Capítulo 1

2716 Words
Las vacaciones de verano, debo admitir que es una de las pocas cosas que me saca una sonrisa, normalmente, iríamos a la playa, pero tras la gran pelea que habían tenido mis padres, decidieron, mandarme a un campamento de verano, con su típica frase "Todo estaba bien cariño, solo, necesitamos un tiempo", mencionaban cada que algo malo ocurría. Estaba cansándome, de siempre fingir la misma sonrisa y hacer como que nada había pasado. Conforme hacia mi maleta, note como mi madre, me veía desde el marco de la puerta y conociendo muy, pero Muy bien lo que estaba a punto decir, me gire, para mirarla y sonriendo, de la mejor manera la abrace. -Estaré bien. Y sí, ya llevo todo, lo que estaba en la lista, no tienes por qué preocuparte. – dije, notando como se relajaba y se separaba un poco de mí. - Cariño, yo ... - Esta bien, no tienes por qué darme alguna explicación además ve el lado bueno, te libraste de pasar todo el verano viendo maratones de películas y series. – mencione, sacándole una sonrisa. – Además, conoceré a gente nueva y quien sabe, tal vez regrese siendo una nueva persona. - Eso, espero. – me dijo, dándome un último abrazo y ayudándome a cerrar mi maleta. Al tener todo listo, mamá y yo bajamos las escaleras, mientras ella me sermoneaba, de que no se me ocurriera hacer alguna locura e incluso, que no saliera con mis tonterías y por último me dio un sermón un tanto inquietante, de usar protección en todo momento, literal, en todo momento. Sin saber cómo responder a eso, le di un beso en la mejilla, alejándome de ella y caminando hasta papá, que me esperaba en el carro, mientras hablaba con alguien, a penas me vio colgó la llamada y me dirigió una de sus típicas sonrisas, de no pasa nada, todo está bien. Entrando al auto, se puso en marcha hasta llegar al lugar en donde se suponía estaría el camión, en cambio, solo se encontraban chicos de mi edad, acompañados por sus padres, quienes seguían dudando en si era buena idea dejarlos ir a un campamento, por todo el verano. Papá freno el carro y se giró a mirarme, dándome una sonrisa un tanto dudosa. Oh, no, otra platica incomoda, no por favor. Dios te lo ruego, prometo que no hare nada indebido en el campamento, pero sálvame, te lo pido. Pero al parecer, estaba muy ocupado, para escuchar mi petición, porque papá comenzó a hablar. -Cariño, no estoy muy seguro, pero, tenemos que hablar de algo. Se que estas en esta edad, en donde, como decirlo, te gusta experimentar, pero... - Mamá, ya me explico papá, pero igual gracias por intentarlo. – dije, haciendo que regresara el color a sus mejillas. - En ese caso, necesito, guardes muy bien esto. – me paso una bolsa, mirando su interior me sonroje un poco. – Y no es broma, quiero que los uses. No quiero decir, que los tengas que usar, pero en caso, de que... - Comprendo. – metí la bolsa llena de condones, a mi mochila y salí del auto. Bajando mi maleta, camine al autobús que acababa de llegar. No tarde tanto en entrar al autobús y sentarme en uno de los asientos de en medio, sacando mi teléfono de mi mochila y poniéndome mis audífonos empecé a escuchar música, mientras esperaba que el autobús se llenare, de adolescentes desenfrenados. Sin darle importancia, me concentre en la letra de la canción. Pasados vente minutos, el autobús comenzó a moverse, mirando par la ventana, observe como los padres se despedían de sus hijos e instintivamente busque al mío. Pero el ya no estaba, por lo que una mueca de tristeza apareció, por un segundo en mis labios. Cuando de repente frenamos sin previo aviso, provocando, que los chicos comenzaran a gritar, algo que no comprendía. Cuando, las puertas se abrieron y por