Capítulo Tres - Gala Desafortunada Parte 2.
Agosto 23 del 2019 Sicilia Italia.
Caeli Mancini.
El ambiente es tan pesado, tan tétrico, tan... Peligroso. De Santis continua siendo apuntado por los hombres de Adrik y por él mismo, sin embargo creo que no tiene intenciones de soltarme. No cuando aunque los hombres de Adrik estén prácticamente apuntándole a la cabeza. Lo que me hace preguntarme, cuánto valgo para el hombre que dio la orden para que mataran a mi madre y que no me permitió morir. Está aquí en frente de más ciento cincuenta invitados defendiéndome porque según él, soy su mujer, el que diga que soy de su propiedad me fastidia pero al menos no me vinculaba a él de tal manera como lo hace el hecho que diga que soy su mujer.
Eso significa que muchos y muchas de los presentes aquí querrán mi cabeza en bandeja de plata. No aceptarán que Adrik haga su esposa a una mujer tan simple como yo. No cuando muchos de los hombres aquí estoy segura tendrán hijas y seguramente aspiraran que se conviertan es esposas de los hombres más poderosos entre sus socios. Y sino me equivoco Adrik es el jefe de la mafia más joven que hay y aunque deteste que me mantenga encerrada y que me haga usar ropa que no me gusta, debo aceptar que no esta nada mal, lo malo en él es que pertenece a la mafia los mismos que acabaron con la vida de mi madre por más hundida que estuviera ella, también que su personalidad es intolerables y no le gusta tenes acuerdos con las personas.
El punto aquí es que la mayoría de invitados se han acercado a presenciar el precioso espectáculo en el que puedo terminar muerta, lo que no estaría mal, así al fin podría desaparecer de este mundo en que no puedo hacer nada. Así al menos moriría y sería olvidada. En lugar de ser recordada como la mujer de un capo. Esa me parece una mejor opción.
Como cualquier mujer me gusta lo caro, los lujos, pero no sería capaz de soportar tener que vivir bajo un régimen para lograr obtener todo lo que quiero. Me gusta la libertad y soy fiel seguidora de todo aquel que defiende la libertad de expresión. Desde que era pequeña odiaba que mi madre me diera ordenes, por lo que, la mayor parte del tiempo hacia mis cosas sin necesidad de que me las ordenen. Porque entendía que sino deseaba que otro me sacará en cara lo que no había hecho, debía hacerlo sin que me lo dijeran o me lo recordarán, así evitaría molestarme y que me dijeran que era lo que debía hacer.
Adrik se abre paso entre sus hombres, mira desafiante a De Santis y le apunta con su arma, no sin quitarle el seguro primero. Su pulso ni siquiera tiembla al apuntarlo directamente a la frente, niego con la cabeza. Porqué aunque no sepa mucho de este mundo, sé que si mata a alguien que basándome en sus mismas palabras, es muy respetado entre los mafiosos, estará en problemas como mínimo y como máximo podrían llegar a matarlo. No me importa, porque se merece morir peor que cualquiera de sus victimas. Aun así, si él muere. ¿Qué pasará conmigo? Eso es lo que realmente me importa, suena egoísta pero es la realidad. El mundo es egoísta así que debemos ser egoístas para ganar.
No me agrada decirlo así, pero es la verdad, sobre todo en este mundo, todo aquel que pertenezca aquí, incluyéndome, debe tener en cuenta que por dentro esto irá consumiéndolo poco a poco hasta terminar con nosotros, fue lo que le pasó a mi madre, yo lo viví. Así que puedo dar fe de que puede llegar a pasar. Porque si no puedes con los demonios, ellos se encargarán de que vivas el infierno estando vivo.
Sé que Adrik esta apunto de disparar, pero entonces un disparo resuena en toda la estancia, haciendo que la mayoría de las mujeres se tapen los oídos y griten, niego con la cabeza. Tal vez para ellas sea la primera vez que escuchan un disparo pero para mí no es así, he pasado por tantas cosas a causa de las adicciones de mi difunta madre...
Un hombre de piel morena, cabello n***o, n***o como la noche, que viste un traje blanco con algunos detalles grises -él es el único de los hombres que viste de ese color-. Se acerca y en una de sus manos lleva un arma color plateado, lo que me indica que él fue quien disparo.
-¿Qué demonios esta pasando en mi mansión? Lombardi, De Santis. Estoy esperando una explicación de su parte -dice él y por eso puedo intuir que él es Simone, el dueño de esta mansión y anfitrión de esta amarga velada.
-¿No lo ves? -pregunta Adrik en un grito, mientras baja su arma, recalcando lo que dice al volver a señalar a De Santis otra vez-. Supongo que a ti te obedecerá de una puta vez. Ordenale que suelte a mí mujer o le lleno de plomo los sesos.
