Punto de vista de Nora:
Entró en la Suite Alfa y se dirigió a su sala de estudio. Una sola lágrima fue todo lo que derramó, y no habría más. Puede que le doliera decir esas palabras en voz alta, pero ya conocía la verdad. Ni siquiera esperaba trabarse al hablar o derramar esa lágrima frente a él, no le regalaría sus lágrimas, se había dicho a sí misma que él nunca vería cómo se sentía realmente, porque no merecía saberlo.
Pero no habría más. Eso era todo por parte de ella. Se hundió en su escritorio de estudio, encendió su portátil, inició sesión en su curso y leyó la siguiente tarea que tenía pendiente, imprimió todos los detalles y comenzó a marcar cuáles eran las cosas más importantes en las que necesitaba centrarse, para luego reforzar lo aprendido.
Siseó de dolor y se volvió para mirar su propio brazo mientras sentía cómo los dolores de la traición subían por él, y apretó los dientes contra eso mientras sus ojos se dirigían al techo. Incluso ahora, él iría a ver a Gloria, para consolarse con ella, cuando él era el que estaba realmente equivocado.
No esperaba que él subiera aquí y se disculpara con ella en lo absoluto, no cuando ella no significaba nada para él, pero no esperaba que él le causara dolores de traición una vez más, no al menos esta noche, sabiendo que era su cumpleaños, probablemente estaba tratando de castigarla por delatarlo ante la manada, se dio cuenta de ello.
Sabía solo por esa cosa, y el dolor que sentía, que lo encontraría acechando en esta misma habitación, mirándola fijamente, un Alfa enfadado por humillarlo al llamarle la atención frente a los miembros de su manada, no siempre era una muy buena idea; él pensaba que podía gritarle por no preocuparse por él, y ella había cambiado las tornas por completo, y a él no le gustó eso.
Ella se preguntaba ahora mismo, qué tipo de Alfa era realmente él, ya que se fue tocando a otra para que ella lo sintiera también. ¿Le rugiría y la golpearía por humillarlo frente a su manada? Nuevamente, era algo que ella no sabía, eso era algo que no le favorecería, porque sin Rosa, a ella le dejaría un moretón, y ella no podría sanar lo rápidamente. Tomaría una semana o más sin la curación de lobo para resolverse por completo.
Nora caminaría por la manada con eso a la vista de todos, y cuando o si alguien le preguntara al respecto, simplemente diría: "Jace me golpeó por no recordar mi cumpleaños y por decirlo para que todos lo escucharan."
Él aprendería que su ladrido era peor que su mordisco, hasta que llegara el día en que realmente lo mordiera, y arrancara un pedazo de su corazón y su alma. Ella se arrancaría de él para que todos lo vieran. Esto, lo que estaba sintiendo, ya no era nada comparado con lo que quería hacerle. Quería destrozarlo con todo lo que tenía, pero no podía, porque en ese momento era tan débil como un humano común, porque Rosa no sería parte de la manada.
Pasó más de una hora antes de que oyera la puerta de su estudio abrirse lentamente, y supo que era él. Ni siquiera tuvo que mirarlo para saberlo. Podía sentir su presencia de Alfa en la habitación. —Nora. —murmuró. —, lo siento. —suspiró y entró en la habitación.
—Yo también. —declaró ella con suma frialdad, sin mirarlo, pero no lo decía porque él hubiera olvidado su cumpleaños. Nunca había esperado que lo recordara en primer lugar. Sin embargo, lamentaba haberse dejado engañar por él, lamentaba haberlo amado en primer lugar, solo para ser traicionada por él desde el principio, todo fue parte de su estúpido plan, traicionada antes de que él siquiera hundiera sus colmillos en ella y ella lo supiera.
Lamentaba haber sido tan ingenua como para pensar que un vínculo de compañeros significaba amor puro y verdadero, que si daba su amor le sería devuelto con la misma fuerza. Eso, ahora entendía, no era lo que realmente significaba en absoluto. No, era solo que su Diosa emparejaba a dos de sus lobos, nada más. No emparejaba a las contrapartes humanas; los humanos, sabía, eran volubles y crueles, poco confiables e incluso mezquinos, con aquellos a quienes se suponía que debían amar. Su contraparte humana era todas esas cosas.
Lo vio en su visión periférica mientras él se arrodillaba junto a donde ella estaba sentada, y su mano se extendía para tocar su rostro. Ella lo apartó con suavidad, sin querer que él la tocara. Acababa de venir de tocar a Gloria. Podía irse al infierno con ella por lo que a ella le importaba él en este momento. —No me toques. —dijo, manteniendo sus ojos en sus estudios.
