La magia en la princesa siempre fue enorme, sus padres lo supieron desde el día en que nació, pero aquello nunca les atemorizo, porque sabían que su amada hija estaba llena de bondad, sin embargo, en ese beso, Nyra pudo ver dentro del Dios, en su mente y sus recuerdos, como fue elegida incluso antes de su nacimiento, como espero por años el poder tenerla a su lado, supo que los sentimientos en el hombre eran reales.
— P…princesa— dijo apenas sus labios se apartaron.
— Eres un Dios — respondió mirándolo a los ojos, esos enigmáticos ojos—, yo sabia que no eras alguien común y corriente…
— ¿Esta decepcionada?
— No…creo entender porque lo ocultaste— ella bajo la mirada recordando así que estaba desnudo, se sonrojo dándose de inmediato la vuelta.
— Oh, lo siento — Zehres emitió una risa nerviosa cubriéndose de inmediato con un manto que hizo aparecer—, yo…bueno…tenia bastante miedo de mostrarme tal como soy, entiendo lo que se dice de los dioses y bueno era mayor mi temor…además se lo había prometido a tus padres
— Ellos siempre me han protegido, ahora entiendo porque no podía ir al mar, ahora entiendo porque en sueños me llamaba— se volvió al Dios— estuviste llamándome todo este tiempo…
— Lo hice…y necesito que entienda que jamás he deseado hacerle daño, mis sentimientos son reales, nunca ame como lo hago ahora, este sentimiento que se instaló en mi corazón es real, por ello decidí acercarme, porque deseaba ser amado por igual, se que otros Dioses robaron mujeres y las obligaron a amarlos, pero yo no quise ser así
— Se que eres diferente — tomo su mano—, ya no debes ocultarte frente mí, aunque sería mejor si hacemos pensar a mis padres que sigo sin saberlo.
— ¿Entonces puedo seguir cortejándola?
— Claro que puedes, me gustas, Zehres, me siento bien estando contigo, pero quiero estar completamente enamorada antes de dar otro paso
— Lo entiendo completamente, te prometo que no te presionare nunca.
Los ojos del Dios se iluminaron al saber que su amada no lo rechazaba en su forma natural, se sentía esperanzado y con todo a su favor, incluso se emociono al ya no tener que ocultarle su forma verdadera, tomo las manos de la princesa entre las suyas para besarlas, luego deposito un beso más en su frente.
Estando a solas en medio de ese laberinto, la princesa tomo asiento en el césped mirando al Dios sumergirse en el agua y hacer pequeños remolinos con las manos, se miraba como un niño pequeño, eso la hacía feliz, después hacia pequeñas esferas con el agua que dejaba tener en sus manos antes de romperlas.
— Entonces, ese hombre que vino…Zyean…
— Es mi gemelo — contesto Zehres—, él es Dios de las tormentas, su apariencia mortal es la bonita, la real es muy…rara
— ¿Por qué? — pregunto entre risas la princesa.
— Oculta mucho su rostro, además de que usa colores oscuros, no siempre fue así — se acerco a la princesa apoyando la mejilla en el borde de la fuente—, solía ser muy animado, pero un mortal jugo con él
— ¿Eso es posible?
— Si, éramos jóvenes, Dioses nuevos por decirlo de alguna manera, él quería cumplir los deseos de todos y un día llego una mujer implorando su ayuda, lloraba mares en el templo suplicando que la salvara de sus captores — comenzó a relatar—, Zyean bajo del cielo para ayudarla, pero se termino enamorando de ella, no había tenido contacto con mujeres mortales antes, así que cayo rendido, esa mujer juro amarlo también, pero solo quería vivir cómodamente, se aprovechó de Zyean…y nuestra madre se dio cuenta.
— ¿Qué hizo su madre?
— Mi madre nunca baja de los cielos….pero aquella vez lo hizo, lo encontró a los pies de la mortal y se enfureció, quería matarla pero Zyean la detuvo, entonces esa mujer lo traiciono, aseguraba a mi madre que mi hermano la había capturado y obligado a estar con él, que ella solo estaba ahí en contra de su voluntad…algo se rompió en mi hermano esa noche…la dejo ir, pero su corazón se volvió oscuro como una fuerte tormenta, se desquito con el pueblo…hubo tornados, tormentas, inundaciones, todo resultado de su corazón roto, mi madre entonces encerró una fracción del poder de mi gemelo en la corona que usa, le cubre el rostro casi totalmente, en su forma natural, Zyean tiene una marca horrible en su rostro, fue el castigo que madre le dio…
— Por los Dioses…eso suena demasiado cruel…
— Mi madre nunca ha deseado que sus hijos estén tan cerca de mortales, ella todavía no olvida las batallas de las tormentas de arena, cree que en especial los lobos están llenos de maldad, aun cuando las castas han cambiado, mi madre aun no los perdona.
