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La Tentación del Jefe

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Blurb

Puso sus labios sobre mi cuello, atrayendo el agarre de mi cuerpo mientras me recostaba en la limusina.  Sé que lo que estábamos haciendo estaba mal, pero ninguna parte de mí quería detenerse.  Carter deslizó sus manos arriba y abajo por mis muslos, acariciándolos, besándolos, chupándolos y todo lo que pude hacer fue gemir, gemir y quedarme sin aliento. 

Envolví mi mano alrededor de su cabeza mientras él bajaba, Dominante. Él bajaba, más y más...  Sus labios bailaron rápidamente por el interior de mis muslos. Agarré su cabeza e inmediatamente me bajó la ropa interior, sin piedad. 

Pero entonces el conductor bajó la partición, y dijo:

"Sr. Carter, su esposa está en la línea".

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Capítulo 1
Entré en mi casa y me dejé caer en el sofá. El trabajo de hoy definitivamente no fue el mejor y ver a Kelly pasar y mirarme no era lo que necesitaba en este momento.  —¿Qué diablos es esto? —Inmediatamente se quejó, señalando con la cabeza mis pies que aún tenían los tacones encima del flamante sofá. Simplemente murmuré un: —Lo siento —mientras bajaba los pies. Ella negó con la cabeza y se sentó a mi lado, sabiendo que algo pasaba.  —¿Qué te pasa? —preguntó. Suspiré profundamente y la miré. —Mi trabajo me ha cambiado —afirmé con fastidio. —¿Qué tiene de malo eso? —Kelly obviamente no tenía ni idea de lo que estaba pasando en mi vida en este momento. Me encogí de hombros. —Tenemos que mudarnos —confesé. —¡¿Qué?! —exclamó. —Kelly, de ninguna manera voy a conducir hasta allí todos los días y ya sabes lo ocupadas que están las autopistas una vez que hay tráfico, y el tráfico es muy común en la ciudad —le expliqué.  Antes de que pudiera darme una excusa sobre por qué debíamos quedarnos, me levanté y empecé a pavonearme hacia la cocina. —Kells no te enfades conmigo, ¿vale? Esto no es culpa mía —supliqué. —No estoy enfadada. Sólo te doy mi aprobación. Mira, voy a repasar mis líneas para la película. —De acuerdo —continué mi camino hacia la cocina y saqué mi botella de Sky y Vodka, sacando un vaso de chupito. Me serví un poco y empecé a beber a sorbos.  Esperaba que esto me ayudara a despejar mi mente y a reanimarme de este estrés.  No debería estar tan alterada. Sólo tengo 26 años y ya es suficiente. Estoy cansada de enterarme de cosas como esta en el último minuto.  Esto fue simplemente poco profesional. ¿Por qué me dijeron el día anterior que me iban a cambiar de empresa? Mi supervisor ni siquiera celebró una reunión para decírmelo. Simplemente entró en mi despacho y me explicó cómo el 'Hospital Carter' me necesita más que ellos y cómo no debo tener en cuenta, sino hacerme un favor ya que ellos dirigen el mejor negocio de psiquiatría de la ciudad de Nueva York. Resoplando más fuerte de lo que debería, llevé la bebida al salón y la puse sobre la mesa, encendiendo la televisión. No pasó ni una fracción de segundo hasta que sentí que una mano me rodeaba el cuello. Al saber al instante de quién se trataba, mis labios esbozaron una sonrisa.  Dirigí una larga mirada hacia él y me devolvió la sonrisa, besando mis labios. Revisé mis correos electrónicos rápidamente y luego mi cuenta de pago. Pronto mi puerta se abrió y el Sr. Carter entró. —Buenos días —Dije. Cerró la puerta y se sentó. Estaba un poco confundida. —¿Es usted mi paciente de hoy? —pregunté. Asintió con la cabeza. Cerré el portátil y saqué mi libro. —Dígame qué le pasa, doctor Carter. —Llámeme por mi nombre ahora mismo —dijo. Estaba muy confundida ya que nunca me había dicho su nombre de pila.  —Dígame qué le pasa, Carter —corregí. Se rió. —Eso también funciona, pero el problema es mi mujer —respondió. —¿Qué problema tiene tu mujer? —pregunté. —Ella quiere el divorcio. También quiere la custodia total de nuestro hijo, Kyle. Empecé a escribir en mi libro. —¿Cuál es la razón por la que puede querer el divorcio? —Dice que soy demasiado aburrido y que necesito ser más espontáneo. —¿En qué parte dice ella que eres aburrido? —El sexo. Me aclaré la garganta. —No soy ese tipo de médico, Carter. —Eres un terapeuta —afirmó, yo asentí con la cabeza—. Ayúdame. Suspiré y crucé las piernas colocando mi libro en el suelo. —¿Has probado diferentes posiciones? —pregunté pensando que me estaba volviendo demasiado personal.  Asintió con la cabeza. —Lo he intentado. —Espera, ¿puedo preguntar...? ¿No eres un médico s****l?" —pregunté. —Sí lo soy, pero cuando se trata de mí no tengo ni idea de qué hacer —explicó. —¿Te estás liberando? —pregunté. Negó con la cabeza.  —Puede ser por eso. Cuando te vayas a casa esta noche quiero que liberes todo en ella. —¿Te refieres al clímax o a mi tensión? —preguntó. —A las dos cosas. Asintió con la cabeza. —Pero ¿qué pasa si ella todavía quiere ese divorcio? —Ella no lo hará después de que liberes todo. Dáselo a ella. —Le di una sonrisa tranquilizadora. —¿Cómo lo quieren, las chicas? Realmente necesito saberlo; amo a mi esposa. Yo suspiré.  —Duro... Duro... Profundo —respondí con toda seriedad.  Él sonrió y asintió. —Podría hacerlo. No sé por qué, pero eso me hizo reír.  —Gracias Doc. —Me dedicó una sonrisa. Asentí con la cabeza. —Espera. Lo detuve y rebusqué en mi bolso, sacando un frasco de pastillas. —Si no funciona, ponte una de estas. Sólo una —recalqué, entregándole cuatro pastillas. Las tomó.  —¿Por qué tienes esto en tu bolso? —Parecí curioso. —Yo también tengo mis problemas. Vuelve mañana y dime los resultados —desvíe el tema. —Lo haré. Me estrechó la mano. Le di una sonrisa amistosa y salió por la puerta. ❥❥❥❥❥❥❥❥❥❥❥ Dejé mis bolsas en el suelo y entré en una casa vacía llena de cajas y maletas. —Nos mudamos hoy —sentenció Michelle. Asentí con la cabeza y Kelly salió con sus maletas. —Ya viene el camión —anunció. —¿Empacaron mis cosas? —pregunté. Los dos asintieron y yo me quejé porque ya habían metido la nevera en el camión desde antes, así que no puedo ni beber algo de vino ni comer nada. —¿Dónde está Jayson? —pregunté mirando a mi alrededor. —No ha vuelto a casa todavía —me respondió Michelle. Suspiré y lo llamé. Cuando respondió, instantáneamente rompí en mi diatriba: —Llegas tarde, otra vez —espeté con resolución. —Lo siento... Acabo de ponerme al día con el trabajo. —Ven. Te necesito. Él suspiró. —Estaré en nuestra nueva casa pronto. Puse los ojos en blanco y pude sentirlo sonriendo en su lado del teléfono. —Lo que sea. Él rió entre dientes. —Te quiero —Vale. —¿Estás realmente enojada conmigo? —preguntó. Asentí con la cabeza como si pudiera verme, qué idiota  —Estoy muy enojada contigo. Has llegado tarde a casa durante dos semanas. —Te lo compensaré. Lo prometo. Resoplé rendida. —Bien. —Di que me amas —pidió con voz melosa. Miré detrás de mí y vi a Michelle y Kelly hablando.  —Te quiero —susurré. —Más fuerte —exigió. —¡Te quiero! Él rió entre dientes. —Yo también te amo. Ahora tengo que terminar esto rápido. —Está bien adiós —me despedí con eso y colgué, ví a un par de hombres entrar, trayendo el resto de nuestras cosas en la camioneta. Los ayudé y pronto se fueron.  Ahora es nuestro turno de conducir hasta Harlem. Todos nos subimos a nuestros autos separados, conduciendo. ❥❥❥❥❥❥❥❥❥ Después de que los hombres se fueron, fui a darme una ducha y me vestí con pantalones cortos y un sostén deportivo. Fue entonces cuando Kelly entró en mi habitación, y dijo sin más: —Cuéntame. Yo la miré. —Qué? Ella rió. —No lo sé, no me has dicho más de ocho palabras en todo el día —se quejo. Me reí porque era verdad. —Lo siento. Acabo de ponerme al día con mi nuevo trabajo —me excusé. —¿Y Jayson? —Alzó una ceja. —Y Jayson — repetí. Ambas nos reímos. —Escuché que lo hacían anoche —soltó de repente.  Jadeé, bastante sorprendida. —Tu vida s****l debe ser maravillosa —Ella continuó. Me sonrojé y me di la vuelta. —A veces —susurré.  —¿A qué te refieres con a veces? —A veces va lento, otras veces es increíble. Así que siempre me meto dos pastillas en la boca. Una para prevenir el embarazo y otra para hacer que el sexo sea placentero —confesé finalmente. —Maldita sea, pero ¿qué pasó anoche? —Ella preguntó muy ansiosa. —Tomé la píldora del embarazo, pero no la otra y tengo que decir que está mejorando —Acredité. Ella rió por eso, sabía de las pastillas para aumentar el placer. —Puedo decirlo por todos los gritos y golpes. Negué con la cabeza con una gran sonrisa en mi rostro y pronto Jayson irrumpió por la puerta. —Cariño, estoy en casa —se anunció. Kelly y yo nos echamos a reír de inmediato. Simplemente nos miró con una cara de confusión que nos hizo reír más. Dejó su maletín a un lado y se sentó a mi lado. Lo miré con una gran sonrisa en mi rostro.  Luego tiró debajo de mi barbilla y me besó. Fue entonces cuando Kelly dejó de reír. —Solo voy a... —dijo Kelly saliendo por la puerta sin terminar la frase. Puse mis manos en el cuello de Jayson mientras el beso se hacía más profundo. Luego lo soltó. —Déjame ir a la ducha primero. Asentí con la cabeza y entró en el baño. Mi teléfono sonó y decía "Desconocido" Respondí. —¿Hola? —Hola, doctora Knowles —escuché la voz de mi nuevo supervisor decir. —Hola, Doctor Carter —le devolví el saludo. —Estoy llamando como paciente en este momento. —Está bien. Hola, Carter. Él rió entre dientes. —Llamé para preguntarle si puede explicarme qué se supone que hace la píldora". —La píldora que te di va a ayudar a aumentar el placer. El placer hará que quieras más y te pongas duro con ella. Si quieres que ella sienta lo mismo, coloca una en su bebida. Se derretirá y ella gana; no tengo ni idea. —Genial, gracias Dra. Knowles. —No hay problema. Dime exactamente qué pasó mañana. —En efecto —aceptó, y luego colgó. Luego coloqué mi teléfono en mi mesita de noche esperando a que mi apuesto hombre saliera mojado y sexy...

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