Capítulo 3

2189 Words
Camino con ella hasta los baños, tendré que hacer lo que debo hacer. No puedo dejar a una dama sufriendo por mi culpa. No me gusta el sexo en lugares públicos como este, sobre todo cuando estoy en un tiempo de prueba; pero estoy ebrio y follarme a esta chica no se escucha como una mala idea. —Quiero que me folles, duro y aquí. —se contonea. Me ofrece su vaso, le doy un sorbo y le beso. —¡Excitante! —grita. —Voy a follarte hasta volverme loco. —le digo tomándola de la cintura. Mi cuerpo acepta el estimulo de esta chica, estoy excitado, ebrio y quiero sexo. Si meditarlo más la llevo hasta el baño de hombres pero me tropiezo con algo casi perdiendo el equilibrio, sino es por alguien que me sostiene terminaría en el piso medio muerto. —Gracias... —me recompongo tratando de mantener el equilibrio. —Estoy un poco ebrio... lo siento... —le digo a la pared que tengo en frente... —¿Te encuentras bien? —la voz ronca y fuerte de un hombre me hace abrir los ojos. La pared que creí ver, se convierte en la mirada transparente de un tipo un poco más alto que yo que me mira con lo que parece odio o no lo sé, estoy viendo borroso. —Mierda... eres el Hulk Italiano... ¿o algo así? —me rio de mi propio pensamiento estupido. —¿Has venido solo? —pregunta con un acento italiano pronunciado, y es la voz más profunda que he escudado en mi vida. O puede ser el alcohol... hace mucho calor... —No... ella está... —señaló a la chica que ha desaparecido de mi lado. —Desapareció o se la robaron... pero creo que quería llevarme a algún lado... —No deberías de beber si no puedes controlarlo. ¿Me está riñendo? ¡¿A mi?! ¡¿Tiene idea de quien soy?! ¡Soy Kasper Allangerd! El mejor corredor y futuro dueño de las pistas en Italia. No debería de beber y meterme en problemas para lograrlo y satisfacer a mi querida Leila. —Bien... bien... me iré ahora porque hace mucho calor. Me doy la vuelta para salir de ahí pero esta vez si me golpeo con algo. —Mierda... ¿Quien puso la pared aquí? —maldigo. —Es una puerta. —escuchó al tipo. Regreso la mirada a él quien espero no esté tratando de secuestrarme o pelear conmigo, le romperé la cara si se atreve a hacer algo... —Vete a casa, estás muy tomado. —mi cerebro procesa la información con lentitud. —¿Quien mierda... eres para... darme ordenes? —le empujó con la mano. La mirada que me ofrece es de desdén, o por lo menos parece no poder cambiar la cara. Parece enojado, tiene buen aspecto pero parece furioso por alguna razón. —Tu dueño. —responde. Un segundo de silencio se hace entre ambos, solo un segundo porque termino carcajeándome al escuchar semejante estupidez. —Amigo... me halagas pero no soy de esos. —el tipo se mantiene en silencio. Ignoro lo que ha dicho caminando lejos de él, estoy ebrio pero no lo suficiente para terminar con un tipo en algún lado. No soy esa clase de persona. Me tambaleo perdiendo el equilibrio. Una mano en la cintura me detiene y es el mismo tipo. —Mierda... ¿piensas robarme o algo así? —me suelto del agarre. —Te llevaré a tu casa. Sígueme. —creo que está ordenándome algo... ¡Ni loco! Camino en dirección contraria a él, mi único problema es que necesito ir al baño porque siento el estómago revuelto. ¿Qué tanto he bebido? Soy bueno con el alcohol. Entro al baño de hombres casi perdiendo el equilibrio otra vez, resbaló en la entrada pero trato de mantenerme de pie apoyándome del lavado. Mi cuerpo acalorado me incomoda, el sudor que recorre mi frente me enoja por lo que desabotono mi camisa quitándomela. Abro el grifo echándome agua en el cuello y el dorso, la sensación me gusta. Mi piel blanca levemente enrojecida, agradece el gesto refrescante. Incluso una sensación excitante. Me percato de la presión en mi pantalón. —Maldición... esa chica. Parezco tener una tienda de campaña. Los baños están solos por lo que podría arreglarlo pero no tengo el deseo de auto darme placer, estoy muy