—¡Hay una cama!, la necesitaba, también tengo mucha hambre —insistí con el hambre mientras detallaba todo a mi alrededor.
—¿Siempre eres así de detallista? —pregunté el imponente.
—Sí, casi siempre.
—Ya no se deben de demorar con la cena, y sí, una sola cama —digo mientras los dos observamos la cama con muchas ansias —¡me toca el sofá! —afirmé y señalé a este.
—¿Dormirás en el sofá? —cuestioné, no es justo, si yo estoy agotada no me imagino él.
—A Menos que tú lo hagas
—Yo no tengo problema en que compartamos la cama, además, ya no tienes 18.
Me hizo reír, absolutamente me hizo reír, ahora no sé en qué sentido dijo que ya no tenía 18 —Te sorprenderías señorita Mía ... Pero sí, aceptó compartir la cama, la necesito. —interrumpieron unos toques en la puerta —Debe de s
