Capítulo 1

1766 Words
Bogotá, Colombia Cinco meses antes Roberto y Belén se encontraban en la casa. Roberto se estaba alistando para ir a la estación de policía como cada día. Roberto Aristizábal, hombre de carácter fuerte de contextura mediana poseía un rostro cuadrado con una barba apenas visible y cabello enrulado y ojos color marrón oscuro. Antaño poseía un carácter dulce y comprensivo pero todo terminó cuando Laura, madre de Belén decidió fugarse con un empresario a España dejándolo a cargo de la pequeña niña. En ese momento, Roberto decidió dedicarse al cuidado de su hija con ayuda de María, abuela materna de la niña quien fue como una madre para Belén por su carácter comprensivo para con Roberto y la niña. Roberto jamás dejó su trabajo en la estación policial aunque durante la infancia de la niña su jornada de trabajo se redujo para ayudar a María con las compras y los quehaceres de la casa. Pero al crecer Belén se vio obligada a trabajar ya que su abuela materna era mayor para poder cuidar a la niña y Roberto terminó llevándola a un hogar para adultos mayores. Belén la visitaba con frecuencia, eran muy unidas y de vez en cuando Belén acudía a ella para recibir algún consejo o para mantenerla al día sobre su desempeño en la escuela y la relación con su padre quien, últimos meses se había refugiado en el alcohol porque le resultaba difícil superar el abandono de su esposa. Con ayuda de su hija y compañeros de trabajo logró ir superando su adicción y retomó su trabajo de a poco. Ahora se encontraba apurado ya que debía llegar a horario a su trabajo y detestaba llegar tarde. De pronto suena el timbre de la puerta. -Belén, abre la puerta, ¿es que no oyes el timbre? -pide el padre en voz alta. Belén sale de su habitación luego de contemplar su imagen en el espejo de su mesa de tocador, solía estudiar su rostro en el espejo. Su reflejo le devolvía la imagen de una joven de rostro atractivo en forma de corazón, piel apenas morena, cabello largo y liso y ojos negros al igual que su cabello. A sus quince años, Belén tenía el cuerpo de una mujer, con pechos redondos y firmes, cintura estrecha y caderas que se movían con una sensualidad prometedora. -¡Abra que es Jessica! -pidió ella desde su habitación. Roberto abre la puerta resignado Una mujer alta, delgada cuyo rostro revelaba unos ojos color miel y su cabello ondulado de color marrón claro entró apresuradamente a la casa. -Hola, Roberto- saludo ella con el rostro cabizbajo mirándolo apenas. Roberto la observa de pies a cabeza extrañado por su vestimenta, Jessica llevaba un top que dejaba sus hombros al descubierto y una campera de cuero que apenas le llegaba a la cadera. -¿Cómo te va niña? ¿No tienes frío para salir así vestida? -inquirió. -Sí pero una se acostumbra -respondió ella dando por termimado el tema. -Se acostumbró venir así vestida pero ¿De dónde viene? -quiso saber Roberto. -Papá, no irá a empezar con el interrogatorio, ¿si? -pidió Belén. Roberto no responde y se dirige a la puerta. -Bueno, ya me voy. Se me cuida mija -saluda Roberto a su hija a modo de despedida. Belén y Jessica lo observan sentadas en el sofá. -Bueno, ¿y cómo va el trabajo? -quiso saber Belén. -Igual que siempre: borrachos, desempleados, ladrones… -responde con tono de fastidio Jessica. -¿Por qué no me alcanzas la cartera Belén? Teresa me dio las fotos de Kelly, mi amiga. Al tomar las fotos de la cartera de su amiga Belén nota un fajo de billetes, los observa con sorpresa. -Al parecer está sacando buen billete en el negocio de venta de café y tés aromáticos -comentó Belén. -Mira que feliz aparece Kelly en las fotos - comenta Jessica evitando tocar el tema. -¿Dónde están esos lugares? -quiso saber Belén. -Son diferentes lugares de Europa -respondió Jessica con admiración. -Éste es el hombre con el que Kelly se casó, lo conoció a través de la agencia matrimonial de la que tanto te había hablado y ahora están viajando por todo el mundo. - relata Jessica con aire soñador. -Pero está un poco viejo, ¿verdad? -comenta Belén observando cuidadosamente la foto -A mí esos hombres me parecen muy interesantes, como tu papá. Es un poco amargado pero tiene su gracia -opina Jessica. -Mi papá será algo amargado pero sigue siendo mi padre así que ten cuidado cuando hables de él -responde Belén desaprobando el comentario de su amiga. -Bueno pero no se ponga celosa, ¿Cómo voy a meterme con tu papá? ¿Estás loca? -trata de calmarla Jessica. -Más bien te dejo las fotos de mi amiga Kelly, la verdad siento envidia porque ella logró una vida de ensueño y nosotras acá lamentando nuestra suerte -dice Belén con un dejo de resignación y tristeza despidiéndose de su amiga. Oaxaca, México 5 meses antes Sofía se encontraba caminando incesantemente por la amplia sala enfrascada en su celular ajena a lo que pasaba a su alrededor mientras su esposo Gregorio, sentado en el amplio sofá color bordó, estaba leyendo una noticia en el periódico. -Mi amor, escucha esta noticia: “Cada año cientos de mujeres caen en las redes de reclutadores que trafican con personas, viéndose forzadas