LEVANTEMOS LA BANDERA DE LA PAZ NARRA SKYLAR GREY Me quedo sentada en aquella tumbona, viendo los reflejos que causan los débiles rayos del sol sobre el agua cristalina de la piscina, mientras pienso en todo lo que Nikolay me ha contado. Todavía me duele el corazón y mis ojos continúan llorosos por la congoja que me causó esa terrible, trágica y tan dolorosa historia que vivió. Se me pasan los minutos y, probablemente, más de una hora así. He perdido el deseo de continuar leyendo mi libro y de seguir sentada aquella silla, viendo el bonito día que hace, a pesar de que octubre ya está terminando. Cojo el libro, me levanto de la tumbona y camino hacia adentro de la casa. Subo las escaleras, cabizbaja. Todavía no he conseguido borrar las imágenes de mi cabeza de la familia de Nikolay ase