ella entraba un chico, al que le algunos chicos, comenzaron a decirle un par de cosas. Al parecer era su amigo. Porque intento llegar hasta ellos, pero una de las encargadas lo freno y lo sentó a mi lado. Y fue entonces la primera vez que levanté la mirada y lo vi. Era alto, eso se notaba, tenía ojos cafés y el cabello café oscuro y lo llevaba completamente desarreglado. Se notaba que acababa de despertar. Sin mirarlo, por más tiempo, levante la mirada a la encargada y le regale una sonrisa simpática, dándole a entender, que no me molestaba, que él estuviera a mi lado y si me molestaba lo más seguro era que no le daría importancia. Y así fue como ella regreso a su lugar y el autobús volvió a ponerse en movimiento, durante el camino, no me digne a dirigirle la palabra e incluso la mirada. Simplemente escuchaba mi música y miraba el paisaje por la ventana. Llevábamos dos horas de camino, cuando el paisaje se volvió el mismo y aburrida, saque uno de los libros que había empacado. Teniendo mucho cuidado, de no sacar la bolsa, que mi padre gentilmente me había brindado lo saque. "Si No Despierto" ese era el título. Sonriendo, lo abrí y comencé a leer la primera página, llevaba alrededor de veinte, paginas, cuando, una mano se interpuso a la mía, al momento en que cambiaba la página. Girando a ver a mi acompañante, me quite uno de los audífonos. -Aun no termino. – fue lo que dijo, al notar que lo miraba. Ni siquiera, pude pronunciar palabra alguna, me quedé embobada en su voz y en la mirada, que me dirigió. Y fue entonces que volvió a hablar. -Listo, puedes darle vuelta. – y así lo hice, continuamos leyendo, hasta el punto en que yo me quedé dormida. No sabía cuánto había pasado, solo que me empezaba a doler el cuello, cuando intente acomodarme, escuche como alguien reía a mi lado, abriendo los ojos lentamente, me di cuenta, de que estaba apoyada en el chico, casi al instante me separe de él, quien tenía una sonrisa y mi libro en su mano. - Por un segundo pensé, que tendría, que llevarte en brazos. - ¿Qué? – dije, con la voz adormilada y mirada confundida. - Vamos, que somos los últimos en bajar. – menciono y fue cuando caí en cuenta que el camión estaba solo. Al ponerme de pie, no me di cuenta, que mi mochila estaba abierta, por lo que todo lo que tenía adentro se desparramo por todo el suelo, "genial", pensé, y como pude, comencé a recoger todas mis cosas, hasta que me di cuenta que algo faltaba. "Por favor no, por lo que más quieras, te lo ruego" Y fue entonces, cuando levante la mirada y el observaba el contenido de la bolsa. Y fue un segundo después cuando, nuestros ojos hicieron contacto, yo estaba roja de la vergüenza, mientras que él tenía una sonrisa divertida. Tomando mis cosas, salí de ese lugar lo más rápido posible, buscando mi maleta y el lugar en donde me quedaría. Choque con un chico, que me miraba, como si fuera un bicho raro, me disculpé y continue mi camino, hasta que sentí como alguien me tocaba el hombro. - ¿Summer? – pregunto la voz, de una mujer, logrando relajarme. - ¿Sí? - Te he estado buscando, ya están todas las demás en la cabaña. Por favor acompáñame. - Pero, me falta mi maleta. - Tranquila, ya está en la cabaña, ven vamos. Siguiéndola, llegue hasta la cabaña que se convertiría en mi hogar por todo el verano. Abriendo la puerta, entre con cautela, captando la atención de todas las chicas, camine hasta mi maleta, y mire a mi compañera. -La de arriba es mía. O si prefieres podemos cambiar. – menciono, con una sonrisa. - No, así está bien, no te preocupes. – dije, regresándole la sonrisa. - Te ayudo. - se ofreció a ayudarme y sin darme cuenta, ya estaba acomodando todas mis cosas. – Soy