HÉCTOR
La chica de inmediato me puso a prueba, ella quería que la llevara a un club exclusivo, el cual me toco comprar la membresía, tuve que soltar buen billete, pero para eso he almacenado tanto dinero, para poder llegar a ellos y ponerme en el mismo nivel. Ahora es cuestión de tiempo para ir derribando cada fortaleza que ellos posean.
Padres, sus muertes no quedarán impugnen, mi venganza está más cerca que nunca, los dejaré en la calle, expondré sus errores, si ese maldito no hubiera bebido ese día, mi padre aún estaría con nosotros, mi pobre madre murió de dolor al saber que él había fallecido. No puedo estar tranquilo hasta que lo haga sufrir como yo sufro, este dolor no se va con el tiempo, cada día que pasa es peor mi dolor.
De inmediato le envié el mensaje a ella de que ya estaba reservado el sitio para su cita, ella le mando un emoji de beso. Por fin podrá lucir los trajes elegantes que compro, cuando los mando hacer no tenía un propósito para ponérselos, ahora ya encontró ese designio. Ella le dijo que pasara por ella, ahora tenía que comprar un auto que la impresionara aún más. Llego el momento de tener un Ferrari.
Me movilicé para registrarme en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, ya que le dije que no vivía en esta ciudad. Compre el auto más vigente de la marca Ferrari. Cuando llego el momento, fui a buscar a mi presa. Llegue a su casa, un hombre me indica donde aparcarme.
—Buenas noches, caballero, la señorita aún no está lista, puede pasar a delante a esperarla.
—Muchas gracias. —El hombre me guía hasta la sala de estar.
—Quiere algo de tomar. —Me dice amablemente el sirviente de la familia
—Si, me podría dar de su mejor vino.
—Enseguida señor.
El hombre se retira, dejándome solo en la sala, superviso con la vista el sitio, miro que hay muchas fotografías, tal como lo investigue, dos varones, una hija, en total tres hijos, miro bien a mi enemigo. Un hombre de joven apariencia para la edad que tiene, se ve que se cuida mucho.
—Ella quiere salir de la habitación subterránea, se siente asfixiada.
—Sabes que ahí está más segura. —Escucho dos voces que vienen hacia donde estoy, de inmediato tomo asiento— ¡Disculpe, no sabía que teníamos visita!
—Buenas tardes, señores. Mi nombre es Héctor Rodríguez, estoy aquí por su hija.
—¡Por Kassandra!, no sabía que ya había hecho amigos tan pronto en la ciudad.
—Papito, al parecer ya conoces a mi cita. Héctor te presento a mis padres. —Aparece ella, vestida muy preciosa, con su sonrisa que la caracteriza.
—Mucho gusto. Espero que cuide de nuestra hija.
—Desde luego, la cuidaré como a una delicada flor.
—Ya me simpatiza el muchacho. —Expresa la madre muy contenta.
—Disculpe mi intromisión ¿A qué se dedica?
—Soy dueño de una cadena de supermercados, a nivel internacional.
—¡Eso habla muy bien de usted!
—Su hija está en las mejores manos, se lo aseguro.
—Eso espero, porque no le gustara ver a un padre enojado.
—Papi me lo vas a asustar.
Ambos nos reímos, hice hasta lo imposible por soportar tener a ese hombre de frente, me repugna verlo cara a cara, pronto borraré esa maldita sonrisa de tu rostro. Sé que después de este encuentro él me va a investigar, eso lo tengo resuelto, desligue a mis padres de mí, estas son las maravillas que puede hacer el dinero.
Me subí al coche con mi nueva acompañante que es muy jocosa, su mirada coqueta y su sonrisa seductora no faltaron en todo el camino, no dejo de hablar de sus logros en la vida, al parecer el viejo invirtió buena plata en ella. Es su única hija, es lo más lógico, en eso se me vino la plática que ellos traían. ¿De quién estaban hablando?
—¿Usted es hija única o tiene alguna hermana? —Me atreví a preguntar.
—Soy la única mujer nacida de ellos, tengo dos hermanos más. —Me dice con seguridad, ¡Será que escuche mal!
—¡Es hermosa su casa, aunque me parece que la remodelaron!
—Si, mis padres le hicieron unos anexos que necesitaban, aunque la verdad no sé cuáles son, solo recuerdo que la vez pasada vine por unos documentos, había personas trabajando en la parte trasera de la casa, ahora que lo menciona, no he hecho ninguna pregunta sobre eso.
—Ya me imaginaba porque se ve espectacular la propiedad. —Tengo que investigar más a profundidad.
Al llegar al sitio nos bajamos, presento mi membrecía y ella presenta otra, vale que la mía es más valiosa que la de ella. Sonríe satisfecha al ver la mía. Entramos el sitio, es muy entretenido, caminamos por un rato, llegamos a unas mesas, tomamos a nuestro gusto, jugamos algunos juegos, la chica es divertida, pero no debo desenfocarme en mi propósito.
—Me imagino que usted es soltero.
—Se imagina bien.
—Yo vengo saliendo de una relación algo complicada.
—¿Casada?
—No, pero si conviví mucho tiempo con ese tipo.
—¡Tan mala fue su experiencia!
—Es tóxico.
—Eso es complicado.
—Soy un alma libre, me gusta tener nuevas experiencias cada día, no me ataría a una sola, ¿usted comprende?
—Trato de hacerlo.
—Muy pronto me convertiré en la heredera de la fortuna de mi padre y eso conlleva que también sus responsabilidades, por eso quiero divertirme ahora que puedo.
—Es sensato.
—Eso de vivir sola en el extranjero fue muy duro, si no hubiera sido por mis amistades, le aseguro que hubiera sido un infierno, aunque el dinero nunca me falto y la buena vida, pero… hay cosas que siempre hacen falta.
—Usted se queja teniéndolo todo, imagínese el que no tiene nada.
—Si ya me imagino ellos ni un tiro tienen para quitarse su miserable vida. Es trágico.
—Me sorprende que una salvadora de vidas se exprese de este modo.
—Soy realista, las personas que desean morir simplemente hay que concederles el deseo, a eso no le llamo maldad.
—Eso sería quitarles el sustentante a los psicólogos, ellos estudian para hacer razonar ese tipo de mentalidad. Pero no venimos a hablar de eso.
—Exacto, no sea aburrido Héctor, es más, juguemos golf.
—Le diré que no soy bueno en eso.
—Si pierde, en la próxima me llevará a bailar.
—Eso quiere decir que me está dando otra cita, muy interesante.
Le seguí el juego, mientras en el pasado ella se divertía, yo trabajaba día y noche para hacer la fortuna que ahora poseo. La veo saltar de alegría cuando la pelota era chutada al hoyo, mientras que yo mandaba la pelota a la parte remota del campo. Ella ganó, eso lo veía venir, al terminar nos relajamos un rato, ella no dejaba de hablar de sus maravillosas vacaciones, no venía a casa, sino que se iba a otro país con sus amistades. Por ser única hija le dieron todo el lujo que ella exigía, mientras que a mí me arrebato lo más sagrado.