Salí feliz del imponente edificio que tenía una letra B escrita en cursiva, bueno empezaría como la chica de las copias y ya más adelante vería si escalaba en la empresa de alguna forma pero evidentemente dentro de lo legal y moral.
— ¿Por qué está tan triste? — entré y miré a mi compañero de piso — ¿Qué le parece si salimos? Creo que le sentaría bastante bien.
— No puedo salir, prefiero quedarme aquí. Si usted desea hacerlo pues vaya, eso de estar encerrado es lo mío.
— Bueno, saldré pero antes de eso voy a brindar con usted — me acerqué a unas cajas — he encontrado un nuevo empleo y eso merece un brindis.
— Está bien, pero desde ya le digo que no tolero demasiado el alcohol.
— Entonces celebraremos con otra cosa.
Abrí la refrigeradora y saque refrescos que había comprado, entonces busqué unas copas, estaban en una caja que aún no había abierto.
— ¿Servirá refresco en las copas?
— Soy una persona bastante rara, los parámetros de la normalidad no se aplican a mí, así que acostúmbrese.
Serví el refresco en las copas entonces le di una a él, después brindamos, bebí de un sorbo el líquido y me serví más, mi acompañante se encontraba sorprendido por mi comportamiento, supongo que es algo normal, ya con el tiempo se acostumbrara a esta y muchas otras cosas que hago, después de todo vamos a estar viviendo juntos 1 año.
— ¿Por qué decidió mudarse a este lugar?
— Me gusta bastante, es amplio y barato, además que queda cerca de donde mi mamá vive.
— No lo sabía, ¿Es muy apegada a su mamá?
— Si, pero diría que de las dos ella es más apegada a mi…
— Ya veo, es normal para ellas ser de esa forma.
— Si, y bien, dígame, ¿Por qué usted está viviendo en este lugar?
— Es complicado.
— Ya veo, bueno, mire el lado positivo,si me ascienden de puesto en la empresa que me contrató podré buscar un apartamento nuevo.
— Ya veo, que bien, finalmente cada uno tendrá su espacio.
— Si eso es, pero tienen que darme el trabajo, porque si no continuaré viviendo aquí.
Me terminé por preparar para ir a una discoteca que solía frecuentar, antes de irme le dije a mi compañero de piso donde iba por sí cambiaba de parecer. La música fuerte resonaba en todos los rincones, empecé a bailar con tranquilidad e incluso a beber.
— Hola hermosa — un tipo se me acercó — ¿Por qué estás tan sola? ¿No quieres un poco de compañía?
— No, sigue tu camino que no me interesa en absoluto.
Quedé en medio de dos hombres, ellos me miraban de forma lasciva y en cierto punto empecé a ser manoseada. Grité lo más fuerte que pude pero al final mis gritos fueron ahogados, me vine abajo y puse mis manos en la cabeza, de repente hubo un silencio y los golpes comenzaron a volar.
Al levantar mi cabeza miré a mi compañero de piso golpeando a esos hombres de tal forma que en pocos minutos los dejó noqueados, varias personas sacaron sus celulares e incluso se pusieron a grabar mientras murmuraban.
— Vámonos de aquí — él extendió su mano y me miró preocupado — apresúrese que yo sé lo que le digo.
Tomé su mano y salimos de ahí, me hizo subir a su carro de lujo y sin más preámbulos arrancó. Podía ver que estaba frustrado, como si algo le preocupará; toqué su mano con sutileza y me miró un poco más tranquilo.
— No se preocupe, no hizo nada malo y debe sentirse orgulloso. No tiene idea lo mucho que me ha ayudado y es la primera vez que me siento segura al lado de un hombre que no es mi padre.
Mi cabeza se apoyó en su hombro y respiré con tranquilidad. Al llegar al apartamento fuimos al cuarto, no le había agradecido más apropiadamente así que le di un beso en la mejilla pero por un respingo que dió debido a la sorpresa, mis labios se posaron encima de los suyos.
La primera idea que tuve fue alejarme de él, sin embargo había algo que me detenía de hacerlo e incluso nuestros cuerpos se acercaron aún más. Las manos de este hombre me acariciaron sin reparo, lejos de rechazarlo me miré quitándole la ropa y luego fuimos a la única cama que tenía la recámara.
[...]
Me desperté con dolor en todo el cuerpo y miré como él seguía dormido, por un demonio, solo a mí se me ocurre acostarme con alguien que apenas conozco y yo dizque reservándome para alguien especial, en fin, ya lo hice y no hay vuelta atrás. ¡Es tardísimo! ¡Tengo que ir a trabajar!
Llegué a la empresa con los pulmones casi vacíos pero al menos lo hice a tiempo, al llegar a la oficina de recursos humanos me dieron mi identificación y la encargada miró mis zapatos.
— Nos acaban de informar que el jefe va a venir a la empresa, no puedes estar usando esos zapatos ya que hay cierto código de vestimenta — ella puso unos stilettos beige — debes usar eso, ahora prepárate para conocer al jefe.
— Muy bien — me puse los zapatos — por un demonio, esto es incómodo, ¿Realmente es necesario utilizar estas cosas? — la mujer asintió — bueno, espero que el jefe no sea tan malo como pienso.
En el momento que la encargada me iba a contestar no pudo ya que el jefe había llegado, mi sangre se quedó helada al ver que se trataba de mi apuesto compañero de piso…