— Alaia, es muy peligroso lo que quieres hacer —me dice Valentina, su rostro lleno de preocupación.
— Puede ser, pero entre más información obtenga, será mejor para todos —respondo con firmeza, mi voz no da espacio a la duda—. Si la destruimos desde adentro, no solo nosotras podremos salir de ella, sino que muchas más personas dejarán de sufrir. Y yo quiero venganza, hacer justicia por todos los que han padecido a manos de tus padres. Ahora que sé tu historia, estoy más decidida que nunca a hacer que paguen para que podamos vivir tranquilas.
— Eres demasiado terca. Yo necesito protegerte de todo esto, no que te involucres más, Alaia —dice ella con seriedad.
— Solo tienes la opción de apoyarme, porque ya estoy metida en esto y no pienso retractarme.
Ella suspira antes de pasarse la mano por el cabello con clara frustración. — Para poder destruir toda esa red, necesitas estar desde adentro para recolectar todas las pruebas que sean necesarias. Y eso es un peligro; hacer que confíen en ti y que luego no se descubra si empiezan a caer…
— No me pasará nada malo, soy demasiado detallista y ordenada como para dejar pasar cualquier cosa que me ponga en riesgo. Tú solo confía en mí.
Otro suspiro por parte de ella. Ambas hablamos desde nuestra propia desesperación. — Te voy a ayudar. Te facilitaré toda la información que necesite y que esté a mi alcance, y voy a tratar de ponerte en contacto con tu papá. Él ahora tiene un cargo aún más fuerte en la empresa; él solo puede empezar a investigar sin permiso de nadie.
— Solo tienes que saber dónde está y, sobre todo, cobrarle todo lo que ha pasado en estos años y que tiene una hija que necesita ayuda —ella asiente con la cabeza, su rostro aún grita preocupación.
— Esto es muy peligroso y lo sabes.
— Lo sé, pero es el costo o el riesgo que quiero correr con tal de tener la oportunidad de tener el control sobre mi vida y que tú tengas el control sobre la tuya.
— Te acabo de reencontrar, no te quiero perder —susurra ella con preocupación.
— No me va a pasar nada, te lo prometo. Sabes que muchas más vidas se han perdido por esto. Es un riesgo que se va a correr por un bien mayor —digo con firmeza.
Ella suspira. —¿Para qué vas a viajar a México?
— Para cerrar un trato de Isidro. Mientras más averigüe de él y sus socios, más probabilidad tengo de destruirlos.
Ella cierra los ojos y se pasa la mano por el cabello, suspirando, como si estuviera pensando si decir algo o no, hasta que abre los ojos y habla. — Necesitarás ayuda, a alguien que trabaje con la justicia, pero no de este país. La única persona que estoy segura de que te puede ayudar es él… —dice esto último en un suspiro.
— ¿Mi verdadero padre? —pregunto solo para confirmar.
— Sí. Trataré de ubicarlo, conseguirte información para que te pongas en contacto con él. No me queda más opción que ayudarte —suspira.
— Entiendo. Gracias, mamá —hago una breve pausa con una sonrisa—. Me imagino que entraste por el túnel para que no supieran que estabas aquí.
Ella me mira sorprendida. —¿Qué tanto has descubierto en este tiempo?
— Más de lo que crees —suelto con una sonrisa de suficiencia—. De hecho, ya tengo evidencia de casi todo lo que hay en el túnel.
Ella me mira, una expresión que no sé descifrar. — Eso te ayudará bastante, sobre todo porque si mi padre se siente amenazado, con solo activar un botón la mansión deja de existir junto con todos esos documentos. La única prueba de sus negocios ilícitos está en ese túnel.
— ¿Tiene explosivos? —pregunto sorprendida.
— Toda la mansión los tiene, pero no están a simple vista, están ocultos en las paredes.
— ¿Todas las habitaciones tienen acceso al túnel porque es su vía de escape?
— Y al salir en el estacionamiento está el botón que puede destruirlo todo.
— Todo está perfectamente planeado —digo, todavía procesando la información.
— Nadie podrá probarles nada. Están tan bien organizados que la única manera de que los descubran es que alguien de adentro los traicione con todas las pruebas, y eso claramente jamás ha sucedido. Y aun así, si llegara a suceder, ya tienen un plan de escape que, además, eliminaría cualquier evidencia.
— Lo que jamás espera, es que la que se volverá su mejor aliada, también será su peor pesadilla —digo con una sonrisa.
— Sigue sin convencerme del todo lo que quieres hacer, pero no tengo más opción. Esa es la única manera de sacarte de esta vida, si pudiera evitarte el peligro lo haría, Alaia —sentencia ella.
— Lo sé, pero no te preocupes, soy más inteligente que todos ellos, y además sé cuidarme sola. Te prometo que todo estará bien, todo saldrá bien.
— Está bien —suspira ella resignada—. Confío en ti, no tengo otra opción. Mis padres no pueden sospechar que tuvimos esta conversación. Mientras más distanciadas estemos, es mejor.
