Primera parte.

463 Words
Pruébame ahora. Hazme sentir como nadie nunca lo ha hecho. Llévame a ver las estrellas, el espacio junto con toda su estructura. Provoca todo eso en mí, solo con tus labios, con tus ricos y sabrosos labios. -Bismery Guzmán Damon es un hombre excéntrico, solitario y peculiar. Qué se encuentra apasionadamente obsesionado con la atractiva Allyson. La familia de Allyson se encuentra en una difícil situación económica y se ven obligados a vender su gigante empresa a nada más y nada menos que a Damon, éste se aprovecha de las circunstancias como una sanguijuela astuta y exige mantener a todo el personal de la empresa, incluyendo a la angelical Allyson. ¿Será que Damon podrá cumplir sus deseos más oscuros? ¿Podrá tener de una vez por todas a esa rubia despampanante de ojos zafiros llena de picardía y atrevimiento? El día que la vio se coló bajo su piel como un parásito insistente. No podía dejar de mirarla, de percibir su aura llena de vida y colores. Sus ojos, como dos pozos sin fondo de color azul lo tenían atrapado como una bestia en su jaula, sus caderas lo llamaban a tocarlas con parsimonia, sus hermosas piernas lo invitaban a abrirlas para hundirse en ella, su cabellera lo incitaba a tomarla entre sus manos mientras la embestía. Todo de ella lo llamaba, pero no por eso dejaba de parecer su hermana menor, y eso lo molestaba, le carcomía todo su interior, lo llenaba de una furia arrasadora, de ganas de tomar todo y destruirlo. De solo pensarla sus terminaciones nerviosas vibraban, junto con todo su cuerpo. Le llenaba de coraje e impotencia estar terriblemente obsesionado por una mocosa con cuerpo y carácter de mujer intelectualista. Su actitud arrogante le molestaba, su derroche de altanería, su mentón levantando y su independencia lo embriagaba de coraje. Quería apretujarla entre sus fuertes brazos, atarla con sus más crueles esposas, azotar esas pompas tan respingonas y follarla tan duro que con solo recordarlo, de solo evocar eso en su memoria, se corriera de placer. Tenía unas inmensas y retorcidas ganas de bajar esos humitos de niña caprichosa, de tumbar ese mentón en alto, de borrar esa sonrisa de sabelotodo, de eliminar ese brillo de malicia en sus ojos... Estaba cansado de solo mirarla de lejos, de solo desearla y no poseerla. Estaba harto de evocar su cuerpo en su memoria. Quería ultrajarla, humillarla, hacerla suya. Las enfermizas ganas de hacerla llorar, y luego lamer desquiciado las lágrimas en sus mejillas lo excitaba en sobremanera. Necesitaba su luz para borrar la oscuridad que él tenía dentro de sí. O quizás... Solo quizás, profanar su luz con su oscuridad. Quería mezclar sus demonios con los de ellas, compartir ambos el mismo infierno, el mismo cielo, el mismo abismo...
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