puto culo. —Joder Demian, tienes que dejar de abusar de ella. Pero ya le había colgado la llamada. Un Daniels todo perezoso se levantó de la cama dejando a una pelirroja desnuda en ella. Demian conducía como un loco psicópata por las calles buscándola, no podía haberse ido tan lejos. Aunque le extrajo todo el efectivo que tenía, con eso viviría bien por unos meses. Veinte minutos después, su móvil suena. Daniels. —Estación de autobús. Solo dijo eso y corto. Como no se lo imagino antes, huiría a donde se dirigía antes ¿alguien la estaría esperando? Lleno de celos le dio la vuelta a su mercedes dirigiéndose hasta la estación. Al llegar vio a Daniels. —Subió hace media hora a un autobús, se dirige a Nueva York. Debe estar en la vía. —¡La alcanzare! —¿Por qué no la dejas? —¡PORQUE ES MIA! Su amigo se encogió de hombros. —Te veo en la mansión.  
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