Jessica, pero mis amigos me llaman Jessy. – dijo de la nada, conforme terminábamos. - ¿Tu, como te llamas? - Summer. – mencione, observando cómo se le ensanchabas las mejillas. - No puedo creerlo, que irónico, ¿no? - ¿Qué? – pregunte sin entender a que se refería. - Tu nombre y que estemos en verano. - Eso. – dije sin darle importancia. - ¿Muchas burlas en la infancia? - Algunas, pero no es nada, ya estoy acostumbrada. – dije, tomando asiento a su lado. - ¿Es tu primera vez aquí? - ¿Se nota mucho? - Solo un poco. - ¿Qué fue lo que me delato? - Tu maleta, empacaste un poco de todo, eso fue lo que te delato. Mi mamá la primera vez, que me dejo venir hizo lo mismo, me obligo a guardar de todo en la maleta. – decía animada. Pasamos la mayor parte del día platicando, hasta que tuvimos que salir de la cabaña. Era el primer día, por lo que nos dejaron explorar todos los alrededores. Pero ella y yo optamos por algo mejor. En una de las mesas de picnic, tomamos asiento y comenzamos a conocernos, hasta que alguien llego a interrumpirnos. - Perdona, pero tengo que robarme a tu amiga. – menciono, esa voz, que me puso los pelos de punta. Y de pronto un pequeño toque hizo levantarme. - Ya regreso. – le dije a Jessy. Alejándome un poco de la mesa, y notando como ella nos seguía con la mirada. - Hola, de nuevo chica del autobús. – dijo el intentando ser divertido. - ¿Hola? – dije, no muy segura, de que era lo que estaba pasando. - Se te ha olvidado, algo en el autobús. – dijo divertido, conforme agitaba la bolsa. – No, queremos, que ocurra un accidente. – decía, mientras me miraba divertido y yo me ponía cada vez, más colorada. - No es necesario, puedes quedártelos. – dije, logrando que se riera y las pocas personas que se encontraban a nuestro alrededor nos observaran. - Gracias, linda, pero ¿qué te hace creer que yo no traje los míos? – por un segundo, me quede pasmada, pero gracias al cielo reaccione, antes que dijera lago más. - Pues es tu día de suerte, ahora tienes más. – dije dándome la vuelta e intentando irme, no se si por la pena o porque no sabía cómo actuar frente a él. - Oye, espera. – dijo, mientras corría, hasta donde me encontraba. Girando sobre mis talones, lo miré de frente y le sonreí sarcásticamente. - ¿Pasa algo? – pregunte, como si no entendiera, lo que estaba ocurriendo. - En realidad. – menciono y se acercó, hasta que los dos nos quedamos muy cerca del otro. – No, no pasa nada. Y así, sin más se alejó de mí, dejándome con un millón de dudas. Caminando de nuevo al lugar, en donde estaba Jessy, frene repentinamente, al verla muy juntita, con un chico. Por no querer molestar, me aleje de ese lugar, dándoles un poco de privacidad, si eso era posible. No, sabia, muy bien a donde ir, así, que camine hasta el muelle. Alejándome de todos los demás e intentando encontrar paz. Conforme me alejaba cada vez más, comencé a escuchar cómo, alguien comenzaba a seguirme, estaba a mitad del camino, así que no sabía muy bien que hacer, hasta que un par de chicos se abalanzaron hasta mí. Logrando sacarme un gran susto. - ¡Te lo dije! – grito uno de ellos, a otro. - ¡Realmente es ella! - ¿Qué? – fue lo único, que pude decir, mientras intentaba calmarme. - Mira, no entiende. – decía el tercer chico. Mientras se reía con los otros dos. - Ya dejadla en paz. – lo que me faltaba, el chico del cabello desordenado. - Vamos Alan. Solo un poco más. "Alan", es un lindo nombre, me gire a mirarlo, notando que él también me observaba. Apartando de inmediato la mirada, me fije en los tres chicos, que reconocía del autobús. En eso, dos de ellos, empezaron a discutir por alguna tontería y mientras ellos estaba distraídos, aproveche el momento, para