a una vida de esclavitud s****l y laboral”. - ¿Cómo puede existir esa clase de gente capaz de comerciar con personas para beneficiarse económicamente… -reflexiona en voz alta. Al no escuchar respuesta alguna por parte de su mujer interrumpe abruptamente su relato desviando la vista del periódico hacia su mujer quien parecía estar en cualquier parte menos escuchando lo que Gregorio estaba diciendo. -¿Qué es ese ir y venir constante? ¿Podrías dejar por un momento ese aparato y prestarme atención? -pidió él preocupado. -Es que estoy esperando la llegada de unos pedidos para el puesto de frutas del mercado -se disculpa ella sonriendo nerviosa mostrando su sonrisa de dientes blancos y parejos, aunque no solo era su principal atractivo. Poseía un cuerpo escultural, de altura promedio, ojos color gris que, dependiendo el estado del tiempo se tornaban más claros cuando se le iluminaba la cara de felicidad o podían tornarse oscuros cuando la ira la invadía y su cabello de un n***o azabache que le llegaba por los hombros le daba un aire de distinción. De carácter reservado nunca había tenido iniciativa propia hasta que conoció a Alfredo por una aplicación de citas por Internet. Luego de las primeras conversaciones ella se había enamorado de él. Alfredo era diez años más joven que Gregorio,de rostro atractivo y anguloso, mirada penetrantes y un porte elegante era el candidato ideal para enamorar a cualquier mujer. Pero ella había elegido unir su vida a la de Gregorio, patrón de su hermano quien trabajaba en el puesto de artesanías en la feria de la plaza del pueblo. En realidad Gregorio le había pedido al hermano de Sofía conocerla ya qie su mayor deseo es tener hijos. En su primer matrimonio Gregorio no había logrado cumplir su sueño ya que su primera esposa era estéril pero con Sofía todo sería diferente. Es el primer pensamiento que lo invadió apenas la conoció. Gregorio, un hombre de mediana edad, de estatura baja y con algo de sobrepeso aún mantenía la virilidad y porte que había tenido en su juventud. Su carácter enérgico y determinación eran reconocidos por sus empleados en su hacienda y además contaba con un gran talento para los negocios. Con sus ahorros logró abrir el mercado principal de frutas y artesanos en la plaza principal al que acudía una gran cantidad de personas. Siempre lograba lo que deseaba y cuando decidió que no se iría de este mundo sin dejar descendencia se puso en marcha para lograr su objetivo. Apenas conoció a Sofía supo que sería la mujer indicada para lograr su propósito, pasado el tiempo quedó flechado con su belleza hipnótica y su carácter dulce aunque reservado hicieron el resto. Tres meses después se casarían en una iglesia de Oaxaca en una ceremonia íntima. A diferencia de Gregorio, Sofía no sentía ese amor intenso que él le profesaba cada día con devoción pero había aceptado resignada su destino a cambio de una vida mejor, lo que significaba vivir en una hermosa casa decorada con buen gusto, ropa nueva y algún que otro viaje donde ella quisiera. Su vida de necesidades y pobreza habían terminado al casarse con Gregorio y eso fue justamente lo que ella hizo pero a cambio, ella debía fidelidad a su marido y darle un heredero, el más grande anhelo de Gregorio. -Escucha Sofía -interrumpe Gregorio. -Cuando esté en la casa debes ocuparte únicamente de atenderme a mí. Ya tendrás tiempo de ver el celular cuando estés en otra parte - dijo Gregorio. -Esta bien, Gregorio -responde ella sumisa. -¿Sólo Gregorio? -pregunta extrañado él. -Soy tu marido, dime mi amor, gordo, pero no Gregorio -pidió él en tono cariñoso pero persuasivo tomando en brazos a su mujer. Te amo, eres la mujer de mi vida, ¿acaso no eres feliz conmigo? Muchas chicas envidiarían tu posición. Soy tu marido y debes demostrarme amor y cariño. - dijo él persuadiendo a su mujer. -Está bien… mi amor -dijo ella con una voz entrecortada apenas audible. -Dilo de nuevo mujer, apenas te oigo -pidió él cariñoso. -Mi amor -repite ella obediente mirándolo a los ojos con timidez. Gregorio le toma de la mano y la lleva al dormitorio. -Mi amor, ponte aquel conjunto de encaje color coral que te regalé por tu cumpleaños- pidió su marido con voz melosa. Ella aceptó su pedido con timidez. Quince minutos después sale del baño donde se había encerrado para cambiarse y avanza con timidez hacia la cama matrimonial. -Déjame verte lo puedo mi corazón- le dice él mirándola arrobado. Ella se desprende de la bata de seda blanca hasta que cayó a sus pies. -Te queda precioso mi amor, ven abrázame. Ella le obedece, se besan y comienzan a acariciarse. De repente, el celular de Sofia comienza a vibrar repetidas veces. Ella trata de darse vuelta para ver quien la estaba llamando. Era Alfredo. Sofia intenta liberarse del abrazo de su marido pero éste la retiene entonces ella se vuelve hacia él y lo besa con timidez. -Pon en silencio ese aparato o mejor apagado, no arruines este momento juntos por favor - pide él. Sofia obedece a su marido y apaga el celular resignada.
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