Capítulo 27. Iniciando un viaje hacia la libertad... Paulina, en silencio, miró hacia el mar. Por dentro, su mente seguía procesando todo lo que había pasado. La pantalla bajando del techo, las miradas horrorizadas de los invitados, la caída del imperio Bonetto frente a cientos de ojos... y ella, saliendo por la puerta como una diosa que no necesitaba corona ni marido. Lo había planeado todo, y había salido a la perfección. Pero en el fondo, aún había una inquietud que no se apagaba del todo. Sebastián Durand. Al día siguiente En la sala de reuniones, el general estaba de pie. Tenía el rostro desencajado, los ojos hundidos, y sostenía un archivo con portadas de revistas, capturas de pantalla y titulares sensacionalistas. -- Coronel Durand -- le dijo sin miramientos- -- Usted no tien