— Entonces ella me odiaría ¿No es así? — Nyra poso la mano sobre la de Zehres.
— No lo sé…esa mujer que engaño a Zyean era una loba— entrelazo sus manos—, yo no la conocí bien, solo recuerdo su cabello, era rojo como la sangre…
Estaban por continuar con su charla cuando las campanas comenzaron a sonar, eso anunciaba la llegada de importantes nobles, así que Nyra debía marcharse, se puso de pie sin soltar la mano de su Dios que la observo con una sonrisa en sus labios, la dejo irse, ya acudiría a su encuentro, así que la princesa corrió hasta la entrada principal donde sus hermanos la esperaban en compañía de sus padres.
— ¡Oh, ahí estas! — exclamo sonriente, Keith—, ven cariño, te tenemos una sorpresa.
Antes de siquiera responder sus padres se apartaron dejando en su campo de vista a Armand, el vampiro sonrió ampliamente al verla, tenia todo el porte de los Morgoth, una larga cabellera negra, ojos rojizos y una imponente belleza, vestía un traje color n***o con bordados rojos típicos de los escudos de su casa. Nyra se quedo sin palabras al verlo, había cambiado tanto en el transcurso de un año, le parecía otra persona, pero sabia que era él, se quedo estática, no sabia que hacer, apenas dio unos pasos volteo hacia atrás donde Zehres observaba todo en silencio.
— Nyra —, la llamo Armand.
Devolvió su vista al frente y el vampiro le tendía la mano, observo luego a sus padres, esto debía ser plan de ellos, mas de su padre, sabían que si traían al pelinegro podrían disuadirla de estar con el Dios, no armaría un escandalo en ese momento, se acerco tomando la mano que le fue tendida sonriendo apenas para el vampiro que no dudo en abrazarla fuertemente contra su pecho.
— Como te extrañe — le susurro.
Incapaz de responder solo correspondió al abrazo, su mente estaba hecha un caos y no mejoro cuando un furioso trueno cruzo por el cielo, su instinto la orillo a voltear nuevamente rompiendo el abrazo con Armand que no comprendió el actuar de la princesa.
Le dio un enorme temor observar mas el rostro de Zyean que estaba detrás de su gemelo que la mirada misma de Zehres.
— Debemos ir dentro, parece que esta por llegar una tormenta — exclamo rápidamente Einar yendo donde su hermana—, perdón que te la robe, querido tío, pero estaba ayudándome en algo muy importante.
— ¿Quiénes son ellos? — pregunto entonces el vampiro por los gemelos.
— Son mi nueva compañía — excuso Einar—, además de mis maestros de navegación, ya tendrán tiempo de conocerse, vamos, hermana.
Einar, completamente consiente de la situación en que sus padres habían puesto a su hermana la llevo hasta su propia habitación, no tardo nada en ser visitado por dos Dioses que no se tomaron la molestia de ocultar su identidad, tanto él como su hermana casi dieron un brinco por el susto que les dio al ver la forma del gemelo de Zehres, esa corona era terrorífica, sumado a la manera en que se movía el Dios.
— ¿debo preguntar? — pregunto primero Einar señalando a Zyean.
— Mi gemelo, Zyean, Einar, Einar, mi gemelo Zyean, Dios de las tormentas — los presento rápidamente, el mencionado Dios alzo la mano en saludo acompañándolo de una siniestra sonrisa.
— Tu debes ser el gemelo guapo — se quiso burlar Einar provocando risa en el tenebroso Dios.
— ¿Estas molesto? — pregunto ahora Nyra.
— No, me imagine que tus padres me podrían obstáculos, aunque no esperaba que tan pronto — tomo asiento junto a la princesa—, sé que tuviste interés amoroso por ese vampiro antes.
— Pésimo gusto — acompaño Zyean.
