—Está bien, entiendo, bueno, creo que ya es hora de cortar el pastel, ¿me acompañas? —algo haré, pero si me rindo hoy no habrá un mañana.
—Si vamos, todos deben estar preguntándose donde estás.
—¿Me permites? —le digo mientras le ofrezco mi brazo, se ve hermosa, esta aceptó y nos fuimos a la fiesta.
—Por fin apareces Alexander, Lucrecia lleva rato preguntando por ti, ¡yo me imaginé que estaban juntos! —dice la introvertida Katia con mucha emoción.
—Voy a buscarla, y cortamos el pastel, ¿puedes buscar a mi madre? ¡La verdad que ya quiero que se acabe esta fiesta!
—Tu siempre tan amargado, disfruta aunque sea por primera vez en tu vida, disfruta a Mía, ya mañana se va y no la vas a ver más.
—Haz lo que te dije.
—No gastes saliva con él —dice Mia quien comienza a dejarse llevar por la
