SIENDO LA ESPOSA DEL PAKHAN NARRA SKYLAR GREY —¿No vas a ayudarme en más nada? —pregunta sin verme, mientras entra a lo que parece ser el baño de la habitación—. Entonces vete de aquí. Todo mi rostro se contrae por la mezcla de confusión y desconcierto. «¿Acaso se refiere a lo que estoy pensando?». —¿Puedo irme a mi casa? —pregunto, todavía con duda. Ladea la cabeza y me mira por encima de su hombro, con una mirada venenosamente afilada. —A otra habitación, pelirrojita tonta. Tú eres mi esposa y no te vas de aquí, sino hasta que yo diga, o hasta que te mueras. Trago saliva y aprieto la mandíbula. —Si soy tu esposa, debo quedarme aquí, en esta habitación, ¿no? —Nadie más que yo duerme en esta habitación —ladra—. En mi cama no duerme ninguna mujer y tú no vas a ser la excepción. Dil