— Que crean que nuestra relación se fracturó por completo, y que yo no soporto verte. Que crean que soy su aliada, que confíen ciegamente en mí, y cuando menos se lo esperen, todo por lo que han trabajado se va a caer en sus narices.
— Tú no serás un león en su juego, no como lo fui yo, no como lo somos todos los que estamos a su alrededor.
— Ellos son parte de mi juego, y en mi juego yo seré la que los destruya —digo con una sonrisa—. ¿Me vas a conseguir la información para ponerme en contacto con mi él…?
— Sí, eso trataré, y buscaré la manera de ponerme en contacto contigo. Es muy peligroso que siga entrando por el túnel —asiento con la cabeza.
— Yo necesito hacer la maleta con lo esencial para irme a México, necesito conseguir ese negocio si pretendo hacer que Isidro se gane mi confianza.
— ¿Por cuánto tiempo te vas?
— El que sea necesario, no pienso regresar hasta que cierre ese trato o toda una asociación. Es el lado que tengo que dar para ganarme el respeto y la confianza de todos.
— Entiendo —ella hace una breve pausa antes de sonreír—. Gracias por no reaccionar mal, Alaia… Gracias por aceptarme tan rápido como tu madre —susurra ella con los ojos cristalizados.
Yo sonrío con ternura. — Algo en mí lo sabía desde el primer día, esa conexión que tuve contigo la primera vez que te conocí no se equivocó.
Ella sonríe con nostalgia, me abraza con fuerza y yo sonrío contra su cuello. — Gracias por todo el sacrificio que hiciste por mí, te aseguro que nada de eso será en vano, mamá —susurro con suavidad. Ella me abraza con más fuerza. Duramos unos minutos más así, y ella se despide, saliendo por el túnel.
Yo suelto un suspiro, necesito pensar, procesar toda la información que he recibido hoy. Nuevamente descubro que mi vida es una mentira, ya estoy cansada de que cada vez que creo tener la certeza de algo, la verdad se distorsiona como si de un espejo se tratara.
Me encamino a mi baño, hago mi rutina de aseo personal, mientras mi mente viaja por cada punto de información nueva. Ya sé la verdadera naturaleza del negocio familiar, y vaya que era peor de lo que esperaba.
Empiezo a arreglar mi maleta, solo cosas necesarias para la primera semana. Así me doy tiempo de llegar a comprar cosas y no cargar tanto equipaje. Veo la hora en mi teléfono: 4:30 a.m. Vaya que el tiempo se ha ido con rapidez. Me arreglo para salir al aeropuerto.
Una vez lista, bajo las escaleras, encontrándome con mi padre, al parecer me está esperando junto a Matías.
— ¿Lista para el viaje? —pregunta él.
— Más que lista para conseguirte no solo un trato, sino una asociación, padre —digo con una sonrisa de suficiencia.
Él suelta una risa ronca. — Eso espero, querida —hace una pausa para hacer un gesto y señalar a Matías—. Él te va a acompañar hasta el aeropuerto. Quería que fuera contigo al viaje, pero estoy casi segura de que no vas a querer.
Mi mirada se fija en él por un segundo, antes de sonreír. — Estás equivocado, de hecho, siento que me vendría muy bien algo de compañía, sobre todo para que te mantenga informado de mis avances con tu nueva víctima —hago una pausa, tapando mi boca con una de mis manos, suelto una risita—, digo, socio.
Mi padre me da una mirada divertida, antes de fijar su rostro ahora serio en Matías. — Ve con ella, y pobre de ti que te sobrepases con mi hija.
Yo hago un puchero. — Oh, no, padre, le quitas lo divertido. Es más, Matías va a estar a mi cargo, y si no obedece… —hago una pausa, coloco un dedo en mi boca como si estuviera pensando—… lo mato —sentencio antes de empezar a caminar con una sonrisa.
— Oh, me gusta en lo que te estás convirtiendo, siempre y cuando permanezcas de mi lado —escucho la voz de mi padre a mis espaldas.
— ¡Señorita, espéreme! —dice Matías, alcanzándome. Una vez a mi lado, en el carro, yo sonrío.
— Esto va a ser divertido —susurro con picardía antes de morder mi labio. Matías se pone tenso a mi lado, pero no dice nada, y solo emprendemos nuestro camino al aeropuerto.
Este es mi momento de sacarle toda la información que sea de utilidad a Matías, lejos de los ojos de mi padre, de distracciones, será más fácil. Cierro los ojos, aguantando el nudo en mi garganta. Un pensamiento cruza por mi mente: "Daniel, prometo volver cuando todo esté bien, ahora tengo la certeza de que esto es más peligroso de lo que creía, y yo, yo no te quiero poner en riesgo… solo me conformaré con tu recuerdo, ese que me mantendrá a flote y me recordará que soy humana y que yo también merezco ser feliz.”