—Qué buen arma me has regalado. Le dice ella contenta.
—¡Qué bueno que te gustó!
—¡Así es! Iré hablar con mi hermana.
—Deberías dejarla sola un rato bebé, necesita tiempo para procesar todo.
—Quizás tengas razón. Sonríe.
—Daniels encárgate de esos dos. Le ordena Demian.
—Pícalos y quemarlos. Demanda Aurora.
Los dos hombres la miraron al mismo tiempo, el rubio asintió y le hizo un gesto con la mano, el dedo pulgar de "muy bien" Aurora salió de allí en compañía de su amante, se sentía bien, y sin remordimientos alguno.
[…]
Al final del día Aurora converso con su hermana sobre lo que había sucedido en el sótano afortunadamente Amanda comprendió sus razones, y aún más, cuando se enteró lo que planeaban sus padres adoptivos. Eran despreciables, pero ya no tenía por qué preocuparse por
