El momento en que todo comenzaba a dar un punto en contra a Mila parecía ejecutar su plan a la perfección, luego de disparar la cámara de seguridad miró a Beltrán furiosa como si faltara poco para que le acertara un golpe en su cara llena de confusión, pellizcó levemente su entrecejo y presionó un pequeño botón en uno de sus aretes. Se trataba de un pequeño comunicador que le informaba de toda la situación a Julia una experta en tecnologías.
— July… — indicó mientras revisaba el cuerpo inconsciente de Silvia, revisó ambos bolsillos y también buscó alguna pista que en ese momento le fuera de ayuda — la cámara de seguridad grabó todo, revisa en la pagina del distrito si hay reporte por informe de caso.
— Mila, si lo hay — respondió casi sin ganas, Julia en ese momento miraba el informe y una captura que mostraba a Beltrán con el cuchillo en mano — fueron reportados a las 19h 27, si tenemos suerte quizá se demoren 20 minutos en llegar al lugar y comenzar un barrido.
Julia era una buena amiga de Mila, en aquel bajo mundo, nadie la conocía tan bien como ella incluso al punto de ser la segunda en saber sobre Cecil, se había encargado de todo para gestionar las identidades y el deposito de ganancias de Mila para mantener la fachada de la fundación, siendo una huérfana se sentía como en casa junto a su amiga, no obstante, su rostro infantil que aparentaba menor edad a la que tenía realmente (27 años) guardaba una capacidad impresionante en el mundo informático, habilidad en sistemas y formas de hackeo eran su especialidad, en ese momento estaba a cargo de informar sobre la situación a su amiga, pero, nada la habría preparado para lo que sucedió más adelante, pues aquel informe mostraba a su amiga como cómplice de Beltrán y la involucraba en lo que se convertiría una cacería de brujas para ellos. Siguió tecleando, intentando hallar alguna pista al mismo tiempo que pasaba desapercibida por los rastreos del distrito, era una tarea sumamente compleja que no podía permitirse renunciar.
— Hay un sujeto en una de las salas de juntas, parece que es al final del pasillo — informó mediante un pequeño micrófono cerca de su computador, de inmediato se dispuso a ingresar en el servidor y colocar una imagen para que nadie notara el ingreso de Mila a la habitación.
— ¿Quién más estaba en este edificio contigo? —cuestionó al joven que miraba aun sin poder creer lo que había hecho — responde — insistió con tono duro con tal de llamar su atención.
— No había nadie, llegué y luego escuché un grito en la sala de audiencias — explicó lo mejor que pudo.
— Llévame a ese lugar — ordenó sin miramientos — hay que averiguar que planeaba esa mujer.
Beltrán miró detenidamente a la mujer mientras continuaba caminando, parecía seria y su mirada era afilada y calculadora, aun así se notaba que estaba cansada por la pelea y que moverse le era complicado debido a los golpes ¿sino la hubiera ayudado, habría sobrevivido? Preguntó para si mismo, de todos modos, no podía evitar ver aquellos ojos negros completamente como si su mirada hubiera absorbido la luz completamente, era algo hipnótico y le atraía como si un imán se tratase, de pronto su mente volvió a la realidad cuando al final del pasillo vio la puerta de aquella sala por donde vio salir a Silvia, aun recordaba como la sangre teñía el suelo y la mujer caminaba alegremente como si aquel acto sangriento la hubiera revivido.
La habitación tenía rastros de sangre y se notaba en el fondo un cuerpo recostado y con un puñal en su pecho, asumió que esa había sido la causa de su descenso, aun así, miró el desastre a su alrededor, varias hojas arrugadas y la silla tirada hacia un lado.
— Julia, voy a comenzar a informarte — indicó mientras sostenía su mano contra su oreja — ¿estás lista?
— Si, Mila, el jefe también está con nosotros — indicó desde su asiento mientras notaba como Simón se acercaba a ver las cámaras.
Mila había aprendido muchas cosas desde que ingresó a ser parte de la mafia, y conjunto a la ropa que vio en Silvia, concluyó en que deseaban culparla de la muerte de Marco Gard y de Beltrán Cold, al acercarse identificó que sus sospechas habían sido acertadas, puñal en el pecho justo en el corazón y lengua cortada, era una imitación bastante buena, pero había fallas ligeras, para empezar se notaba en sus muñecas que había sido atado a la silla y según su rostro había sido golpeado en varias ocasiones antes de ser asesinado, la mujer informaba todo lo que veía con lujo de detalle mientras Beltrán observaba la mesa y miraba de reojo las hojas arrugadas. De pronto, algo llamó la atención de Mila, marcas de tinta en su mano derecha especialmente en su pulgar, notó a un lado la botella de ron tirada en el suelo aun con un poco de liquido que no se había escapado, levantó la botella y la acercó a su nariz para luego probar una pequeña parte, al instante sintió un sabor amargo muy fuerte mesclado con el licor.
— Maldición — se quejó mientras dejaba tirada la botella y caía violentamente de espaldas, apenas podía estar consciente.
Beltrán al ver como la mujer quedaba sentada en el suelo se le acercó inmediatamente sin saber que hacer, trató de hablar con ella y llamar su atención pero ni siquiera sabía la identidad de su salvadora, tan solo palabras como “oye” “tú” y “despierta” eran mencionados en su vocabulario entre que la mujer sacaba de su gabardina una pequeña inyección con un líquido amarillo muy sospechoso, para su sorpresa notó como estaba apuntando torpemente en su pierna y al entender vagamente lo que trataba de hacer el mismo tomó la inyección para luego insertarla en la pierna de la mujer de inmediato, pasaron unos minutos antes de que volviera en sí, su mente volvía a tener claridad lentamente y su oído comenzaba a receptar la voz de Beltrán de nuevo.
— Oye ¿Estás bien? — dijo finalmente al ver como la mujer volvía a estar consciente, tan solo dos minutos bastaron para que ella no reaccionara, en ese corto tiempo sintió que todo había acabado y fue entonces que comprendió algo impactante, aquel puñal que vio al inicio no había sido el causante de la muerte de Marco Gard.
— ¡Mila! ¡Mila, escúchame! — se preocupaba cada vez mas al escuchar y ver por la cámara como su amiga caía desplomada y luego casi inmediatamente volvía a recuperarse.
— Estoy bien — dijo molesta — Silvia, puso un veneno bastante potente en el ron — explicó mientras tomaba una muestra con un gotero y luego continuaba revisando los papeles en la mesa — Gard tenía una marca de tinta negra en su dedo pulgar, específicamente el derecho — continuó ya mucho mas relajada.
— Oye… enserio ¿estás bien? — interrogó Beltrán bastante impresionado de como su recuperación había sido rápida.
— Envenenaron a tu trabajador — respondió cruzando miradas por un momento — es un veneno que te nubla el juicio por lo que no habría supuesto un problema, pero — pausó mientras dirigía su mirada al cuerpo inerte — el problema de Silvia es que jamás se mide, seguro puso algo mas para que fuera así de potente en el licor, es una suerte que solo haya probado apenas un poco.
En ese momento el dueño del edificio no dudó de las palabras, su apenas había rozado el licor con sus labios provocando aquella reacción no se imaginaba lo que pudo haber sucedido en ese momento cuando Gard había ingerido mas de un bocado, sintió que podía confiar en ella por el momento y dado que no tenía alternativas su juicio lógico finalmente parecía volver a su mente.
— Dijiste que el pulgar derecho de Gard estaba cubierto de tinta ¿verdad? — la miró a los ojos ahora dispuesto a ayudarla en lo que necesite, tampoco tenía muchas alternativas, pero en ese momento debía dejar que las cosas funcionaran así — eso es por que seguramente firmó una carta poder para entregar sus acciones del conglomerado.
— Explícate — miró detenidamente a su acompañante mirando una seguridad total en sus palabras, ya no estaba temblando como hace un rato lo hacía, quizá el shock de estar en medio de una batalla a muerte lo habían desmoralizado, pero ahora su rostro se notaba seguro y manteniendo fuerza para no volverse a acobardar.