—¿No quieres pasar a La Roca a buscar tus cosas? —le dice el preocupado doctor a Mía.
—No, yo tengo mi bolso de mano, es todo lo que necesito, si voy a allá me arriesgo a encontrarme con Alexander, no se preocupe, yo después llamo a la señora Lourdes y me despido de ella, muchas gracias por todo.
—Mía, piensa muy bien lo que vas a hacer, hoy en día hay millones de madres solteras, eso no es el fin del mundo, recuerda lo que dijiste esta mañana.
—No es lo mismo doctor, no solo por el hecho de ser madre soltera, sino que yo no estoy preparada para ser madre.
—Ninguna mujer viene con instrucciones de cómo se debe ser madre, eso se da solo.
—Muchas gracias.
—Esta es mi tarjeta, puedes llamarme cuando quieras, yo te puedo ayudar en lo que sea, también tengo una clínica en Miami y viajo ca
