Isabella Martinez
Desperté al escuchar mi teléfono sonar tan fuerte, era la alarma.
Estiré mi mano tratando de llegar a mi teléfono cuando lo apague abrí los ojos y me di cuenta que estaba en una habitación de hotel.
No puede ser que lo había hecho de verdad.
pensé que había sido un sueño que no me había atrevido hacerlo.
¡Ay Dios!
Cada parte de lo que había hecho la noche anterior llegó a mi mente, como aquel completo desconocido me había poseído y me había hecho suya.
Digo desconocido porque ni siquiera le había preguntado su nombre pensé que era lo mejor.
¿Me sentía mal? No ¿O si? No me arrepentía el hombre realmente era atractivo y lo había disfrutado muchísimo pero quizás debí guardarme un poco más y esperar a la persona indicada para mí.
Me quité la sábana de encima, miré a mi lado y la cama estaba vacía, me levanté y había una bandeja de comida con una pequeña nota
"Qué hermosa noche, aquí te dejo el desayuno espero tengas un buen día y deseo que ese ogro que tendrás como jefe se comporte de la mejor manera el día de hoy
Mucha suerte
LV"
No pude evitar sonreír.
Miré la cama y había un enorme manchón de sangre, me sentía penada pero después de todo era lo que buscaba alejar y dejar atrás todo rastro de mi pasado y en eso estaba la inocencia que había cuidado durante mucho tiempo esperando encontrarme el príncipe azul que me rescatará de aquel castillo en donde un dragón custodiaba mi puerta, al menos lo veía de esa manera, siempre creyendo en las historias de amor, lamentablemente esto era la vida real en donde tenías que salvarte a ti misma y es lo que yo había hecho así que no me arrepentía de absolutamente nada.
Ya la vida se había encargado de demostrarme que el amor solo era una fantasía que venía plasmada en los libros.
Camine hacia el baño, tomé una ducha y salí con la toalla alrededor de mi cuerpo, vi la hora en mi teléfono aún faltaba una hora para poder llegar al trabajo creo que me daba tiempo de pasar por la casa vestirme y luego irme a la oficina.
Me coloqué el vestido que me había puesto anoche, salí de aquella habitación no sin antes comer lo más rápido posible y llevarme aquella nota de LV
¿Cómo se llamará de verdad?
¿Lucian? Me lo podria imaginar con ese nombre tan elegante y culto como él.
Salí de la habitación, me subí en el ascensor y luego salí de aquel hotel, todos me miraban supongo que por el vestido que cargaba puesto un lunes en la mañana, vestida de esta manera definitivamente parecía una mujer de la vida galante.
Me subí un taxi y pagué para que me llevaran al apartamento que estaba alquilando, era pequeño pero lo suficientemente grande para mí sola, además el costo era muy accesible.
Subí casi corriendo por las escaleras para llegar al piso 5, entré a mi apartamento y corrí a mi habitación me coloqué la falda de tubo que había comprado el día de ayer, la camisa negra manga larga y un pequeño blazer, me coloqué unos tacones intentando verme de forma ejecutiva
Cambié la cartera, me maquillé de forma sutil me peiné y dejé mi cabello suelto.
Una vez estuve lista miré el reloj que acaba de colocarme, me quedaban 20 minutos para llegar a la oficina
Iba muy tarde!
Una vez más bajé, tomé un taxi y este me llevó directamente hacia el edificio en donde trabajaría de ahora en adelante.
para mi buena suerte no había casi tráfico.
Los nervios se apoderaron de mi cuerpo era la primera vez que trabajaría para alguien tan importante, de verdad quería hacerlo bien, no solo porque necesitaba el trabajo si no para demostrarme a mí misma que todos estaban equivocados conmigo.
Camine hacia la recepción, la chica me miró de arriba abajo le sonreí tratando de verme amable.
— Buenos días soy Isabella Martinez — Le hice saber ella asintió para luego sonreírme, se inclinó un poco y tomó una tarjeta de acceso podía ver mi nombre y mi foto al igual que mi cargo "secretaria presidencial" sonaba importante.
Nunca había ocupado un cargo como este, de hecho mi carrera era administración de empresas, había estudiado en una de las mejores universidades sin embargo quería mantener un perfil bajo además que no tenía ninguna experiencia porque acababa de graduarme.
— te están esperando en el piso número 5 ahí está recursos humanos para que firmes el contrato que te enviamos anoche espero hayas tenido tiempo de leerlo— Asentí
Me despedí con la mano y caminé directamente hacia el ascensor.
Claro que había tenido tiempo de leer el contrato había sido irresponsable de mi parte no hacerlo estaba feliz con este trabajo y justamente por eso había salido a brindar por la oportunidad que me habían ofrecido, tenía un buen seguro, tenía un muy buen salario incluso tenía bonos mensuales y me daba la suficiente cantidad de dinero para ahorrar para alquilar un apartamento un poco más grande, quizás comprarme un carro más adelante, estaba emocionada por esta nueva experiencia que estaba por vivir en donde estaría completamente sola.
Claro que sentía muchos nervios pero al mismo tiempo también sentía mucha felicidad
Cuando las puertas del ascensor se abrieron rápidamente me adentré en ella, las puertas estaban por cerrarse cuando una mano impidió que esto sucediera con el ceño fruncido subi un poco la mirada para saber quién había hecho eso y la sorpresa se plasmó rápidamente en mi rostro
No podía ser cierto.
El hombre de anoche entró al ascensor igual de sorprendido que yo al verme en el ascensor.