ebrio para no desear que una preciosa mujer la ponga en su boca. —¿Debería de buscar a esa chica? —me pregunto a mi mismo viéndome en el espejo. La cabeza me da vueltas de un momento a otro, no he tomado lo suficiente para sentir que la cabeza me da vueltas. ¿Consumí algo que no debía? Me ha pasado antes y no ha salido para nada bien. —Leila va a matarme. —gruño nauseabundo. En el reflejo del espejo vuelve a aparecer el hombre de hace unos minutos. No tengo la fuerza para discutir con otro tipo y menos para meterme en un escándalo. —¿Me estás siguiendo? La pregunta no lo inmuta, no es que me interese de todas maneras aunque es repentino como las palabras de Leila viajan hasta mi cabeza en este momento. —No quiero tener problemas, voy a... —me tambaleo sintiendo una punzada en la cabeza. —Voy a irme ahora. —retrocedo. Trato de ponerme la camisa otra vez, pero no puedo porque me tiemblan las manos. —¿Piensas salir de aquí con eso? —señala mi entrepierna. ¡Mi polla sigue erecta! —No pienso masturbarme en un baño público. Es asqueroso. —Pensabas traer a esa chica hasta aquí, no veo una diferencia. Es lo que acostumbrar, meter tu polla en cualquier lugar. —no me gusta para nada el tono que usa diciéndolo. ¿Quién se cree que es? —Prefiero recibir el placer de una preciosa mujer a mis manos. —respondo sin inmutarme. Decido ignorarlo echándome agua en la cara, tengo que despabilarme y regresar al hotel sano, salvo y sin meter la polla donde no debo. Es decir una mujer que pueda llevarme a la perdición. Concéntrate Kasper. Maldición. La ereccion en mis pantalón no desiste, pero este tipo tiene razón y no puedo salir de aquí con esto. Tambaleándome camino hasta uno de los cubículos, el tipo sigue ahí pero no dice nada. —Puedes salir y cerrar la puerta con llave. —digo cerrando la puerta. Por suerte los sanitarios están limpios, abro el cierre dejando libre la roca que llevo. —Joder... ¿por qué ahora? Es asqueroso. —maldigo de todas maneras. Sexo en los baños nunca me ha resultado placentero, irónicamente pretendía traer a una chica hasta aquí. Me masturbo rápido pero la atmósfera me resulta incómoda, por más que trato hacerlo no puedo, no estoy excitado pero sigo teniendo una ereccion. Unos minutos después, frustrado y con la cabeza dándome vueltas, salgo del cubículo buscando la solución más sencilla, irme y buscar una mujer. —¿Terminaste? Ha sido rápido. Me sobresalto escuchado la voz ronca del tipo a mis espaldas. ¿Por qué sigue aquí? —¿Que haces aquí? —le miro. Está cruzado de brazos recostado sobre la puerta, parece un cabron altanero mirándome con desdén. Fija la mirada en mi polla y la señala. —No parece que arreglarás el asunto. —espeta. —¿Necesitas ayuda? —creo que hace una mueca en forma de sonrisa. ¡¿Qué mierda a dicho?! —No. Joder... ¿qué quieres? —gruño molesto. —No soy gay, y si lo fuera créeme prefería a alguien mucho más pequeño, con pechos, un buen trasero y cabello largo. ¡¿Qué estupidez estoy diciendo?! Estoy mareado, ebrio y con una ereccion tamaño montaña. Me duele la cabeza, tengo náuseas y soy imbecil por dejarme llevar por una mujer otra vez. Llamaré a Leila y ella solucionara esto. —La necesito a ella. —busco el móvil en mi bolsillo. —La chica con la que pensabas pasar un "buen" momento, distribuye extasís y otras sustancias, no te desharás de eso hasta que no le des la atención que necesita. Joder con este tipo. Ignoro las estupidas palabras que salen de su boca, colocándome la camisa. Paso de él pero me detiene tomándome del brazo. Mierda. Estoy mareado y este tipo con un movimiento casi me tira. —>>>¡Que mierda! —le empujó porque el cabron me sostiene por la cintura. —Inglés, por favor. La diferencia de estatura son solo unos centímetros pero puedo sentir su mirada fija en mi, la cercanía me hace analizarlo. Cabello oscuro, barba fina oscura y su mirada... es gris. Una mirada casi transparente. —Tus ojos... ¿Son