—Señorita Aurora su orden ya está lista.
—¡Genial! Responde ella con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Qué orden? Pregunto Demian mirándola.
—Sígueme y lo verás.
Demian la siguió y le extrañó que ella condujera sus pasos hasta el sótano, a ella no le gustaba mucho ese sitio olía mal y estaba sucio fuera de eso le traía malos recuerdos Al llegar abajo encendió las luces y para sorpresa de Demian había dos hombres atados a un par de sillas.
—¿Qué es esto Aurora? Pregunto ceñudo.
—Los he mandado a traer. Dijo ella mirando a los chicos dormidos.
—¿Para qué? ¿Quiénes son?
—Son los desgraciados que querían abusar de mi hermana. Les daré una pequeña lección.
Él se cruza de brazos y la mira expectante. Esa vez sí que lo había sorprendido, ella misma había planeado todo aquello sin ayuda