escaparme al muelle. Apenas había llegado, cuando sentí como alguien me empujaba, grité del susto, pero ya era tarde, me encontraba bajo el agua. Saliendo a tomar aire, los escuche reír, aun no se habían dado cuenta, de que los estaba escuchando, por lo que Sali, con mucho cuidado y como no me iba a quedar de brazos cruzados. Camine hasta ellos. - ¿De qué nos reímos? – pregunte, ahora yo espantando a casi todos. - De, nada. – dijo el rubio. Que era el que estaba más cerca de la orilla. - ¿Sabes que deberías hacer? – decía, mientras me acercaba peligrosamente a él. - ¿¿Qué?? – pregunto nervioso, y dando un paso hacia atrás, cayó al agua. Sonriendo, me dispuse a irme, para cambiarme mi ropa, pero al parecer los chicos tenían otras intenciones. - ¿Qué hacen? – decía, mientras ellos me miraban como si estuvieran buscando venganza. Se suponía que la que tenía que vengarse era yo, no ellos. - Hacerle compañía a Max. – dijo el castaño, quien me tomo en brazos e intento volverme a lanzar, agarrándome fuerte a él logre que cayera conmigo. Van dos faltan dos. Mientras Max y el castaño, comenzaba a jugar, me acerque al muelle. -Muy divertido. ¿Pero me ayudan? – les dije, estirando los dos brazos. - Ya saliste una vez, puedes hacerlo de nuevo. – menciono, el chico, que no era Alan. - Les prometo que no voy a hacer nada. Solo, quiero salir, además sus amigos me impiden el paso. – se giraron a mirarlos, y ambos negaron con la cabeza. Dudándolo un poco, se miraron entre sí y decidieron ayudarme. - Bien, Diego, tu esa mano y yo esta. – menciono Alan, mientras se posicionaban para, "ayudarme a salir". Tomando a cada uno con cada mano, me impulse, sin lograr nada en el primer intento, lo volvimos a intentar, pero fallamos nuevamente. Ya estaba un poco cansados, por lo que era mi oportunidad. Me jalaron, pero en lugar de impulsarme, me sumergí, tirándolos así también al agua. Sin perder el tiempo, me dirigí a las escaleras y salí, del agua. Corrí, hasta la cabaña, donde al parecer, habían decidido hacer una junta. Nuevamente todas se me quedaron viendo y simplemente sonreí, caminé hasta mi cama y tomando un cambio de ropa, me dirigía a los vestidores. Mis tenis habían quedado completamente empapados, por lo que no me quedo de otra que usar, los zapatos que había metido. Conforme caminaba a la cabaña, los pude visualizar, estaban enojados, especialmente Diego, quien parecía estarme buscando con la mirada. Aumentando el paso, llegué a la cabaña y cerré la puerta tras de mí. Yo no estaban las chicas, solo Jessy. - Pero ¿qué te ha pasado?, te dejo sola, tan solo diez minutos y llegas empapada. - Una larga, historia. – mencione, sin mirarla, mientras observaba si los chicos pasaban. - Tenemos tiempo. - ¿Conoces a Alan, Diego? ¿Max? y al ¿otro? - ¿Daniel? - No sé su nombre. - Puede, ¿Por qué? - Son la razón de esto. – dije, señalando mi ropa mojada. - Vaya, no han perdido el tiempo. - ¿Perdona? - Cada año, hacen lo mismo. - ¿A qué te refieres? - No es nada malo, te lo prometo. Pero el primer día hacen bromas de todo tipo. Y al parecer, se han encariñado contigo. - Si, sobre eso, ¿qué pasa si les regresas la broma? - ¡NO! – grito. – Lo siento, ese no era el tono. Pero es la primera vez, que alguien les regresa la broma. ¿Qué has hecho? - Tirarlos al agua. – dije, no muy segura. - Amiga, este verano definitivamente será el mejor. Menciono, poniéndose de pie y camino hasta mí, para abrazarme de medio lado. Abriendo la puerta salimos de la cabaña, al instante en que ellos pasaban enfrente de ella. Me detuve de golpe al ver que Max, me miraba. Realmente este sería un largo verano.
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