— Basta, Zyean — advirtió Zehres—, voy a jugar limpiamente, no tengo porque sentirme intimidado por un simple vampiro, tampoco deseo hacerte sentir en una encrucijada — volvió la vista a Nyra—, hare lo que me pidas.
— No te vayas…— pidió ella ignorando a los demás presentes—, ahora mismo me siento confundida, pero si de algo estoy segura es que no quiero que estes lejos de mi…por favor.
— Te prometo no alejarme en ningún momento.
Ella lo abrazo con fuerza, Zyean aun desconfiaba un poco, pero quiso no entrometerse más, su hermano estaba enamorado, ella parecía no engañarlo, así que se aparto yendo al balcón donde fue alcanzado por el hermano mayor de la princesa.
— La tormenta, podría no ser tan cruel…— pidió.
— Los aldeanos ¿Han perdido algo por mis tormentas? — pregunto volviéndose a él
— Si, ha habido derrumbes.
— De acuerdo…la detendré — extendió la palma de su mano frente al lobo que no entendió a que se refería ello.
Como magia el agua pareció ser absorbida por la mano del Dios que sonrió ante la mirada atónita del lobo, después de ello se marchó, quería volver a su templo para pasar la noche, tenia la curiosidad de si esa mujer seguiría ahí, no le había dicho a donde iría.
En el salón de los reyes, Nyra llego acompañada de su hermano y de Zehres que caminaba detrás de ellos como cualquier compañía, aun tenia que mantener las apariencias si no deseaba levantar sospecha alguna en los padres de la princesa.
— Hija, deberías ir a descansar.
— Si, padre solo quería venir a desearles buenas noches — se acerco a ellos para abrazarlos.
— Mañana empezaran las festividades.
— Si, Sir Zehres me comento que esta emocionado por participar en las justas — dijo Einar sonriendo a su amigo.
— ¿Participara? — pregunto Elarimil.
— Lo hare, su majestad— contesto el mencionado—, espero poder ganar el favor de su majestad para que mi espada sea bendecida.
— Ya lo veremos, Armand es un gran contendiente, será su mayor rival — añadió Keith.
— Me gustan los retos, su majestad — sonrió ante lo dicho por el rey — ahora, con su permiso me retiro — se inclino mas luego llevo los ojos a la reina— por cierto, su majestad, felicidades por su estado.
Los presentes en la sala sabían a que se refería con la felicitación, apenas ese día se habían enterado que Elarimil esperaba un hijo de su esposo nuevamente, ese Dios se daba cuenta de todo lo que pasaba y por mas que quisieran ocultar los hechos, él se enteraba inmediatamente, la princesa observo a su padre que se mostraba severamente molesto por el atrevimiento de Zehres, entendía que sus padres solo tenían temor de que la lastimara, pero ella no percibía esa clase de maldad de él.
Prefirió volver sola a sus aposentos, iba caminando por los oscuros pasillos sumida en pensamientos que no se dio cuenta de que ya no caminaba sola, al volver en si noto la presencia de Armand caminando a su lado en silencio, no quería perturbarla en sus pensamientos así que se había limitado a acompañarla en silencio.
— ¿Por qué volviste? — pregunto ella.
— Creí que ya era tiempo de hacerlo, además siempre he venido a tus cumpleaños.
— La fiesta ya fue — se detuvo para mirarlo de frente—, me refiero a ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
— ¿Por qué no?
— Leo tus pensamientos, Armand, se lo que llevas en el bolsillo ¿Por qué ahora? — pregunto de nuevo—
— Porque ya era hora de volver por ti — contesto como si nada.
— Yo te pedí que me llevaras contigo muchas veces — la tranquilidad del vampiro la estaba abrumando.
— Eras joven, Nyra, además…el bosque mágico no es lugar para princesas— el vampiro se cruzo de brazos—, volví, deberías estar feliz por eso.
— No iba a pasar mi vida esperándote, esperando que finalmente te decidieras.
— Por favor, no me digas que ese cortesano navegante te llamo la atención, me di cuenta como volteaste a verlo.
— Eso no es tu asunto.
Nyra estaba retomando la caminata cuando la voz de Armand la detuvo nuevamente, sus palabras la hicieron girar para encontrarse con su sonrisa, esa sonrisa que ahora mas que amar le había erizado la piel.
— Tú me perteneces y siempre serás de mi propiedad, Nyra Phoenix
Fue lo que Armand dijo, pero en su tono de voz mas que amor, escucho la amenaza.