Esa humedad en mi centro apareció de nuevo producto de mi excitación que ahora lo sabía, me percaté de que lo estaba lastimando y poco a poco comencé a relajarme. En unos segundos llegamos a la mansión, baje de la moto y acomode mi cabello que gracias a la brisa y al no llevar casco se había vuelto un desastre. —Sentiste miedo o adrenalina. —pregunto parqueando la moto y acomodando su franela. —Ambas.—respondí con la mirada baja por la vergüenza a causa de lo que había pasado hace unos segundos. Sonrió y por primera vez tomo mi mano probando que un cosquilleo estremeciera mi ser. Llegamos a casa pero esta vez no estaba Adrián solo la bruja, la silicona andante, y el señor mariano. —Bienvenida de nuevo a casa Elizabeth, disculpa el percance de anoche, espero que no repita. —hablo el s