¿Qué hacía él aquí?
¿Trabajaba aquí?
¿Quizás era de recursos humanos?
ay no!
¡Se supone que esto no tenía que pasar! aunque los fuera estuviera tranquila por dentro estaba entrando en una crisis.
Jamás llegué a preguntarle en dónde trabajaba, ni mucho menos qué cargo tenía, no quería trabajar en la misma empresa que él, se supone que esto solamente sería cosa de una noche y ya, no que podría verlo en el edificio donde comenzaría a trabajar.
El ambiente en el ascensor comenzó a colocarse tan intenso, quería bajar rápido de este ascensor, presione rápido el botón 5 ambos nos quedamos en completo silencio mientras el ascensor comenzaba a subir cuando lo vi abrir la boca para mi buena suerte las puertas del ascensor se abrieron y me bajé sin dejarlo hablar.
no quería oír nada.
debía alejarme de él.
Comencé a caminar sin un rumbo fijo porque no sabía qué oficina tenía que ir ni con quién tenía que hablar, yo lo único que deseaba era alejarme de ese ascensor y del hombre con el que me había costado anoche.
No importa que trabajara en este lugar, no tenía que verlo, seguramente podríamos tener horarios diferentes, él podía trabajar en otro piso.
Se supone que no tenía que verlo nunca más y por eso fue que estuve con él anoche.
Me sentía tan avergonzada
No podía creer que esto me estuviera sucediendo a mí
— ¿señorita Martínez?— Miré a la mujer que estaba frente a mí— la estábamos esperando tenemos el contrato listo para usted espero haya tenido oportunidad de leerlo para así ahorrarnos tiempo
Asentir mientras la seguía hacia una oficina, apenas entramos ambas tomamos asiento, ella colocó el documento frente a mí lo leí por encima asegurándome de que todo esté exactamente igual al contrato que me enviaron y luego lo firmé con la cabeza en cualquier lado menos en este lugar.
se supone que hoy tenía que ser un día perfecto, tenía que ser un día tranquilo y sin embargo aquí estoy preocupada por un completo desconocido con el que me acosté anoche.
— Muchas gracias— le agradecerá de recursos humanos mientras me levantaba, ella me tendió una tarjeta.
Es mi tarjeta empresarial aquí me colocan el dinero con el que voy a pagar ciertas cosas del jefe, ya todo eso me lo habían explicado el día anterior.
Tomé la tarjeta y la tablet con la que llevaría los asuntos de mi nuevo jefe.
No debo estar nerviosa antes de presentarme a él debo estar tranquila y segura de mí misma
— la persona que te va a entrenar te va a estar esperando en el ascensor— Asentí
Salí de aquella oficina sin decir absolutamente nada caminé directamente hacia el ascensor con pánico de que fuese aquel hombre que me fuese a entrenar
Para mi buena suerte había otra mujer esperando por mí, para mi sorpresa tenía una falda bastante corta y su camisa estaba algo abierta dejando ver sus pronunciados senos
Me parece que alguien intentaba llamar la atención de algún hombre.
— Buenos días mi nombre es Susana Rodríguez soy la ex secretaría del señor Villalobos y seré yo quien la entrenaré en este día— su voz sonaba sumamente forzada ¿Por que era la ex secretaria? ¿Porque finge una voz que claramente no tenía? Entiendo que quisiera verse más profesional pero me parecía algo exagerado hacer eso ¿Yo tendría que hacer eso?
La mujer parecía tener al menos 35 o 37 años era mayor que yo y me miraba por encima del hombro como si sus años de experiencia me hicieran menos ser humano a mí
Odiaba a las personas así sin embargo sabía que en mi nueva vida iba a encontrarme con muchas de esas personas
Ella llamó el ascensor y cuando las puertas se abrieron ambas nos adentramos a él en silencio, cuando las puertas del ascensor volvieron a abrirse ambas salimos.
Caminamos hacia una oficina que estaba completamente vacía era muy grande, blanca y no tenía ninguna decoración sin embargo tenía unos grandes ventanales que dejaba ver una vista preciosa— esta será tu nueva oficina, aunque sinceramente estarás poco tiempo aquí el señor Villalobos es un jefe muy exigente— se rumora por aquí que es un ogro y un gruñón al menos eso es lo que me había dicho ayer — y casi siempre desea que estés cerca para que puedas cumplir con cada una de tus obligaciones, en la tablet que te dieron en recursos humanos ahí tienes su agenda, tienes el correo de igual forma se te asignará una computadora y todo lo que necesites— Asentí — también se te asignará un teléfono es exclusivamente para el señor y todas sus necesidades— ya en vez de escucharse como ogros se escuchaba como alguien excéntrico
Aún así no dije nada solo asentí con la cabeza de verdad deseaba conservar este empleo.
Salimos de aquella oficina— te voy a presentar al Señor Villalobos, solamente estaré contigo el día de hoy así que no lo arruines— dijo de forma déspota
Tocó la puerta
"Adelante" oímos, una sonrisa se plasmó en el rostro de aquella mujer que hasta ahora había estado demasiado seria y supe quién era el objetivo de aquella camisa abierta, fue la primera en adentrarse a la oficina— Buenos días señor Villalobos— su tono de voz se dulcificó, quise reír sin embargo me contuve y me adentré aquella oficina también para así conocer a mi nuevo jefe.
Creo que mi sorpresa fue bastante evidente cuando vi el rostro de aquel hombre
Maldita sea!
Tierra trágame y escupeme lo más lejos posible