Planes descubiertos

1307 Words
Su esposa no quería soltarlo parecía aferrarse más a él cuanto más oía la voz de aquel hombre decirle -- Señora tranquilicese, ¡debe descansar! Y su esposo también. El hombre fingia tranquilidad pero podía verse que sudaba. Harry mantenía la calma y a la vez aún se sentía débil. -- Mi amor debo volver a mi habitación no me siento muy bien, y tú tampoco estás bien -- Debemos descansar, pero mañana volveré a verte -- Por ahora duerme -- Haciendo un gran esfuerzo la acercó a su rostro y la besó. Haciendo un gesto pidió a una enfermera que ayudará a su esposa. El paramédico quiso hacerlo pero Harry lo impidió pidiéndole su ayuda para volver a su habitación. Cuando lo oyó Sol, volvió a mirar hacia él con temor -- ¡No te preocupes mi amor! ¡estaré bien! -- Con su mirada parecían hablar en un código que sólo ellos podían entender, Harry fue llevado a su habitación y a Sol la cedaron de nuevo por las alteraciones cardíacas que había presentado y por lo impactante de la noticia al enterarse que por error le habían dicho que su esposo había muerto. Ahora algunas cosas más que sólo la salud de su esposa y su hija estaban en la cabeza del señor Lorutto -- Ese hombre hacía sufrir a Sol y estaba seguro que el miedo que le infrijia tenía que ver con el padre de ella. Una vez en su habitación pidió un teléfono para llamar a su hijo -- ¡Rubén! -- Dijo con alegría al oir la voz de su hijo decirle: ¡Papito! -- Escuchame mi pequeño -- Mamá, tu hermana y yo nos quedaremos unos días más en el hospital, pero quiero que sepas que estaremos bien y que volveremos contigo a casa -- Mamá no puede hablar contigo ahora -- Esta dormida en este momento, pero te llamará mañana -- Prometeme que te portarás bien y que comerás toda tu comida y que te irás a la cama temprano como te enseño tu madre -- Prometeme hijo mío que serás muy valiente y que nos esperaras tranquilo. Harry se sentía muy débil, el esfuerzo de ir a ver a su hija y en especial de estar con Sol, lo agotó y cuando Sol se aferró con fuerza a él para que ese hombre no la tocará provocó que su herida en la espalda se abriera un poco y sangrara. Debía ser revisado por un médico, así que para terminar de hablar con su hijo le dijo: Mi pequeño, mamá y yo te amamos mucho -- ¡Cuidate mi pequeño Rubén! -- Papá tiene que dormir. -- Hasta mañana papito, descansa bien y dile a mi mamita que voy a portarme bien y que no volveré a dejar un juguete en el piso para que no se lastime el brazo por mi culpa otra vez -- Al oir lo triste de las palabras de su hijo Harry le contestó: Tu mamita te adora Rubén, y no te culpara nunca, pero haces bien en no volver a dejar un juguete fuera de su lugar y harás mejor en enseñarlo a Luana -- Su voz ya se oía débil, así que la enfermera sin saber lo del sangrado en su espalda pidió que llamarán al doctor. -- Hijo, debo colgar -- Tengo mucho sueño, te llamo mañana -- Te amo Rubén -- ¡Te amo Papito! -- Le respondió el niño y colgó. -- Doctor, creo que la herida en mi espalda se abrió y sangra -- El dolor me lo indica -- Explicó Harry y cerró los ojos. El médico al ver lo pálido y débil que se veía dijo: ¡Vamos a cederlo! -- ¡No! -- Dijo fuerte Harry -- Tengo que ver a mi esposa mañana y no actuare como un Zombi -- Haga lo que tenga que hacer -- Y quite el dolor, eso me hará descansar. Harry estaba decidido y aún débil tenía fuerzas necesarias para oponerse. Así que al doctor no le quedó más que hacer lo que le pedía. Una vez revisado y corregida la sutura el medicamento aplicado quito el dolor y tal como lo dijo Harry se durmió. Mientras los Lorutto dormían, un hombre miraba por la ventana a una pequeña criatura en una incubadora. -- Hola Danilo, ¿Que haces aquí? -- Preguntó una enfermera -- Oh nada, bueno sí -- Vine a ver a la hija del multimillonario, yo fui quién traje a su esposa y quién acompañó al señor Lorutto a conocer a su pequeña -- Dijo señalando la incubadora dónde estaba la pequeña Luana. -- Sí, me dijeron mis compañeras que te vieron aquí con él -- Por suerte para ellos su hija nació muy bien y para cuando salgan ambos del hospital se la llevarán a su casa sin contratiempos -- Dijo emocionada la enfermera. -- ¿Sabes como se llama la señora Lorutto? -- Preguntó el paramédico -- Sí, la señora se llama Sol y la pequeña bebé Luana -- Al oí los nombres el paramédico pareció querer desmayarse. -- ¿Danilo estás bien? -- ¡Te has puesto muy pálido! -- Dijo la enfermera preocupada y tomándolo del brazo. -- Sí, si -- Sólo a sido una jornada muy larga -- Voy a tomar algo de aire y luego comeré algo -- Gracias por preocuparte -- Dijo poniendo su mano sobre la de la enfermera y fingiendo tranquilidad se marchó. Una vez afuera hizo una llamada -- Tío, Rubén Toulse está vivo y vive con el multimillonario Harry Lorutto y a que no adivina quién es su esposa y la madre de sus hijos -- ¡Tío es la hija de Rubén Toules! ¡Sol! -- La niña que me vio casi matarlo a golpes mientras usted me pedía que lo siguiera golpeando -- Yo creí que lo había matado y ahora, ¡tengo miedo! -- Su yerno es un hombre poderoso y puede deshacerse de mí con tan sólo chistar los dedos -- No puedo creer que esa sucia rata tuviera tanta suerte y que esa mocosa de cara sucia y llorona se convirtiera en bello cisne y se clavara a ese ricachón -- Dime tío, ¿Que hago? -- ¡Matalos! -- Dijo sin dudar -- ¡No puedo hacer algo así! -- Dijo temeroso. -- ¡Claro que puedes! ¡Eres un médico! -- Suministrale algo o confunde medicamentos -- Aprovecha cuando duermen o que los cedan -- Aprovecha algo, ¡pero deshaste de ellos! O al menos de ella -- Le ordenó Midas Asustado y sintiéndose descubierto por Sol, pensó en subir a visitar a la señora Lorutto y empezar con ella, pero curiosamente una enfermera estaba al cuidado de la esposa del multimillonario a tiempo completo, pagada por el esposo de Sol y no pudo hacer nada. Luego fue a la habitación del señor Lorutto y un enfermero estaría vigilando al multimillonario a tiempo completo pagado por él también. Sólo le quedaba la bebé. Al llegar la pequeña no estaba, extrañado preguntó: ¿Dónde está la bebé de los Lorutto? -- Se la llevaron a la habitación de su madre hace unos minutos, allí será cuidada por una pediatra a tiempo completo -- Órdenes del señor Lorutto -- Ya sabes Danilo, ¡el dinero puede mucho! -- Dijo con una sonrisa la enfermera. El hombre sintió un frío aterrador y pensó: El señor Lorutto sabe de mí -- ¡Estoy seguro! -- Él notó el miedo en el rostro de su esposa ¡y estoy seguro que irá por mí! -- ¡No dejaré que me maten! -- Dijo aterrado e imaginando lo peor salió corriendo del edificio del hospital y subiendo en su auto huyó al único lugar dónde se sentiría seguro, junto a su tío Midas.
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