se tiene que ir

2151 Words
Los potentes rayos del sol del oeste se filtraron por la ventana provocando que Jhon frunciera levemente el ceño, se remueve en la cama y es en ese momento que recuerda todo por lo que paso. Se sienta violentamente, pero aquel movimiento le cobra la factura de sentir un fuerte dolor en hombro que lo obliga a encorvarse un poco debido a su dolencia. —Maldita sea. Masculla mirando su herida un poco húmeda con su sangre. Suaviza la parte herida para luego mirar hacia la puerta y encontrar a un sujeto parado bajo el marco de la entrada mirándolo fijamente. —¿Quién eres tú? —Jhon se atreve a preguntar, en eso observa como aquel rubio hace a un lado su saco para mostrar la insignia de sheriff. —Creo que la pregunta correcta es, ¿Quién es usted, señor? ¿Qué lo trae a Lone Pine? —¿Lone Pine? —repite mientras que recapacita sobre la distancia que recorrió su caballo de sus tierras a ese pueblo. —¿Y bien? ¿Va a hablar y decir quién es usted y porque está aquí? Logan da un paso hacia él resonando sus botas contra el suelo amaderado, el sheriff se muestra intimidante ante aquel extraño. Jhon percibe la agresividad del sheriff, era evidente que no era bienvenido en ese pueblo, pero su caballo lo llevo a ese y nada más podía hacer. —Me iré en cuanto pueda levantarme de esta cama —responde bajando un pie de la cama. —Eso no contesta a mis preguntas. —¡Logan! —la voz de una mujer llama la atención de Jhon y al levantar la mirada observa a aquella joven de cabello castaño que vio la noche anterior sin…—. ¿Qué es lo que hace, sheriff? —Lucila, eso te pregunto yo a ti, ¿Cómo se te ocurre albergar a un forastero en tu casa? ¿Has visto la herida que tiene? Jhon mira de reojo la herida de bala de su hombro, era claro que lo estaban tomando como un forajido, pero los verdaderos bandoleros estaban allá afuera burlándose y haciendo de las suyas, destruyendo hogares y nadie hace nada al respecto. —Se muy bien el tipo de herida que tiene, yo misma lo he curado —Jhon mira a la joven con curiosidad, luego ve sus atuendos, lleva un vestido muy recatado, era como el de una monja o enfermera. —Y si lo sabias, ¿Por qué lo has atendido y traído a tu casa? Sabes en los peligros que pudiste estar toda noche. Lucila se paraliza, luego mira de reojo a Jhon y sus mejillas se sonrojan de inmediato, y por supuesto que él lo capta de inmediato, recordó que la vio desnuda mientras tomaba un baño o algo así, aquel recuerdo obliga a Jhon a bajar la mirada. —No estuve en peligro —responde con un poco de tartamudez, no pudo dormir en toda la noche pensando que ese hombre la había visto desnuda —. Con esa herida, ¿Cómo piensas que puede hacerme daño? A duras penas y paso la noche, Logan. —Sin embargo —el rubio tensa la mandíbula, no le gustaba que ella tuviera a un extraño en su casa —. Usted no puede quedarse en este pueblo, no aceptamos a forasteros y menos heridos de bala. —Ya le dije que me iré en cuanto me ponga en pie. Lucila se impacienta al ver que Jhon se pone en pie, pero rápidamente recae sobre la cama y ella corre a ayudarlo para sentarlo de nuevo sobre la cama. —Usted no puede moverse todavía —dice en voz mientras que lo mira a los ojos, Jhon se invalida al mirar aquellos ojos tan azules —. Mucho menos puede cabalgar en ese estado, la herida se abrirá de nuevo y ya no puede perder más sangre. —Lucila, él tiene que irse de Lone Pine —la joven ignora a Logan y no aparta la vista del vaquero. —Si se mueve morirá —añade seriamente mientras lo ve fijamente. —¡No se quedará! —No dejare que este hombre se marche en ese estado, cuando el mejore, si quiere podrá irse. La castaña observa a Logan con los ojos bien abiertos, el