—¿Qué quieres Daniel? —digo volteando mis ojos y sin ninguna emoción. —Sólo bailar contigo, por última vez —entendí mi mano para que la tomara. —Perdóname por todo lo que te dije —digo aceptando esa mano extendida que me jala a el muy despacio, es tan dulce y tan…, tan pasional, me habla con tanta delicadeza y ternura, la música romántica no ayuda en nada, ¿por qué mierdas hace esto? Comienzo a deleitarme con su aroma, siento como mis ojos comienzan a cerrarse inconscientemente al este comenzar a acariciar mi espalda, es Daniel, ¡es mi Daniel! —Tú tienes razón, si eso pasó, es solo mi culpa, ya entendí, ya acepté que te perdí para siempre, y está bien, de verdad yo tampoco podía hacer mucho aunque así lo quisiera, solo de verdad, ¡siempre te amaré Mía! Siempre, no lo olvides —disfru