7 Sellos

Un delicioso aroma me hizo abrir los ojos adormilados encontrándome con la cosa más fantástica que he visto en mi vida. Todo era radiante como los rayos del sol mismo y la blancura del sitio casi me dejó ciega. Enseguida busqué con mis pupilas algo que me dieran una pista de dónde me encontraba y atónita contemplé lo que había a mi alrededor. No gasté mucho tiempo en hacerlo pues mis orbes fueron en dirección de algo en específico, algo que despertó mi curiosidad y llamó mi atención, que enseguida me llenó de emociones contradictorias que dictaban un temor irreal pero un amor supremo, maravilloso. Simplemente me conmovió. Al frente de mí había un trono celestial y era rodeado por un arcoiris de color verde, tan puro como la esperanza. Vi cuatro seres repletos de ojos observándome con atención abrumadora que me hizo volver la atención al trono mientras escuchaba como éstas balbuceaban palabras que no pude entender. No pude ver el rostro de quien yacía sobre el trono pero al dar un paso más me percaté de un estanque precioso que se interponía entre el trono y mi persona, además que después de éste se encontraban 7 antorchas ardiendo con fuego bravío. Yo me encontraba allí viendo todo como un espectador silencio entonces vi como un hombre con apariencia angelical preguntaba las siguientes palabras: « ¿Quién es digno de abrir el libro y romper los sellos? » No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando a mi alrededor pero la angustia me golpeó cuando no hubo respuesta alguna a la pregunta. Al girar mi vista una vez más al trono vi una especie de pergamino en las manos del majestuoso quién se encontraba ahí sentado. Entonces, vi a los cuatro seres levantarse junto a los 24 ancianos coronados de oro que estaban alrededor del trono, los cuales no había visto antes o realmente no había prestado atención por la maravillosa presencia frente a mí la cual no tenía comparación. De entre ellos apareció un ser casi irreal, etéreo, que hizo mi corazón latir aunque no del mismo modo que lo había hecho antes el ser sentado en el trono. Bajo un silencio lleno de emociones este hombre tomó el pergamino de la mano del creador, acto seguido tanto los ancianos como los seres llenos de ojos se postraron ante él, y yo tuve que hacer lo mismo conmovida con el hecho. Dejaron salir una especie de cántico mientras mi mirada continuó sobre el de blanquecino cabello que solo aseguraba la vida eterna. Pronto el cántico sonó con más fuerza como si todos los ángeles se hubieran unido al coro. Entonces, el hijo del creador abrió el primer sello. El león lleno de ojos gritó al mismo tiempo « Ven » y de la nada apareció un caballo blanco mientras que su jinete llevaban en sus manos un arco, enseguida se acercaron a él dándole una corona y este se fue trotando para vencer. De inmediato abrió el segundo sello ocasionando que ahora el toro de varios ojos gritara la misma palabra que el león, una vez más apareció otro caballo rojo sangre. A su jinete le ordenaron acabar con la paz y le proveeyeron una enorme espada para que los humanos se mataran los unos a los otros. Dichas las palabras el hijo de Dios abrió el tercer sello y el tercer ser con rostro de hombre lleno de ojos grito la palabra apareciendo así un caballo n***o, quién lo montaba llevaba una balanza en las manos asegurando un equilibrio. En ese momento se escuchó una voz en medio de los cuatro seres que decía: « Una medida de trigo por una moneda de plata; tres medidas de cebada por una moneda también, ya no gastes el aceite y el vino » (Apocalipsis 6:6) El siguiente sello fue abierto siendo cuatro hasta ahora, un nuevo caballo apareció cuando el cuarto ser parecido a un águila lo llamó, solo que este era de color verdoso. Su jinete era llamado muerte y detrás de este había otro que llevaba por nombre “El mundo del abismo”. Luego de su aparición se le dio un poder para exterminar a la cuarta parte de los hombres a causa del hambre, la espada, la peste y las fieras. Cada vez me sentía más temerosa de lo que pasaría a continuación. El quinto sello fue abierto y yo ya temblaba ante la visión de las almas muertas a causa de seguir la palabra y enseñanzas de Dios, pero fue al abrir el sexto sello cuando mi corazón saltó de repente, un violento terremoto azotó la tierra, el sol se puso n***o, la luna se tiñó de sangre y las estrellas cayeron a la tierra como lluvia. Los sobrevivientes se escondieron en las cavernas y entre las rocas porque sabían que el día había llegado pero nadie se esconde del creador, ni de su justicia divina. En ese instante todo se volvió borroso mi vista perdió claridad y en un segundo ya no estuve en presencia del Dios creador y de su hijo, el cordero, sino en la angustiosa vida mortal.