sheriff tensa la mandíbula mientras que observa como ella ayuda a ese forastero a acostarse en la cama de nuevo. Se da la vuelta resonando sus botas con fuerza contra el piso. —Es mejor que me vaya, no quiero problemas. ¿sabe dónde está mi caballo? —En mi establo, lo alimente y está descansando. —Muchas gracias, pensé que lo había perdido. —Es un animal fiel, estuvo muy inquieto toda la noche. Pero lo puse con mis yeguas y está más tranquilo. Jhon asiente mientras observa como ella revisa la herida de su hombro, entre tanto, Jhon a veces miraba las facciones de esa mujer. —¿Es una sierva de dios? —ella sonríe de medio lado. —Si. De hecho, usted llego a la iglesia y cayó sobre mi casi muerto. —Lo siento. —No se preocupe, su caballo es muy astuto, debe darle las gracias a él. —Usted salvo mi vida. Lucila mira a Jhon con curiosidad. Nota que ese hombre tenía la mirada muy triste y vacía, era como si se encontrara hueco por dentro. —¿Qué lo trajo a Lone Pine, señor Jhon? —él ensancha la mirada cuando ella menciona su nombre—. Anoche antes de dormirse me dijo que se llamaba Jhon. —Lady Lucila, ¿puede cuidar bien de mi caballo? Creo que pronto tendré que irme de aquí. Ella se irgue rápido al darse cuenta de que él estaba cambiándole el tema, se pregunta ¿Qué le habrá pasado para que actuara de esa manera tan esquiva? —Por supuesto, señor Jhon—ella se inclina un poco y luego lo deja solo. Lucila sale al exterior de la casa y encuentra a Logan parado en el pórtico mirando al establo, ella observa que estaba viendo el caballo de Jhon. Era un animal muy notorio, un semental de color n***o intenso. —No muchos pueden tener un caballo como ese, ¿lo notaste? No son como esas yeguas, Lucila. —Eso no quiere decir nada, Logan. —Ha robado ese caballo, es muy fino, le dieron un balazo por querer robarlo y por eso está aquí. —Estas sacando suposiciones precipitadas, no sabemos nada de esta persona. El sheriff se da la vuelta para verla a la cara, ella se mantiene erguida mientras observa como el sol abraza el pueblo. —Es un forajido. ¡lo sabes bien! —No lo sabemos, en cuanto se ponga bien se ira y no pasa nada. Yo solo cumplo con mi misión. —Tu labor es atender a la gente de este pueblo, no a los bandoleros que llegan de la nada con caballos robados. Logan escupe sobre la tierra una especie de pasta negra, luego se da la vuelta y vuelve a recostar su cuerpo de la base del portillo. —No me gusta —niega —. No me gusta ese hombre aquí, traerá problemas. —En poco tiempo su herida estará sanada. —Le daré un par de días para que se recupere y luego se ira —empieza a bajar por las pequeñas escaleras. —¡Eso no será suficiente! Sabes bien lo que es tener una herida de bala, en un par de días aun seguirá fresca la herida —ella da un paso hacia él. —Es problema de él, mucho estoy haciendo con ser hospitalario con tu paciente. Se ira en dos días. Logan avanza para luego subir a su caballo, hacerlo girar y salir a galopando con un poco de prisa. Lucila solo puede ver como levanta polvillo por todo el camino. Suelta el aliento y espera que Jhon se sienta mejor en el poco tiempo que le quedaba en Lone Pine. Ella regresa a la casa y va directamente hasta donde esta él, lo encuentra sentado y ella niega. —No puede moverse mucho. —Ya no quiero estar sentado, deseo ver mi caballo. —Estará bien, en cambio usted, necesita tomar un baño para que se limpie toda esa ceniza que tiene encima. Jhon baja la mirada al recordar porque tenía tanta ceniza en su cuerpo, era la esencia de su hogar, de su familia. Ni siquiera pudo darle una sepultura adecuada a su esposa y a su hija. —¿Señor Jhon? —él mira las botas de la enfermera y levanta la mirada para