Llegan a la casa y, chan chan,nada, no pasó nada, Mía decidió ir ha hacer ejercicio para así no estar en la casa cuando ellos llegarán. Mía estaba corriendo debajo del viento y la lluvia que cada vez se sentían más fuerte para sacar la rabia y la impotencia que sentía por dentro. A Dani le preparan una habitación de invitados, y Nani lo recibe acompañando a este a la habitación.
—¿Y Mía? Es que quiero agradecerle, yo enloquecí, no sirvo mucho o casi nada para estas cosas. ¡¿Debe estar pensando lo peor de mí? ¡Y con toda razón!
—No, no digas eso, ella nunca pensó nada de ti, al contrario, ella es una muchacha muy madura, que le ha tocado muy fuerte en la vida —dice esto entrando a la habitación.
—¿Ella está bien?
—¡Si! No te preocupes por ella, que si no lo está, lo estará pronto.
—Cuá
