Estoy intentando concentrarme en el plano que tengo frente a mis ojos, pero el solo pensar que tendré que viajar con ella a Las Vegas me inquieta. Me conozco muy bien, sé que no seré capaz de callarme y decirle lo mucho que me atrae. Un golpe en la puerta irrumpe el mundo de pensamientos en el que me había sumergido, y al ver que es ella quien entra a mi oficina me quedo sin saber muy bien que decirle.
—¿Podemos conversar un momento?— Me pregunta cerrando la puerta detrás de ella.
Observo la manera en que ese vestido n***o se ajusta a su definidas curvas y asiento —Si, claro. — Digo y le ofrezco que tome asiento, pero niega.
—Me ha dicho mi padre que serás tu quien venga a la convención de Las Vegas este año.— Me comenta y asiento.
—Si, me lo ha informado esta mañana y no he podido negarme. Espero que no te moleste.— Respondo no muy seguro de porque esta viniendo a hablar de esto conmigo.
¿Acaso no le agrada la idea?
Me da una leve sonrisa y niega —No, no me molesta... pero, creo que es necesario que tu y yo hablemos.— Dice de una manera algo extraña.
Le miro confundido, pero pensando que es una mujer demasiado bella —¿Hablar de que? Disculpa, pero no comprendo.— Me defiendo y ella ríe nerviosa.
Creo que me he perdido de algo...
—¿Tu no me recuerdas, no?— Me pregunta y ahora si que comienzo a asustarme.
—¿Debería recordarte?— Pregunto y me acerco un poco mas a ella. —Discúlpame Alai, pero no tengo idea de que es lo que estas hablando.— Refuto.
Una amplia sonrisa se dibuja en su rostro —El verano pasado viaje a New York con unas amigas para celebrar el que Fernando me pidiese matrimonio y fuimos a un bar del Financial District de allí. — Me dice y mi cara cambia por completo.
—Es broma...— Interrumpo.
—Tu y yo nos conocimos en ese bar... McFadden se llamaba el bar.— Explica y a pesar de que no recuerdo bien que sucedió, se bien que he estado allí.
—¿Tu eras la mujer con la que...?— Intento preguntar.
—Soy la mujer con la que te has besado prácticamente toda la noche y luego se fue con sus amigas porque se dio cuenta que le estaba siendo infiel a su prometido.— Me termina de explicar y me estoy sintiendo el idiota mas grande del mundo por no haberme dado cuenta que era ella.
—¿Por eso me has mirado como lo has hecho cuando me viste en tu boda?— Pregunto con un hilo de voz y asiente.
—No podía creer que fueses tu... creí que venias a detener mi boda.— Ríe —pero luego mi padre te presento y me di cuenta que todo había sido una gran confusión, pero ahora que me dices que no recuerdas nada; todo es mucho mas sencillo.—
Que equivocada que esta... ella cree que porque no recuerdo lo que sucedió aquella noche donde el alcohol inundaba mis venas todo será mas simple, pero es todo lo contrario. Nada es simple y mucho menos ahora que se que mis labios han tenido el placer de besarla, aunque yo no lo recuerde muy bien.
—Vaya que el mundo es pequeño...— Digo en un intento fallido por mantener la compostura.
¿Cómo puedo hacer como si nada después de saber esto?
—Demasiado... Pero, solo quería hablar contigo para que esto no trajera malos entendidos entre los dos, y obviamente que no le digas nada a mi padre y mucho menos a mi esposo.— Me pide.
—Claro, pero ¿puedo preguntarte algo?— Pregunto y se que aunque me diga que no lo hare igual.
—Si...—
—¿Por qué no me lo dijiste el día de la boda?— Pregunto y al parecer algo le ha resultado gracioso porque se ríe en mi cara.
—¿Acaso querías que cuando estuviésemos bailando te dijese "recuerdas la noche que nos besamos"? Créeme que allí mismo Fernando me hubiese formado un escandalo digno de ser televisado.— Me explica y si... mi pregunta ha sido muy estúpida.
—De acuerdo, soy un idiota...— Comento.
—Si, muy tonta tu pregunta.— Me dice entre risas, pero por dentro me estoy llamando idiota por haber dejado que el alcohol me hiciera perder la oportunidad de haberme acordado de ella. Me he perdido la oportunidad de que algo mas hubiese podido suceder. —Bueno Martin, solo quería aclarar este asunto, pero como he dicho antes... que no lo recuerdes hace todo mucho mas fácil.— Repite y antes de que pueda decir una sola palabra a mi favor, ella me da una tímida sonrisa y sale de mi oficina dejándome pensando acerca de que la vida si te da tus oportunidades, pero que a veces uno se las pierde por imbécil...