4. Odontología.

1105 Words
“Entre los estudiantes universitarios, puedes encontrar todo tipo de personas: Vanidosos, ricos, humildes, bonitos, poco agraciados, raritos, estudiosos, intermedios, en fin, hay variedad, de todo un poco. Yo, por supuesto, era del banquillo de los raritos“ . John había conocido a una de las chicas más atractivas y populares del campus, ella estudiaba comunicación social. Para sorpresa de John, Stephanie permitió que se le acercara e incluso, aceptó salir con él; luego de varias citas comenzó su noviazgo. En su tiempo libre se juntaban en la universidad, a veces eran algo fogosos y se les podía ver en los pasillos besándose apasionadamente. Aquella chica era bastante vanidosa y nacida en cuna de oro, por lo que en algunas ocasiones le pedía salidas y regalos ostentosos a John; no le agradaba mucho a Samuel ni a Steven y mucho menos a sus padres, pues, les parecía que no quería lo suficiente a John y estaba con él por algo más; sin embargo, no se entrometían en asuntos de parejas. Un nuevo semestre ha empezado en la Universidad Central. Diana camina con pasos seguros y su mirada hacia el frente por los pasillos de la facultad de odontología. Una parejita besuqueándose llama particularmente su atención, levanta una de sus cejas y resopló una sonrisa. —¡Wow! Esto es como ver un unicornio. ¡Un nerd con una de las abejas reina de la universidad! Bien por él. —Se encogió de hombros y siguió su camino. Jhon se despedía de su novia para ir a clases. —Nos vemos más tarde para almorzar cielito. —Dice Stephanie. —Ok muñeca... Diana entró al salón donde vería su primera clase y se ubicó en el tercer asiento de una de las filas, para su sorpresa, a los pocos segundos entró John; éste tan pronto entra se percata de su presencia. —¡Oh! Miren lo que ha traído este semestre. La chica de los vestidores, esto sí que es una sorpresa. —Fue lo primero que él pensó al verla. Él camina hacia ella y se instala en el puesto desocupado delante de ella, coloca su mochila en el espaldar de su asiento y le sonríe. —Hola... Buenos días... —Hola. —Ella responde con facciones neutras y solo por educación. —Eres nueva por aquí, pero te he visto en varias oportunidades durante algunos semestres anteriores. Bienvenida, soy John. —Le extiende su mano. —¿Y éste? ¿Más o menos por qué me habla? ¿Por qué tanta cordialidad? —Es lo que pasa por su cabeza. —Soy Diana... —Responde apartando la mano que él tenía extendida frente a ella. —Y soy de pocos amigos. —¡Oh! Ya veo. —Se giró para mirar al frente después de haberse sentado. —Uff, espero que no siga intentando sacar conversación. —Habla con ella misma. John se entretuvo un poco con algunos compañeros que iban llegando y se detenían a saludarlo o a charlar un rato, él se llevaba bien con el grupo; aún era temprano y el profesor de la clases no llegaba. De pronto se gira nuevamente hacia Diana. —Te puedo ayudar en lo que necesites, así que no dudes en preguntarme si tienes alguna duda. Debes sentirte algo desorientada, lo entiendo porque me pasó cuando hice mi cambio de carrera, y es bueno tener a alguien que te apoye. ¿Qué estudiabas antes? —Diana sentía que su ojo le temblaba, parecía que John decía mil palabras por segundo y le perturbaba. —¡Mierda! ¿Cómo es que habla tanto en tan poco tiempo? ¿Y por qué sigue hablándome si ya le solté mi primer dardo de veneno? —Ella parpadea varias veces cuando él deja de hablar. —¡Guau! ¿Tienes algún botón de apagado? Eres exasperante. Y un poco entrometido, ¿te lo habían dicho? —Él nuevamente le mostró su radiante sonrisa y volvió a girar al frente porque entró el profesor. —Buenos días jóvenes... —Finalmente llega, qué minutos más largos de toda mi vida. Creo que este chico tiene un problema, una condición o no se qué. Normal no es. —Sigue hablando con sigo misma. La clases culminó, fue bastante interesante para Diana, así que pensó que iba por buen camino y no hizo tan mala elección de su nueva carrera universitaria. Ella recogió rápidamente sus cosas y fue de las primeras personas en salir del salón de clases, no quería que el chico parlanchín siguiera hablándole, era incómodo. Por otro lado, tampoco tenía ánimos de quedarse más en el aula porque carecía de intereses en formar algún vínculo o tipo de amistad con cualquiera. —¡Diana! ¡Espera! —¡Carajo! ¡No es cierto! —John la alcanzó en el pasillo. —¿Qué? —Es que te quería preguntar algo... —Ella frunce el ceño. —¿Es importante? —Se detiene con fastidio. —Bueno, no. No es algo de vida o muerte. Pero por más que echo cabeza sobre dónde te he visto antes, no lo recuerdo. —Diana se cruza de brazos. —De los vestidores... ¿Será? —Ee... eeh... Antes de eso... ¿En dónde nos hemos visto antes? —Ella entrecierra los ojos y escruta sus facciones. —Tengo buena memoria para los rostros y nunca antes en mi vida te había visto. ¿Contento? ¿Puedes morir en paz? —Él suelta una risita. —Entiendo. —Diana rodó sus ojos y siguió. —¡Nos vemos mañana! —Simplemente lo ignoró. Diana decidió cambiar de Psicología a la carrera de odontología, al final no le gustó lo que estudiaba porque le parecía muy tedioso leer y hacer tantos análisis, prefería algo mucho más práctico; después de comparar varias profesiones, escogió odontología, según sus observaciones, ésta tenía un movimiento laboral aceptable en la rama de ortodoncia. Ella estaba clara que no era muy amistosa para tratar con el público, pero ya se las arreglaría cuando llegara el momento, fue lo que planeó. El tiempo que estuvo Jhon topándose con Diana después de haberse visto en los vestidores, le permitieron darse cuenta de que ella era una chica muy solitaria, no hubo una sola vez que la viera acompañada, aparte, él podía percibir cierta melancolía en su mirada retadora y andar, cubierto por aquellos tonos lúgubres, maquillaje y acidez. Por lo que en el momento que John la vio en el aula de clases, decidió acercarse y ser más amable de lo que habitualmente es con cualquier otra persona, sin inmutarse ante sus desplantes.
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