-¿De Santis? -indaga el recién llegado hacia el hombre que no quiere soltarme-, ¿por qué no la suelta?
-Simone, no es tu asunto, niño
-el mencionado vuelve a quitarle el seguro a su arma y dispara al cielo, lo que tiene el mismo efecto de hace unos segundos en las mujeres.
-No es mí asunto y un carajo. Esta es mí maldita casa y tu un invitado al que puedo mandar a la mierda. Así que suéltala... -De Santis se rinde y por fin me suelta, entonces siento que puedo respirar tranquila. Sin perder tiempo y antes de que suceda algo mas, me coloco al lado de Adrik-, fuera de mí mansión De Santis. Te aseguro que esto te costará demasiado caro -le ordena él y de inmediato sus hombres escoltan a De Santis hacia la salida y sobra decir que lo que le sigue a enojado-. Adrik mantente cerca de tú mujer, haré que Laryssa la ayude.
-¿Ayudarme con qué? -cuestiono mirándolo con extrañeza.
-¿No lo has notado? -señala mi rostro, toco mi frente y puedo sentir las pequeñas gotas de sudor rodar por ella-, mi esposa te ayudará -en cuanto la nombra una mujer de gran belleza, aparece detrás de él y se coloca a su lado.
-Con gusto lo haré Simone -ella camina hasta mí, extiende sus manos para tomar las mías. Dudo en tomarlas.
-Hazlo -demanda Adrik, entonces obligada tomo las manos de Laryssa.
Ella me lleva tomada de las manos hasta que salimos de la multitud. Luego me lleva hacia una habitación, la cual puedo decir que es igual de enorme que la mía en casa de Adrik, pero más colorida. Estando allí cierra la puerta con seguro.
-¿Laryssa, cierto? -indago una vez la veo salir de su armario con un vestido en sus manos.
-Así es... Soy la esposa de Simone Crick -sonríe cuando lo dice, lo que me hace pensar que tiene una buena relación con su esposo.
-Pero me trata bien, no lo comprendo. Desde que puse un pie en esta mansión todos, sobre todo las mujeres no quitan su vista de mí y sé que no es precisamente porque me veo bonita...
-Te entiendo... ¿Tu nombre? -sonrío.
-Caeli Mancini, ese es mi nombre... -ella asiente, mientras me guía hacia el cuarto de baño de su habitación.
-Bonito nombre, Caeli. Como te decía, te comprendo porque pase por lo mismo que tú.
-¿Disculpe? ¿A qué refiere?
-Mi historia con Simone es parecida a la tuya. Ah, dime Laryssa, no me trates de usted, estoy segura que seremos buenas amigas, Caeli, lo sé.
-De acuerdo, ¿Qué quieres decir con eso? -tomo un poco de agua del grifo abierto y la paso por mi rostro, mientras me miro al espejo intentando que no se estropee el peinado.
-Antes de casarme con Simone no tenía ni una familia reconocida entre ellos, ni un buen estatus social -ríe sin ganas-, pero a Simone nada le importo. Ni siquiera que en ese momento yo no lo quisiera e hizo todo lo posible por hacerme su esposa. Míranos ahora, tenemos seis años desde que somos marido y mujer -levanta su mano y en su dedo anular hay un precioso anillo de color celeste cielo, casi transparente.
-...
No digo nada, porque por más bonita y algo extraña que me parezca la relación con su esposo, comprendo lo que trata de decirme. pero se equivoca este no es mí caso. Adrik dijo que soy su mujer solamente para escapatoria, pero tampoco soy su amante, solo soy la mujer a la que parece tenerle lastima o simplemente quiere crear un dulce y torturoso proceso de asesinato, quiere dármelo todo para después quitármelo cuando me mate.
Quizás para Laryssa haya sido diferente porque parece una persona sencilla que conforma con cosas menores y supongo que lo mismo que refleja ella, es lo que siente su corazón. Pienso que tal vez sea vio alguna parte buena dentro de Simone y se enamoró de esa parte dentro de él.
El resto del tiempo con Laryssa fue enriquecedor y entretenido. Estuve con ella alrededor de dos horas. Me ayudo a volver a arreglarme, me regalo un hermoso vestido, el que lleva puesto entes era bello, lo acepto, pero no era para nada mí estilo. El vestido que Laryssa me regalo era de mí estilo, era de color azul marino oscuro, un poco más suelto que el anterior.
Luego tuvimos que salir para reencontrarnos con nuestras respectivas parejas. Pero al menos yo podía ver perfectamente la señal de molestia en el rostro de Adrik. Lo que significa que aunque no hiciera nada malo, llegando a su mansión seré yo quien pague los platos rotos.