reales? —preguntó sin pensar. El no dice nada. —Impresionantes, ¿Eres un fantasma o algo así? —joder, un momento. —¡¿Estoy alucinando?! Mierda. Mierda. Leila va a matarme... estoy ebrio... drogado.. y veo fantasmas. El tipo no dice nada más, ni siquiera estoy seguro si es real. Me suelto pasándole de largo, salgo del baño caminando como un idiota entre las personas que espero no tengan ni la mínima intención de verme. Necesito aire y necesito llegar a casa. Salgo del local caminando hasta mi auto, saco las llaves de mi bolsillo abriendo la puerta. No puedes manejar de sta manera, Kasper, no seas imbecil un error y tu carrera podría irse a la basura. Eres el mejor, siempre el mejor. Me quedo sentado en el piloto, cierro los ojos por unos segundos. Joder, tengo la polla dura y estoy totalmente echado a la basura en mi propio auto. Resignándome a lo que debo hacer, abro el pantalón para sacarla y hacerlo. —Duele, maldición. ¿Qué me dio esa chica un bote completo de viagra? —me masturbo con el menor de los deseos. No puedo darme ese tipo de placer. Paso unos largos minutos tratando de correrme pero no puedo. No logro sentir nada que no sea dolor, mi propia polla no quiere mi atención. Joder. La cabeza me da vueltas y el estomago son un revoltijo. —Maldita sea. La puerta del copiloto se abre de golpe, me sorprendo viendo al tipo fantasma meter su cuerpo en mi auto como si fuera suyo. Le miro sin entender que mierda esta haciendo pero el tipo no dice nada, acaso está siguiéndome o algo parecido. —¡Qué mierda! —gritó. —Cierra los ojos. —ese tono de mandato otra vez. —Ciérralos. —dice fuerte. Mierda. No pienso hacerlo. Dice otras cosas en italiano que no logro entender, ni me da tiempo de comprender. Se mueve en el asiento y sin decir nada agarra mi polla con sus manos. —¡¿Qué haces?! No. ¡Suéltame! —le empujó. ¡Me está tocando! Le empujó quitándolo de mi pero el me mira enojado. —Créeme que ni siquiera un hombre joven puede soportar una ereccion por mucho tiempo, el estimulante que ingeriste es fuerte. Necesitas correrte, no puedo darme el lujo de llevarte al hospital a desintoxicarte. —lo dice de una manera que pareciera es mi maldito responsable. ¡¿Quién mierda es este tipo?! —¡Lo haré yo mismo! —vuelvo a empujarlo. —No creo que otro hombre tocándome sea de mucha ayuda. —ni siquiera mis propias manos han podido hacer algo. —Me haré cargo, no me importa si eres hombre. —¿Eres gay? —el me mira molesto. —No soy prejuicioso pero no quiero que me toques. —trato de empujarle, el maldito tipo es fuerte. —No soy gay. Ahora, cierra los putos ojos. —vale, ahora esta furioso. —No. —insisto. El termina cabreandose. Me detiene las manos levantándolos por mi cabeza inmovilizándome. Quiero quitarme pero el cabrón está tocándome y mi maldito cuerpo responde al tacto. Es diferente, su enorme mano fría y pesada me acaricia el pene, es un hombre y está tocándome... —No... mmmm... déjame... joder... —reprimo cualquier sonido extraño. Me esta masturbando un hombre, y joder, lo esta haciendo muy bien. Ni loco voy a aceptarlo pero los movimientos resultan satisfactorios. Incapaz de razonar y deseando que esto sólo sea algo del alcohol, le observo. Él con su mirada fantasma está se fija en. I y joder, esta haciendo un buen trabajo. —Cierra los ojos. —vuelve a decir. Lo hago sin rechistar. Soy un hombre cien por ciento heterosexual que está recibiendo un handjob por otro hombre. Joder. Es un locura. —Mierda. —me muerdo el labio. La sensación es increíble, maldita sea, estoy excitado. Muy excitado. Los movimientos son continuos, me dejo llevar por el placer que me proporciona. El calor en mi cuerpo y el sudor vuelve a convertirse en un problema pero paso de él sintiendo como mi polla recibe la atención que merece. Maldición. Ni siquiera pienso en que es un hombre, la sensación es placentera... y eso no me hace gay.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD