Sus ojos pesaban tanto que no podía abrirlos aúnque quería, no tenía fuerzas y su cuerpo parecía no responder a sus deseos, ni su boca proferir palabra.
Volvió a quedar todo en silencio y nada parecía tener sentido en ese momento hasta que por fin oyó una voz.
-- ¡Todo está bien tranquilicese! -- ¡No se mueva! -- La voz volvió a desaparecer y su cuerpo se quedó quieto.
El sonido de sirenas y el ruido de una rueda chillando hizo que sus ojos se abrieran de golpe y una luz blanca lo hizo reaccionar.
-- ¡Sol! -- Exclamó
-- ¡Tranquilicese, pronto se sentirá mejor! -- ¡Sólo no se mueva! -- ¿Me escucha? -- Debe estar tranquilo
-- ¡Sol! -- Repetía sin cesar -- Pero nadie le hacía caso, no comprendían que deseaba sólo les preocupaba llevarlo cuanto antes a la sala de operaciones.
Al llegar la mascarilla que fue puesta en su rostro volvió a callar su voz y en segundos dejó de escuchar todo lo que pasaba a su alrededor.
Mientras en una ambulancia unos ojos se abrían y trataban de reconocer dónde estaba.
-- Tranquila, ¡llegaremos pronto! -- Dijo una voz, al girar su rostro sus ojos se abrieron muy grandes y su corazón empezó a latir con violencia
-- Doctor está presentando alteraciones cardíacas -- Dijo la voz y como si su cerebro recibiera una orden sus ojos volvieron a cerrarse pero por causa de un desmayo.
Al abrirlos de nuevo el hombre que había visto antes tenía sangre en sus manos y unas gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas
-- ¿Porqué? -- ¿porqué? -- Repetía
-- Tranquila señora pronto estaremos en el hospital -- Le decía aquel hombre
Sus ojos se clavaron en los de aquel hombre y antes de perder sus fuerzas por completo exclamó: ¡Danilo!
El paramédico la miró extrañado al oir su nombre en los labios de la señora Lorutto -- ¿De dónde lo conocía la esposa del multimillonario? -- No lo comprendia pero de algo estaba seguro y era de que ella sabía quién era él.
Al llegar al hospital la señora Lorutto entró de emergencia a la sala de operaciones -- No por la herida en su brazo que sangraba mucho, sino porque su hija venía en camino antes del tiempo estipulado.
Los médicos corrían de aquí para allá y en minutos Luana había nacido y la señora Lorutto estaba delicada en una habitación privada. Su estado era muy reservado.
En la mansión del señor Lorutto un pequeño pedía al cielo por sus padres y por su hermanita. Mientras en la casa ya habia llegado la noticia del error cometido sobre la muerte del multimillonario.
La señora Lorutto no parecía despertar después de la cirugía del nacimiento de su hija. Parecía estar en un trance extraño al que los médicos no tenían acceso con sus medicinas.
Los doctores estaban preocupados por ella mientras en el mismo hospital los ojos de Harry se abrían y volvía a preguntar: Sol, ¿como está?
Para ese entonces los médicos estaban enterados de la concidicion de la joven esposa del multimillonario Lorutto, pero les preocupaba decirle que estaba mal.
-- Tranquilicese señor Lorutto, su esposa está bien y su hija también.
-- ¡Miénten! -- ¡Sol no está bien! -- Lo veo en sus caras -- Nuestra hija nacería en dos meses -- ¿Dónde está?
-- Señor Lorutto, tranquilicese, debe cuidar de su salud y dejar que nosotros cuidemos de su esposa y de usted -- Le pedía el doctor. Pero Harry no los quería escuchar
-- ¡O me llevan con ella o yo iré por mi mismo! -- Dijo Harry tratando de levantarse de la cama, su cuerpo aún estaba adormilado y torpe pero su preocupación por su esposa hizo que los doctores ordenaran que lo llevarán en la camilla para que pudiera ver a su esposa y a su hija que yacía aún en una incubadora.
Lo primero que hicieron fue llevarlo a ver a su hija y después de enterarse que estaba bien pidió ver a su esposa.
Un paramédico que había traído a la señora Lorutto se presentó con el multimillonario y se ofreció a llevarlo dónde se encontraba su esposa.
Al llegar a la habitación dónde se hallaba Sol, quiso levantarse e ir hasta ella, pero no se lo permitieron. Así que el paramédico acercó la camilla de Harry lo más cerca de la cama dónde se encontraba su esposa y extendiendo su mano la tocó.
-- ¡Sol, mi amor estoy aquí! -- Le decía, estaba preocupado por la noticia que podía haber llegado a los oídos de su esposa.
Durante el accidente él había salido por la puerta trasera del auto por sus propias fuerzas, aunque bastante golpeado y con una lesión en su espalda estaba vivo y lamentablemente el que había muerto era su chofer.
Preocupado por ella apretaba su mano y le repetía: ¡Sol mi amor estoy aquí!
El paramédico queriendo ayudarlo se colocó al otro lado de la cama de la esposa del multimillonario para voltear el rostro de la mujer y así pudiera verla o acariciarla el señor Lorutto.
Cuando Harry apretó con fuerza la mano de Sol esta sintió el fuerte apretón y tomando fuerzas abrió los ojos, al ver a aquel hombre frente a ella, una imagen saltó en su memoria, las manos de aquel hombre llenas de sangre -- Sangre que había arrancado del rostro molido a golpes de su padre.
Al verlo en la ambulancia con las manos llenas de la sangre que brotaba de su herida fue como revivir el dolor y la desesperación de no poder ayudar a su papá mientras aquel hombre grande y rudo lo golpeaba sin piedad.
El monitor empezó a mostrar cómo se aceleraba su ritmo cardíaco y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos mojando la almohada.
-- ¡No! -- ¡no! -- Decía muy bajito mientras miraba a aquel hombre --Nadie entendía la conexión que existía entre la reacción de la señora y aquel paramédico -- Excepto Harry.
Su esposa manifestaba miedo, dolor y angustia y apretaba su mano con más fuerza sin saber que era la suya.
-- Sol, mi amor ¡mirame! -- Al oir la voz de Harry, Sol volvió su rostro hacía él y al verlo con moretones en su cara y con un vendaje en su cabeza exclamó: Mi amor, ¡Sigues a mi lado! -- Llorando se volvió hacía él y sin importar que se hallaba en otra camilla y con un suero en su brazo tocó su rostro y lo besó.
-- Sol, no dejé de pensar en ti ni un segundo -- Temía que te pasara algo si la noticia te llegaba incorrecta -- Salí del auto después del accidente y caminé sin rumbo, ¡estaba muy aturdido! -- Hasta que me desmaye y recuerdo vagamente que pasó después -- Pero en todo momento pensaba en ti y en nuestros hijos -- ¡Vi a Luana! -- Es muy hermosa y cuando nos hallamos recuperados los dos, volveremos a casa con ella y con Rubén Toulse.
Sol estaba aturdida y muy feliz al saber que su esposo estaba vivo, como para comprender porque su marido había llamado a su hijo Rubén Lorutto con el nombre de su padre, Rubén Toulse.
Pero Harry quería ver el rostro del hombre al escuchar el nombre del padre de su esposa.
Y tal como lo imaginó aquel paramédico palidecio al escuchar aquel nombre. Dejándole claro a Harry la reacción tan extraña que tuvo su esposa al abrir sus ojos y hallarse ante ese paramédico.