ver como ella lo observa con aquello ojos azules cargados de inocencia —. ¿Se encuentra bien? —Creo que si tomare ese baño —Lucila sonríe de medio lado y él nota como le brillan los ojos a esa mujer. Unos minutos después, Lucila ayuda a Jhon a llevarlo al cuarto del baño donde una tina llena de agua lo esperaba. —¿Cree conveniente de que me de esta ducha, Lady? —Por supuesto que sí, es necesario, de esa forma se sentirá mejor. Además, aún tiene fiebre. El único inconveniente de ello era que Jhon con una sola mano no iba a poder deshacerse de su ropa y evitar que la herida se le mojara. —Yo tendré que ayudarlo —Lucila se acerca a él, pero Jhon se tensa y ella lo nota —. He hecho esto varias veces, no se preocupe señor Jhon. —No está bien, yo creo que puedo hacerlo solo. Ella parpadea varias veces al darse cuenta de que él estaba avergonzado, quizás era por lo que paso entre ellos la noche anterior, Lucila baja la mirada y recuerda que él la miro desnuda de pies a cabeza. Era la primera vez que un hombre la veía sin vestido, siente que sus mejillas se coloran y decide darse la vuelta para salir del cuarto del baño. —Lo dejare solo. Jhon la ve salir apresurada, pero antes noto que las mejillas de ella se coloraron. Él también estaba avergonzado por lo que ocurrió la otra noche, luego bate esos pensamientos de su cabeza y mira la tina con el agua cristalina. Necesitaba ese baño. […] Lucila cepillaba el caballo del señor Jhon mientras que el animal se quedaba tranquilo, la joven sonríe con dulzura mientras espera que el dueño del mismo salga de su baño. Pasados algunos minutos, oye el resonar del pórtico que la lleva a mirar hacia la entrada de la casa. El señor Jhon se le miraba bastante diferente que antes, usaba una ropa que había conseguido con el sastre del pueblo. La joven camina hasta la entrada de la casa con la mirada un poco cerrada debido al sol implacable. —Se mucho mejor, señor Jhon. El pelinegro observo como su caballo se dejó cepillar por una completa extraña, era un animal muy inteligente, conocía quien era bueno o malo. Lady Lucila era una buena mujer, aunque muy confiada. —Veo que se encuentra bien rodeado de todas esas señoritas hermosas —Lucila mira hacia atrás y sonríe, sus yeguas estaban emocionadas por la llegada de ese semental tan galán. —Hace mucho que no ven a un muchacho tan bonito por los alrededores, por supuesto ellas no son tan finas como lo es su caballo, señor Jhon —ella vuelve la mirada hacia Jhon y este la mira también, sentía como si no estuvieran hablando de caballos, pero de la nada Lucila frunce el ceño—. Su camisa—dice señalándolo. —No pude ajustarla, es muy difícil. —No, es que está sangrando de nuevo. será mejor que lo revise. Ambos ingresan en la casa y Lucila vuelve a curar la herida de Jhon, se había abierto solo un poco, lo bueno es que ya estaba empezando a sanar. La voluntad de resistencia de ese hombre era fuerte. —He visto la iglesia desde el pórtico, ¿Cómo me trajo hasta acá? —ella niega y sonríe. —El padre Sam me ayudo a traerlo, es una buena persona, pero estoy segura de que fue él quien le conto sobre usted al sheriff. —¿Por qué son tan temerosos en este pueblo de los forasteros? Lucila se queda callada mientras que termina por cambiar la tela de vendaje de la herida de Jhon, empieza a recoger las cosas, pero siente la mirada de Jhon sobre ella que la lleva a mirarlo. —El pueblo ha pasado por mucho, la gente de Lone Pine ha tenido malas experiencias con los forasteros. —¿Por qué? —La última vez que acogimos a uno, llego en muy mal estado, como tú, y este estaba huyendo de una terrible banda de pistoleros.
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