Vio la única rosa roja frente a ella mientras él se la ofrecía. —Lo siento, lo olvidé. Por favor, perdóname por lo que he hecho. —murmuró, y aunque sonaba como si realmente lo sintiera, ella sabía que era todo una mentira, todo sobre él era una mentira, su plan malvado de vida era una pesadilla.
Nora sabía que él podía sonar como si la amara, llenar su voz de deseo e incluso permitir que llegara a sus ojos, pero no era real, solo el vínculo de compañeros, no amor. Ella lo apartó de ella y se dio la vuelta alejándose de él. —Si crees que una sola flor que tomaste del jarrón de la oficina de la Luna arreglará esto, estás equivocado. —le dijo, dejándole saber que sabía de dónde la había sacado.
Sabía que a esa hora de la noche no había manera de que él pudiera conseguir una rosa en ninguna floristería. Era martes por la noche y pasadas las nueve, y el único lugar donde alguna vez vio rosas rojas fue en la oficina de la Luna. Eran las flores favoritas de Gloria, y hasta donde Nora sabía, nadie más en la casa de la manada tenía rosas rojas en un jarrón. Parecían ser exclusivamente para la Luna dentro de esta manada.
—Nora, por favor, estoy tratando de compensártelo. —suspiró con suavidad.
—No me importa tu disculpa, Jace, tenías toda la intención de echarme una bronca cuando llegara a casa. —sus ojos finalmente se encontraron con los de él. —, frente a todos, tu unidad, Gloria, los miembros de la manada también, solo que no te diste cuenta de que no tenías nada con qué respaldarlo. No te preocupabas por mí en absoluto, ¡ni siquiera sabías que no estaba en la manada, ¿verdad? —no era una pregunta, sino una afirmación, porque sabía que no lo sabía.
Vio lo que pensó que podría pasar por culpa cruzar su rostro, y supo en ese instante que tenía razón. No tenía idea en absoluto, simplemente tomó las palabras de Gloria, fueran cuales fueran. —Déjame en paz. ¡Ah! Y para que lo tengas claro, no estoy interesada en follar contigo esta noche, y tampoco dormiré en la misma cama que tú. Así que solo vete y déjame tranquila.
Vio sus ojos abrirse ante sus palabras tan directas sobre cómo iba a ser el resto de la noche para él. Él nunca usaba la palabra follar para describir querer estar con ella, decía tener sexo, y otras veces hacer el amor. Más a menudo, simplemente le decía que la quería o la necesitaba, y podía sonar como si realmente lo sintiera también. Pero no era más que el vínculo de pareja.
Lo vio levantarse, darse la vuelta y salir de la habitación sin decir nada más, llevándose esa rosa con él, incluso cerró la puerta detrás de él suavemente. Estaba un poco sorprendida de que no la cerrara de un buen portazo. Demonios, estaba sorprendida de que no hubiera desatado su furia sobre ella por sus palabras. Pero realmente, ¿qué podía esperar él de ella está noche? Ella lo había dejado claro y había dado en el clavo de la situación.
Incluso había ido a ver a Gloria antes de venir aquí con ella, tuvo el descaro de presentarle la flor favorita de su Luna, el amor de su vida. No lo sentía en absoluto. Solo estaba tratando de apaciguarla porque aún no la había dejado embarazada, y necesitaba eso de ella antes de terminar todo.
Se puso los auriculares y puso algo de música que coincidía con su estado de ánimo y simplemente se sentó allí y se concentró en sus estudios. Iban a salvarla, a sacarla de esta pesadilla de vínculo de compañero, el semestre estaba a la mitad, podía sobrevivir aquí durante la otra mitad. Pasar por esto ahora a esta edad la iba a hacer más fuerte, más resistente y decidida. Cuando todo terminara, sería capaz de lidiar con cualquier cosa que le lanzaran.
Así es como veía esta parte de su vida. Podría ser doloroso sufrir aquí a manos de un Compañero que no la amaba. Pero no era probable que consiguiera otro después de rechazar a un Regalo de la Diosa. Pensó en eso. ¿Querría siquiera uno? No, podría convertirse en una arquitecta rica y vivir su vida como mejor le pareciera.
Salir con quien quisiera, humano o lobuno, o cualquier especie que le diera la gana y vivir su vida sin preocuparse de si conseguía otro compañero o no. Y no aceptaría ciegamente a nadie nunca más. No, si le regalaban otro, y él la quería, entonces podría demostrarlo, de la manera larga y difícil.
No iba a permitir que nadie la marcara y la tomara como pareja de nuevo sin conocer completamente quiénes eran y qué ocurría dentro de su manada. Si esa pareja la amaba, esperaría meses para reclamarla, años sin ser marcada ni emparejada si era necesario para que ella descubriera todo lo que había sobre ellos. Aunque en ese momento, realmente no le importaba en absoluto tener otra pareja.